Capítulo 2: Un viaje de amigos

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El Crispino masculino caminaba por los pasillos de hotel donde se alojaba con su hermana enojado, con pesados pasos abrió la puerta de la habitación de su hotel y entró, siendo seguido claramente por su gemela. Ésta entró detrás de él y cerró la puerta detrás de su espalda para intentar calmar el enojo de su hermano.

-¡Mickey! No puedes enojarte por esto, es nuestro amigo. Sé que debí consultarte, pero debiste haber visto su rostro cuando dijo que nos extrañaría, habrías hecho lo mismo si lo hubieras visto.

Se excusó la morena mientras observaba a su hermano caminar de un lado a otro, sabía que le costaría convencerlo de que aceptara que Emil los acompañara, pero el muchacho aún estaba enojado. Sentía que la razón para ir solo era una excusa para estar con su hermana, era bastante terco cuando se trataba de las amistades de su hermana, y cabeza dura en cuanto a sus pensamientos. Sintió como su hermana tomaba sus hombros para detenerlo y mirarlo a los ojos.

-Michele, por favor, Emil es una persona agradable y nos hará bien tener otra persona con la que pasar las vacaciones. Se lleva muy bien contigo, y está harto de decirte que no le intereso. Solo confía en mí, ¿Si?

Michele no podía dejar de ver aquellos ojos amatista que le hacían recordar tanto a su madre. No se podía negar, odiaba cuando ella hacía esas caras a las que no podía decirle que no.

-Odio cuando pones esa mirada... Okey, que venga con nosotros, le daré una oportunidad...

-¿En serio? ¡Mickey! ¡Eres el mejor hermano del mundo! Adoro cuando eres así de amable. Iré a enviarle un mensaje a Emil enseguida.

Exclamó la morena mientras se lanzaba sobre su hermano para abrazarlo, a lo que el mayor correspondió sonriente.

-No, yo le avisaré cuando me lo cruce, ¿Te parece?

Sara casi grita de la emoción, adoraba que su hermano se llevara con aquel checo y el verlo comportarse así le alegraba mucho. Lo tomó de su brazo y entre las repetidas insistencias de "Vamos ahora mismo a su habitación", lo arrastraba para ir a buscar a su amigo, saliendo de su habitación hasta la otra. Era bastante tarde para estar corriendo de un pasillo al otro gritando. Una vez llegaron, golpeó la puerta insistente mientras lo llamaba para despertarlo hasta que le atendieron.

-¿Mickey? ¿Sara? ¿Qué hacen aquí a estas horas?

Comentó confundido el joven mientras daba un profundo bostezo pues sí, lo habían despertado.

-mi hermano tiene que decirte algo.

Dijo para luego empujar al más alto delante de él quien aún no lograba procesar lo que su hermana estaba haciendo.

-Am, yo... Al final decidí que si quieres y no tienes otra cosa que hacer... Puedes acompañarnos al viaje a Francia si gustas.

Confesó con un tono algo bajo y nervioso, no quería llamar mucho la atención y como respuesta obtuvo que Emil lo abrazara, aferrándose a él como agradecimiento por la confianza que le tenía. El italiano no era alguien que le gustaran los abrazos, incluso le fastidiaba que alguien que no fuera su hermana lo abrazara, pero esta vez, por alguna extraña razón sonrió mientras correspondía al abrazo.

-Ya... No hay de que, va a ser divertido que vengas y que nos juntemos fuera del mundo del patinaje.

Finalmente lo soltó, con una sonrisa tan grande como le permitía su rostro, esperando ansioso aquel día, y luego de una pequeña platica con respecto a los detalles del viaje, los gemelos se retiraron a su habitación para descansar un poco.

...

