Capitulo 6: ¡Una noche para recordar!

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Luego de invitar a Emil a aquella pijamada, la muchacha dejó sobre el sofá todas las cosas que había comprado. Obviamente su hermano comenzó a ver que había, solo por curioso y ver que había comprado para la cena. Entre las ropas que había comprado le pidió que luego se pruebe algún que otro vestido que le llamaba la atención para ver qué tal le quedaba. Finalmente sacó las cosas para la comida, solo con ver los ingredientes que había en las bolsas captaba la indirecta de que quería comer canelones.

-Ya entendí, quieres comer canelones, como los de la nonna.

-¡Eres el único que sabe la receta a la perfección! Además, así los prueba Emil.

Le respondió la muchacha con una sonrisa, con capricho mientras el rubio también hurgaba entre las bolsas con curiosidad de que había allí.

Mientras el italiano preparaba la comida, observaba por la barra que dividía la cocina del living a su hermana y su amigo hablaban sobre las ropas que había comprado. La morena entraba y salía del dormitorio para cambiarse de ropa y pedir opiniones, las cuales la mayoría de las veces eran positivas. Luego de probarse cada una de las prendas que se había comprado, se puso la ropa más cómoda que había encontrado y salió al ver que su hermano estaba terminando de preparar la cena. El rubio se acercó al bar para inhalar una gran bocanada del olor que emanaba la cocina y el deleite que le provocaba le daba muchas ansias por probar la comida. Se quedó allí parado, con los codos clavados en la barra mientras lo observaba agregar los últimos ingredientes.

-¿Qué haces ahí parado? Ve a poner la mesa, esto ya lo sirvo.

Le dijo el italiano mientras le indicaba con un cucharón. El checo asintió y comenzó a poner en la mesa los vasos y cubiertos junto a los condimentos y un vino para beber que Sara había comprado. El cocinero colocó los canelones ya listos en los platos y los llevó a la mesa donde los otros dos del grupo ya estaban sentados esperando con ansias la comida.

Se sabía que el residente de República Checa jamás había probado la comida italiana, por lo que no comieron ni un bocado hasta que él no lo hiciera. El rubio probó por primera vez la humeante comida italiana y sus ojos brillaron de lo delicioso que estaba la mezcla de carne y pasta casera con salsa que había preparado.

-¡Mickey! ¡Esto está increíble! ¡Mudémonos juntos así cocinas esto todos los días!

Aquel comentario hizo que los ojos del moreno se abrieran como platos antes de meter el primer bocado de su plato a su boca, ni sabía cómo reaccionar ante aquella expresión, por lo que su hermana reaccionó antes que él.

-¿Ah? ¡No señor! ¡Él ya vive conmigo para cocinarme solo a mí!

-¡Eres una egoísta!

-¡Y tu un ladrón de hermanos!

Mientras discutían, Michele aún estaba impactado por la exclamación de su amigo, ya que no sabía bien que era lo que significaba eso, o como controlar sus emociones ante la situación, no entendía nada.

Luego de que terminaran de comer, aún recibía halagos por lo deliciosa que le había quedado la comida hasta que la mujer se paró de su lugar para buscar el postre, un pote grande de helado que había mantenido en secreto para esta ocasión. Los tres se sentaron en el sofá a ver películas de terror que aún no habían visto mientras comían helado.

Luego de una o dos películas ya estaban algo aburridos y sin la presencia del sueño, el aburrimiento era aún mayor. La muchacha les había sugerido salir de noche para pasear por la iluminada ciudad nocturna, ya que era casi medianoche y ambos aceptaron. Salieron de la habitación vestidos para salir y se dirigieron a la Ciudad Luz, para pasar un divertido rato entre los tres. Llegaron a la Torre Eiffel donde se sacaron sientas de fotos que luego fueron publicadas rápidamente. Las fans tanto del checo como el italiano estallaron las redes sociales al verlos juntos y alegres, haciendo payasadas juntos. Tenían claramente entendido que al menos Michele odiaba al hombre con el que se sacaba las fotos, y fue desmentido casi instantáneamente.

Entre risas y bromas, corriendo y persiguiéndose unos a otros, llegaron hasta una discoteca que se encontraba aún abierta y tenían la idea de entrar, pero el mayor no tenía muchas ganas de seguirles el paso.

-No, no creo que me agrade este tipo de lugares. Jamás entré.

-¡Vamos! ¡Te encantará! ¡Solo déjate llevar!

Le insistían entre ambos mientras lo arrastraban de los brazos, haciéndolo entrar por la fuerza. Podía verse su incomodidad y nervios dentro de aquel lugar, el montón de personas, las luces y la música tan fuerte no eran cosas a las que estaba acostumbrado pero no tenía otra que darle una oportunidad. Lo primero que hizo su amigo para acomodarlo a la situación fue ofrecerle una bebida para que se relajara y disfrutara un poco más la fiesta, y luego de un par de tragos, se lo veía menos preocupado y más calmado dejándose llevar por la música que el DJ hacía sonar por todo el lugar. Entre los tres empezaron a robarse la atención en la pista, haciendo pasar un momento realmente alegre y divertido para todos, y en especial para el que entraba por primera vez a lugares de ese tipo. Entre aplausos alentadores del resto de espectadores de aquellos bailes, comenzó a sonar una música más tranquila y romántica, para que comenzaran a bailar en parejas. Antes de que el hermano le pidiera a su hermana de bailar, un completo desconocido se anticipó y ella aceptó ya que lucía bastante decente, lo que dejó a su gemelo solo y dejándose llevar por el momento y por la falta de razonamiento a causa de las bebidas, comenzó a bailar con Emil, quien obviamente aceptó complacido. Su corazón latía realmente fuerte y cada vez que podía, le hacía señas a su amiga italiana con su rostro de la emoción que sentía, a lo que ella le respondía con un guiño, dando a entender que había sido a propósito. La música para bailar en parejas comenzó a volverse más animada y la única pareja de dos hombres que bailaba allí se robó nuevamente la atención de todos al hacer un pequeño baile improvisado con una canción que realmente impresionó a todos por aquellos pasos y movimientos que hacían juntos, como si fusionaran la energía hiperactiva del barbudo rubio con la elegancia y serena calma del moreno italiano. Todos habían dejado de bailar para alentar aquel baile, incluyendo la pelinegra quien se acercó a abrazarlos emocionada una vez que la canción terminó. Realmente estaba agradecida por la felicidad que le generaba ver tal cambio en su gemelo y luego de unas horas, los tres salieron de la discoteca riendo y bromeando. Días como esos entre amigos eran los que realmente se aprovechaban a pasar cada segundo divirtiéndose y yendo de un lado a otro hasta que vieron como poco a poco el amanecer se aproximaba, y se quedaron en donde pudieran ver con perfección tal hermosa vista del sol saliendo. Sentados y abrazados mientras observaban el cielo con alegría, habían pasado una de las mejores noches de sus vidas y era algo para conmemorar por siempre. 

Finalmente regresaron al hotel para dormir un poco, aunque aún no tenían sueño, la adrenalina y la alegría no se les iba y en lugar de dormir solo llamaron a servicio a la habitación para desayunar algo. El único que se durmió en la cama de los hermanos fue Emil, quien luego de las bebidas su cuerpo se empezaba a apagar y acabó por dormirse allí mismo, dejando a los otros dos solos.

-Mírate tú, Michele Crispino se divirtió como alguien normal, ¿Quién lo diría?

-¿Hay algo de malo en eso? Realmente fue divertido.

-No hay nada de malo con eso, solo imagino que no pudiste haber "salido del caparazón" tu solo.

Comentó la mujer mientras observaba el humeante café que tenía en sus manos.

-¿Qué quieres decir?

-Que desde que empezamos a juntarnos con Emil te ves... Más radiante y alegre. ¿O me equivoco?

-¿Quieres decir que si no fuera por él yo jamás haría este tipo de cosas?

-Exacto. Siento que tienes... Una conexión con él, son muy amigos y hace mucho que no te veo reír así. Ni con tus amigos de Italia ríes tan animado.

-Bueno... Puede que haya algo de verdad en eso, pero eso de una "conexión" no te lo tendré en cuenta, digo... Somos amigos, no veo que haya mucho más que encontrar.

Su hermana rió y bebió un poco de su café, estaba segura de que estaba equivocado, y solo podía pensar en las palabras de Emil cuando confirmó que siente algo por su hermano.

-"Estás yendo por buen camino Emil... Sabía que tenías una oportunidad y la estás aprovechando."-

Dijo una pequeña voz en la conciencia de Sara mientras desayunaba.


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