Capitulo 4: ¿Quien es?

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...

-¿"Disculpe"? ¿Es todo lo que tienes para decirme Crispino?

Escuchó una voz con un acento típico de franceses y mientras volteaba a ver a quién había golpeado, se llevó una gran sorpresa que sin duda hizo que sus ánimos cambiaran. Su postura alegre y relejada creada por el tiempo que estuvo pasando junto a su amigo y hermana se convirtió en una postura enojada y a la defensiva que tan mala fama le daba. Ante él, un hombre de cabello negro y piel pálida que vestía con una chaqueta negra, reconoció al instante a aquel moreno de cabello marrón y sonrió.

-Tú me recuerdas, ¿Verdad? Éramos cuñados.

Continuó el aún extraño mientras miraba desafiante y sonriente al hombre de cabello marrón. El rubio de ojos azules por su parte, se acercó a la italiana, quien también se la veía muy enojada por la presencia de aquel hombre que aparentaba origen Francés, y le preguntó de quien se trataba.

-¿Quién es él?

-Es mi ex... Stephan.

Le respondió también susurrando, pero eso no impidió que el hombre que ya no era tan extraño la escuchara. Rápidamente volteó a ella y sin permiso alguno tomó su mano para darle un suave y delicado beso en esta.

-Que bella estás Sara... Más bella que la vez que me abandonaste a causa de los caprichos incestuosos de tu hermano.

Ya con ese pequeño comentario inicial había más que suficientes razones para comprender el enojo por parte de los gemelos. Para terminar, volteó al tercero que los acompañaba, lo último que faltaba era que hiciera un comentario grosero sobre él.

-Y tú... ¿Tu qué haces aquí con este par? ¿Eres acaso un perrito faldero de los Crispino? Que bajo has caído amigo...

Emil solo podía mostrarse confundido por ese extraño comentario, el hombre demostraba no ser de fiar, cada palabra que salía de su cabeza era algo que ofendía a alguien al menos. El Crispino masculino se colocó delante de su amigo, buscando detener los absurdos comentarios. Las ganas de golpearlo no le faltaban, pero eso arruinaría su postura y no valdría la pena.

-Escúchame una cosa imbécil. Estamos intentando tener unas vacaciones tranquilas como para que vengas a estar diciendo cosas al azar, y mucho menos estar metiéndote con Emil, ¿Entendido?

Aquellos ojos violetas mostraban una mirada tan fría y amenazante que se clavaban en los ojos en aquel pelinegro, estaba irritado y ver al mismo Michele Crispino enojado era una bomba de tiempo a punto de estallar. A pesar de eso, el sujeto parado frente a él no mostraba ninguna reacción de temor, se lo notaba tranquilo sin ser afectado por aquella postura.

-Ya Crispino, controla tus sumos. Entiendo lo que ocurre, siempre fue así, jamás toleraste que le quitase a tu hermana la virginidad y por eso me tienes rencor. Descuida, lo entiendo.

Comentó con un cierto grado de tranquilidad y una sonrisa satisfecha al ver la frustración de un par de puños apretados a más no poder por parte del italiano. Mientras aquel par discutía, la mujer de cabello lacio quería tranquilizar a su hermano, pero antes escuchó que su amigo le hizo una pregunta.

-¿Eso es cierto Sara?

-No, no lo es. Michele sabe que es una mentira, jamás dejé que me tocara.

Hizo una pausa y suspiró para luego explicarle al checo que era lo que había ocurrido en el pasado con ese hombre.

-Escucha, ese tipo... Es un maldito mentiroso. Desde que descubrió lo sobreprotector que es Mickey cuando salía conmigo, se dedicaba a provocarlo para que se enojara y terminaban discutiendo. Recuerdo que un día, en la casa de mis padres, dijo abiertamente que habíamos tenido sexo mientras todos dormían... Eso era mentira, yo jamás me dejé tocar por él, y Mickey... Bueno, acabó golpeándolo. Solo ayúdame a que mi hermano se controle y nos vayamos de aquí, lejos de ese idiota.

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