La gran competencia que se llevó a cabo en Barcelona había terminado por fin, a lo que cada patinador decidía que hacer ahora, algunos regresarían a casa para ver a sus familiares, otros se quedarían para hacer algo de turismo, pero los dos italianos y el checo habían acordado hacer algo diferente, viajar a Francia. Con las maletas ya armadas, los tres se reunieron en la estación de autobuses, que les era más cómodo y rápido para viajar al país junto al que estaban. El entusiasta checo, como siempre y cargado de una emoción que le hacía sentir una sensación agradable y cálida, fue el primero en llegar, aprovechó a comprar algún recuerdo de España para su hermano menor y luego un café para una tranquila mañana. Luego de eso, y tan puntuales como siempre llegaron los mellizos, donde podían verse buscando a su amigo, aunque quien más lo buscaba era Michele quien no dejaba de ver a todas partes preocupado por encontrarlo.

-Estás muy preocupado por encontrarlo, ni que lo hubiéramos perdido.

-Solo temo haberlo hecho esperar, debimos haber llegado más temprano.

-Llegamos súper temprano, seguramente ni ha llegado.

-¡Ahí está! ¡Emil!

Una vez lo divisó, comenzó a llamarlo mientras ambos se acercaban a él, su hermana no podía evitar pensar lo extraño en aquella actitud, pero simplemente no quería comentarlo ya que su hermano era una caja de sorpresas y le encantaba ver que más había allí. Una vez se acercaron, ella abrazó al más alto con alegría mientras dejaba a su gemelo cargando con todas las cosas de ella.

Luego de aquel pequeño encuentro se fueron todos juntos a tomar el autobús que los llevaría a Francia, donde Sara insistió que los dos muchachos se sentaran juntos, inventando excusas. Finalmente y sin muchos ánimos su hermano accedió. Mientras conversaban sobre diversos temas entre los tres, el moreno de ojos violetas comenzaba a sentir sueño, los viajes siempre le provocaban que acabara durmiéndose y comenzó a entrecerrar sus ojos mientras, por inercia, se recostaba en el hombro de su compañero para dormirse allí. Por si eso fuera poco, aun dormitando, se acomodó para abrazarse a su brazo. Esto provocó que el corazón del que ahora hacía el trabajo de una almohada estuviera por explotar, hubiera gritado de no ser por el dormilón y solo se limitó a llamar a su amiga, quien estaba en el asiento de adelante para ver lo que estaba ocurriendo. Al voltearse, ella también estaba por explotar de la emoción ya que jamás había visto tal cosa y ambos solo se limitaron a hablar entre susurros de lo que estaba ocurriendo.

-Necesito tomar una foto de este momento, te prometo no enviarla a ningún lado pero, ¡Por favor!

-Bien, hazlo pero rápido. Empiezo a tener calor...

-Emil, yo no entiendo como no tienes calor todo el día con esa barba, Y te quejas por esto.

Le recalcó aún volteada mientras le terminaba de sacar una foto a su hermano.

-Es que se me ve genial la barba, ¿No que se me ve genial?

Respondió con una sonrisa mientras se tocaba el barbudo mentón con su mano libre.

-Sí, bastante genial de hecho. Pero ya no te quejes, es tan adorable.

La emoción acabó cuando por fin llegaron a Paris, donde el autobús se detuvo y lastimosamente debían despertar al italiano de su adorable siesta. Una vez despertó, gritó al verse aferrado al rubio, aterrado por la situación. Podía verse como su rostro se volvía completamente rojo y solo desvió la mirada enojado y avergonzado. Tomaron sus cosas y bajaron del transporte para ir al hotel donde se hospedarían, mientras la ojivioleta conversaba con su amigo en voz baja para que su hermano no escuchara nada, causando cierto enojo en él. Una vez llegaron a las habitaciones, recordaron que habían olvidado reservar una habitación para los tres, pero aun así había quedaba disponible la habitación continua a la que se hospedarían los hermanos, y con eso se conformaban. A pesar de las disculpas que pedía el moreno, su amigo parecía estar muy alegre y cada quien se retiró a su cuarto para empezar a desempacar las cosas e iniciar por fin las vacaciones tan ansiadas por todos.

International LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora