Capítulo 12

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Las piezas de mi corazón te están extrañando...”

Punto de vista de Faith

Lloré desconsoladamente en el hombro del oficial Stevens, quién por su walkie talkie se comunicaba a la Central de Policías.

Me negué a echar otro vistazo hacia ahí. A pesar de ello, la imagen del cadáver descompuesto de mi hermano yaciendo en el piso de aquel recibo, siendo comido por infinidad de bichos, se quedaría grabada en mi mente hasta el día en el que me reúna con él, a donde sea que los muertos vayan.

Vamos, necesitas salir de aquí” Explicó Stevens con un tono que emanaba tranquilidad... Misma que quizás yo nunca recupere

Con su mano derecha me agarró del antebrazo, levantándome del suelo, mientras que con su mano izquierda se cubría la nariz y boca de aquel hedor que emanaba el cuerpo; al cual le echó un último vistazo, incrédulo, antes de salir de ahí.

Ver las expresiones de mis padres por primera vez desde que supieron lo de Will, fue probablemente lo más difícil que he tenido que hacer en mi vida.

Clamé por ellos y corrí hasta sus brazos, acogiéndonos en un abrazo mutuamente.

Mi madre lloraba y lloraba sin parar. Mi padre estaba inexpresivo... vacío por dentro, si me explico bien. Nunca en mis diecisiete años de vida lo he visto llorar. Y quizás tampoco ha asimilado la noticia. Ninguno de nosotros lo ha hecho puesto el duro y repentino golpe que nos ha dado la realidad.

Permanecíamos en las afueras de aquella casa en la que la vida de mi hermano tuvo fin, de sobra esta decir que fue un asesinato.

Después de lo que parecieron horas, Stevens salió y todos nos acercamos a él, esperando que nos diera alguna noticia. Quizás algún indicio de como fue que todo esto ocurrió.

Bien” suspiró antes de decir cualquier cosa, lo que se venía no era nada bueno “Necesitaremos hacer una autopsia antes de declarar la causa de la muerte, pero el investigador forense puede adelantar que su hijo sufrió grandes heridas en su mayoría en el rostro y cuello, que no pudieron ser producidas más que en un salvaje acto de canibalismo

Mi madre se llevo la mano a la boca, horrorizada, indignada... la expresión en mi rostro debió ser digno de un poema, igual en el caso de mi padre.

Ahí es cuando todas tus pesadillas y temores de la infancia –y la no tan infancia-- se hacen realidad en su forma más macabra.

No sabemos a donde están los habitantes de esta casa” Hizo un gesto hacia atrás, refiriéndose a la también escena del crimen “Pero tomamos una foto familiar que encontramos en el recibo, y fuimos a la casa de al lado, donde nos confirmaron que estos son los habitantes”

El Oficial nos mostró una foto, donde se veía una familia aparentemente muy feliz: una señora de unos 35 años, con cabello castaño y ojos verdes; un señor de la misma edad, con algunos tatuajes en sus brazos, con cabello oscuro y barba de unos tres días. Y... no. No puede ser.

Bipolar© {#1 The Bipolar Series}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora