Capitulo 1: Recuerdos

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-"Damas y caballeros, con ustedes el italiano Michele Crispino con su programa corto "Serenade for two"."-

La voz del locutor a través de los parlantes ubicados por las gradas colmadas por el público hizo eco y provocó que las personas guardaran silencio para que el ya mencionado italiano, iniciara su presentación. Dando un par de vueltas por la pista de hielo para hacer algo de tiempo hasta que iniciase la música, se posicionó en el medio de esta y la canción "Serenade for Two" comenzó a sonar. La competencia del Grand Prix era una de las más grandes ambiciones que lograron los mellizos Crispino, y mientras el moreno realizaba su programa, dolido por las palabras de su hermana Sara, patinaba con una gran elegancia y delicadeza, cosa que atraía mucho a la vista del público y en especial, la vista de su gemela.

En las gradas, en la primera fila para ser exactos y sin llamar mucho la atención, había alguien que tenía sus grandes ojos hipnotizados por aquella danza tan perfecta y precisa para sus ojos. Se trataba del checo Emil Nekola quien observaba con una gran sonrisa a aquella persona que tanto admiraba. Su corazón latía con fuerza solo con ver aquellos movimientos y liberó un leve suspiro, para luego cerrar sus ojos. Recordó una pregunta que le hizo la hermana de él hace tiempo. -"¿Por qué estás tan apegado a Mickey?"- Tras recordar aquella pregunta no pudo evitar soltar una leve risa mientras recordaba el porqué. A Sara la veía como una gran amiga, incluso una hermana, pero jamás le contestó aquella pregunta, el porqué de estar tan apegado a persona por la cual ya venía sintiendo algo desde hace bastante tiempo. Comenzó a recordar para sus adentros porqué estaba tan apegado a él, porque lo admiraba tanto, que fue lo que inició todo.

...

Solo tenía 12 años, los había cumplido hace muy poco tiempo. Su equipo de hockey había tenido su primer torneo internacional y se encontraba realmente ansioso por ver un país totalmente distinto a lo que acostumbraba. Apenas bajó del avión, tanto él como sus padres percibieron un gran calor al cual no acostumbraban, por la zona en la que se encontraban. Para sus padres parecía bonita idea tomarse unas pequeñas vacaciones en Italia para ver a su hijo competir en un torneo internacional y por esa razón los padres de Emil lo acompañaron hasta allí. El guía que habían contratado los llevó hasta su hotel donde se alojarían, y lo primero que hizo aquel muchacho que parecía estar lleno de energía fue tomar una siesta luego del agotador viaje.

Su primer día de entrenamiento fue realmente emocionante, se levantó más temprano de lo usual y luego de un desayuno rápido preparó su bolso y salió corriendo de la cocina sin querer perderse su primer entrenamiento. Antes de abrir la puerta, su padre le detuvo pues debía acompañarlo para que no se perdiera en las calles. Partieron ambos juntos hasta el lugar donde se encontraba la pista de patinaje local, y el emocionado niño, con una sonrisa de oreja a oreja observaba todo el camino con mucho detalle para poder ir solo a la próxima sin perderse. En la entrada del lugar se despidió de su padre y entró con rapidez, estaba ansioso por conocer en qué clase de lugar jugaría hockey con sus compañeros. Había llegado al menos una hora antes de lo que habían acordado encontrarse, y mientras caminaba se percataba de un silencio a su alrededor, poniéndole un poco nervioso ya que no se encontraban ni los dueños del lugar. No había ni un alma hasta que entró a lo que era una gigantesca pista congelada y lo primero que notó fue que no estaba solo. Allí, en la pista había un muchacho que se había levantado aún mucho más temprano para comenzar a practicar el nuevo programa que su profesora de danzas le había preparado. Volteó a ver las gradas, solo había una adolescente sentada allí, mirando con atención los movimientos del patinador con el que tenía tanto parecido en apariencia. Sus ojos color amatista emanaban dulzura y calidez, y su sonrisa alentadora le era encantadora al menor. Volteo a ver a dos mujeres de madura edad, pero bastantes saludables paradas a un costado observando con mucha atención los movimientos pero no decían nada. Podía deducirse que una de ellas era la madre de los dos jóvenes por su parecido, pero la otra mujer solo observaba en silencio, sin tener ningún parentesco con ellos.

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