KATE
Los pasillos estaban solitarios, no había nadie, ni un tío liándola o un profesor de guardia. ¿Cómo se podían fiar de críos como estos? Era irritantes e incluso se podía decir que odiosos, podía ser que estuviera muy buenos, pero aparte del físico, no había nadie en esas huecas cabezas. Me dispuse ir a la cafetería, hasta que el ruido de un piano resonó por el pasillo, sonriendo porque creía que era Ash, abrí la puerta. Me quede perpleja al ver la oscura habitación, donde solo se podía ver el piano y la silueta de un chico, cuyo rostro no veía, maldije.
-¿Quién anda aquí?-pregunté curiosa, pude oír el grito de un hombre.
-L-lo siento...solo...solo... estaba tocando el piano, ¿eh echo algo malo?-preguntó una voz muy suave, sonreí.
-No que va, al contrario, me encanta la melodía, ¿podrías tocarla para mi? Por favor-dije por lo con un tono bastante dulce.
-¿Pa-para t-ti? ¿No quieres ir con los jugadores de futbol? Seguro que te lo pasaras mejor con ellos que conmigo-dijo un poco herido, bufe en broma.
-Toca el piano, y no digas tonterías, al parecer eres bastante tímido...así que...me girare y cerrare los ojos a pesar de que la habitación esta oscura.
Me di la vuelta y coloque mis manos en mis ojos, el chico, se rio por lo bajo, al ver los extraños movimientos que hacía, solía pasarme cuando estaba nerviosa o ansiosa de algo.
-Vale, pero solo una cosa.
-¿Si?
-No le digas a nadie que estoy aquí.
-Vale, te lo prometo por Snoopy-alce la mano en señal de promesa, se rio.
Era una risa muy dulce, casi única, me trasportaba a otro mundo. De cara a la pared, empecé a mover las piernas, aun oyendo su risa, empecé a quejarme en broma.
-¡Venga! ¡Estoy deseando oírte tocar!-dije como una niña pequeña, el suspiro.
-De acuerdo.
A los pocos segundos, una dulce y refrescante melodía inundaba la oscura habitación, note como una sonrisa se posaba en mi cuando termino. Me iba a girar, pero un grito hizo que me quedara en el sitio.
-No por favor...no quiero que veas como soy, quédate así, hasta que me vaya...por favor-dijo con un voz muy dulce.
-Vale, que conste que lo hago porque me ha encantado la melodía que has tocado.
Dicho eso, me tape de nuevo los ojos, a los minutos, pude oír como la puerta se cerraba. Espere unos pocos minutos y salí de la sala. Al salir al pasillo me percate de una nota que estaba en el suelo, como mi curiosidad pudo conmigo y lo cogí, cuando lo leí una estúpida sonrisa se poso en mi.
"Al parecer eres curiosa, yo soy todo lo contrario, pero bueno...solo quería decirte que gracias por no girarte y por escuchar como torturaba un poco el piano, espero verte más por allí, me encantaría que me hicieras compañía...si quieres...y si tu novio te deja.
Firmado: El chico invisible"
Me guarde la nota en el bolsillo, no me atrevía a enseñarle la nota a mi hermana, algo raro, ya que le cuento de todo. Me di una gran vuelta por el internado, para quitarme la sonrisa que se posaba en mi rostro, no quería que Ash me hiciera un interrogatorio de tercer grado, ya que ella es muy buena en eso, yo solo logro hacer que pierda la paciencia, ha tal punto que se lanza sobre mi y me lo confiesen todo. Al llegar a mi habitación, la mirada inquisitoria de mi hermana me derretía como el fuego y el hielo. Le sonreí, eso siempre funcionaba con ella.
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¿INTERNADO DE HOMBRES?
Teen FictionDos chicas. Dos perfectos desconocidos. Un misterio que resolver. Un internado lleno de hombres. Solo dos mujeres. Celos. Peleas. Engaños. Y un solo proposito. No enamorarse... ¿lo lograra?