CAPÍTULO 12

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KATE

Mi mente trabajaba a un ritmo dificil de seguir, a pesar de que mi curiosidad y las ganas de ver al hombre invisible se me hacía tentador, tenia que mantener la mente fría, no estaba aquí para ligar ni mucho menos preocuparme por un extraño, cuyo rostro esconde. Empecé a dar vueltas sobre mi minuscula cama, el colcho era odioso y echaba de menos mis sabanas de seda que tanto me gustaba. Aburrida y molesta, me puse las pantuflas de conejo y salí de la habitación rumbo a la cafeteria, mi hogar, mi paraiso, mi... Me corte a mi misma.

<<Ya deja de dramatismos, a verte echo actriz y no espía>>me riño una vocecita en mi cabeza.

En un suspiro, me encamine a la maldita cafetería que estaba en el primer piso, tenia que bajar escaleras y eso a mi no me gustaba. Al llegar, salte de alegría, entre con decisión y mire las vitrinas donde estaba la comida que se había servido este día. Empecé hacer muecas de asco al ver el mejunje verde que se hallaba delanté de mi, con un escalofrio, cogí una manzana y salí de allí como alma que lleva el diablo. Por el pasillo, pude oir la dulce melodía de un piano, sin resistirme, corri hacía la habitación, cuya luz que iluminaba la sala era la de la luna y no servia para mucho.

-¿Hola?-pregunté entrando con sigilo, oí como alguien se caí al suelo.

Intente con todas mis fuerzas no reírme, pero era imposible, me reí a carcajadas, a las cuales se unieron las de él.

-Has venido-dijo con una voz melosa, ladeé la cabeza.

-Bueno...no lo tenia pensado sinceramente, solo quería comer algo y tú melodía me había atraido aquí-dije sentandome en el suelo mirando a la pared para que no se incomodara.

-Pues en estos precisos momentos, me alegro de saber tocar el piano. Si sigo atrayendo a chicas como tú-dijo sentandose en una silla, bufé.

-No soy gran cosa, soy...soy...soy Kate-dije encogiendome de hombros.

Este suspiro, con paso decidido se acerco hacía mi, no podía ver nada, cada vez que quería darme la vuelta, este se negaba. Sin hacer más esfuerzos me deje llevar. La mano de este, fuerte y suave, aparto el pelo de mi nuca, y me lo echo hacía el hombro, extrañada mire a todos lados, menos hacía él, cosa que me costo la misma vida.

-¿Qué haces?-pregunté curiosa, este me beso la nuca.

-Shhh...solo dejate llevar no voy hacer nada-dijo besandome de nuevo la nuca, gemí.

-Me estas poniendo nerviosa-dije con una risita histerica, este con suavidad me dio la vuelta, eso si, asegurandose de que me tapaba los ojos con las manos.

-¿Por qué no quieres que te vea?-pregunté en jadeos cuando sentí que me besaba el cuello.

-No quiero que me mires, tengo miedo a que me juzgen-dijo por lo bajo, no dije nada más.

Ya harta y deseosa de sentirlo, le cogí de la camiseta y lo lleve hacía mi, oí el grito de sopresa que emitio, pero sin dejarle tiempo para hablar le bese. Al principio el beso fue timido e inseguro, pero a los pocos segundos, se torno apasionado y muy abrasador.

Me tumbé en el suelo y note su duro cuerpo sobre mi, sin esperarmelo, note su mano por debajo de mi camisa. Poco a poco mis gemidos resonaron en la sala oscura, la mano del chico invisible se paseaba por mi cuerpo como un poseso. Alzando la ceja, pude notar el nerviosismo que se apodero de él, con una sonrisilla le mire.

-¿Qué te ocurre?-pregunté besando su cuello, este jadeo.

-Nu-nunca he echo nada con un chica...soy...virgen...y no quiero que te decepciones si no lo hago como es debido-dijo nervioso, sonreí más ampliamente.

¿INTERNADO DE HOMBRES?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora