MARATON 1/6
—Eso suena muy bien, Avery. Toda la documentación ha sido aprobada por HR, así que me encantaría darte la bienvenida al equipo. Nos vemos el próximo lunes. —Cuelgo el teléfono y agarro un lápiz, cruzando y sacando ese tema de mi lista. Nueva chica contratada, comprobado. Ahora, si simplemente consiguiera completar el resto de mi lista. Echo un vistazo al calendario en mi agenda, ignorando la fecha inevitable que se avecina mañana, y calculo que puedo impulsarme a través de mi "ajetreo" mientras no tenga más turnos en The House esta semana. Eso es, si puedo motivarme. No tengo a nadie para culpar de mi aletargado ritmo esta mañana, a excepción de a mí misma. Bueno y a Haddie debido a que me instigó con la cuarta, o quinta botella de vino. Por lo menos mi dolor de cabeza ha amainado un poco, así que puedo pensar sin la resaca golpeando en el fondo. Tomo el montón que he estado evitando, la mierda presupuestaria que toma mucho tiempo y al final apenas consigue ser revocada por los jefes de arriba, pero tengo que revisarlo de todas formas. Suspiro con resignación cuando oigo un golpe en mi puerta. Juro que los siguientes momentos pasan en cámara lenta, pero sé que no lo hacen. Cuando miro hacia arriba, chillo en voz alta y salto en shock cuando me encuentro con ojos que son un reflejo de los míos. Voy alrededor de mi escritorio y corro con toda fuerza a los brazos de mi hermano. Tanner los envuelve alrededor de mí, girándome en el aire y apretándome tan fuerte que no puedo respirar. Todo el temor por su seguridad, la angustia por no saber de él, y la soledad de no tenerlo cerca, desaparecen y se manifiestan en lágrimas que corren por mis mejillas con felicidad. Él me pone de regreso en mis pies y suelta su control sobre mí, pero me aferro a él con fuerza y entierro mi cara en su pecho necesitando esa conexión con él.
Cuando no puedo dejar de llorar, sólo me aferra y besa la parte superior de mi cabeza. —Si hubiera sabido que tendría este tipo de bienvenida, habría vuelto a casa con más frecuencia —dice antes de agarrar mis hombros y tirar de mí hacia atrás, sus ojos buscan los míos—. ¿Cómo estás, Bubs? Sonrío al escuchar el nombre con el que me ha llamado toda la vida. Creo que estoy en estado de shock. —Déjame mirarte —digo, dando un paso hacia atrás y pasando mis manos sobre sus brazos. Él se ve un poco mayor y muy cansado. Hay finas líneas en las esquinas de sus cansados ojos, y los pliegues de su boca se han profundizado algo en los seis meses que no lo he visto desde la última vez. Su cabello cobre está un poco más largo de lo habitual, acurrucándose en su cuello. Pero está vivo y entero, y delante de mí. Las arrugas le hacen más atractivo de alguna manera, añadiendo un poco de resistencia a sus dinámicas facciones. —Veo que sigues igual de feo. —Y tú estás más hermosa —recita, un intercambio que hemos dicho al menos un millar de veces a lo largo de los años. Él tiende los brazos hacia mí y sacude la cabeza como si no pudiera creer que esté de pie frente a él—. ¡Dios es bueno verte! Lo agarro de nuevo y mi risa burbujea. —¿Mamá y papá saben que estás en Estados Unidos? —Tiro de su mano, metiéndolo a mi oficina, no queriendo dejarlo ir por el momento. —Volé a San Diego y me quedé con ellos anoche. Me voy a Afganistán esta tarde en una repentina asignación... —¿Qué? —Acaba de regresar y ahora saldrá de nuevo—. ¿Qué quieres decir con que te vas otra vez? —¿Puedes salir? ¿Ir a almorzar conmigo para que podamos hablar? —Por supuesto. * * * 58 La única petición de Tanner para su comida es que sea un lugar en el que pueda ver y oler el océano. Manejo por la costa, decidiendo llevarlo al restaurante de la playa al que Justin me llevó en lo que considero nuestra primera cita. Es perfecto para él. En el camino, Tanner me explica que se había tomado una semana de última hora para volver a casa a visitarnos de su cargo en Egipto cubriendo los disturbios allí. Una vez en casa, un colega cayó enfermo por lo que ahora su viaje se verá interrumpido para poder regresar a Oriente Medio a cubrirlo. —¿Así que volaste todo el camino hasta aquí por dos días sólo para vernos? —Tomo un sorbo de mi Coca-Cola de dieta y lo miro. Estamos sentados en el mismo patio donde Justin y yo comimos a un par de mesas a la derecha. Rachel no estaba trabajando, pero la encargada, es decir, la dueña de la casa, atendió nuestra petición y nos sacó del camino del flujo constante de la multitud almorzando. Tanner sólo me mira y sonríe ampliamente, y me doy cuenta de lo mucho que lo he echado de menos y del efecto calmante que puede tener sobre mí. Él inclina la botella de cerveza a sus labios y se inclina hacia atrás, mirando las olas más allá. —Dios mío, es bueno estar en casa. —Sonríe—. Incluso si es sólo por unos días. —No puedo siquiera imaginarlo —le digo, con miedo de quitar mis ojos de él por un segundo puesto que mi tiempo con él es tan fugaz. Durante la comida, hablamos de las cosas que suceden en nuestras vidas. Me cuenta todo sobre las condiciones de su vida y las cosas que suceden en Egipto que no están en la corriente principal de los medios de comunicación. Me entero de que está saliendo casualmente con otra periodista, pero que no es nada serio a pesar del ablandamiento de sus facciones cuando habla de ella. Me encanta escucharlo. Su pasión y amor por su trabajo es tan evidente que a pesar de que lo lleva a miles de kilómetros de mí, no me lo imagino haciendo otra cosa. Le hablo del trabajo y de Haddie y de todo lo demás, a excepción de Justin. Tanner puede ser un poco sobre protector, y para qué mencionar algo que ni siquiera sé lo que es. Creo que estoy haciendo un trabajo muy bueno con él hasta que inclina la cabeza y me mira. 59 —¿Qué? Sus ojos se estrechan mientras me estudia. —¿Quién es él, Bubs? Lo miro perpleja, como si no le entendiera, pero sé que sus instintos de investigación lo patearon, y no dará marcha atrás hasta que llegue a la respuesta que quiere. Es por eso que es tan bueno en su trabajo. —¿Quién es quién? —¿Quién es el hombre que te tiene atada en nudos? —Toma un trago de su cerveza. Una sonrisa está en sus labios, sus ojos nunca dejan los míos. Gallito hijo de puta. Me siento y lo miro fijamente preguntándome cómo lo sabe—. ¡Suéltalo! —¿Por qué piensas eso? —Porque te conozco muy bien. —Cuando cruzo los brazos sobre el pecho, él se ríe de mí—. Veamos, estás evitando el tema a propósito en vez de hablar de ello. Estás girando el anillo en el maldito dedo como si fuera una piedra de preocupación. Sigues mordiéndote el labio interior como lo haces cuando estás tratando de pensar en otra cosa, y sigues buscando en la mesa más allá como si esperaras ver a alguien sentado allí. O eso, o estás recordando algo que tú y él hicieron allí. —Arquea una ceja—. Además, hay un fuego en tus ojos que había estado ausente antes... —Reflexiona, extendiendo la mano, agarrando mi mano y apretándola—. Es bueno verlo. —Le sonrío, tan feliz de que esté aquí—. ¿Y? —Hay alguien —digo lentamente—, pero es confuso y no estoy segura de lo que es todavía. —Giro mi anillo en mi dedo y no me doy cuenta de que lo estoy haciendo hasta que Tanner levanta una ceja. Me detengo inmediatamente y le doy la esencia de las cosas sin darle el nombre de Justin—. Es un gran chico, pero creo que no está buscando nada más que citas sin compromiso. —Me encojo de hombros, mirando el paisaje antes de mirar hacia él, un atisbo de lágrimas en mis ojos. —Mierda, Ry, cualquier chico que te haga llorar no vale la pena. Me muerdo el labio inferior y miro hacia abajo a la servilleta que estoy destruyendo sin sentido. —Tal vez si me hace llorar es porque vale la pena —digo en voz baja. Le oigo suspirar y veo hacia atrás para mirarlo—. Es un primer paso, al menos —le susurro con voz temblorosa. 60 La compasión en sus ojos casi me deshace, rompiendo el control que tengo sobre la lágrima ardiendo en mi garganta. —Oh, Bubs, ven aquí —dice, volviendo la silla y tirando de ella hacia él. Me tira a sus brazos cuando me aferro a él, la única persona con la que siempre puedo contar. Cierro los ojos, apoyando mi barbilla sobre su hombro. —Sé por qué estás aquí, Tan. Gracias por venir para asegurarte de que estoy bien. Él me aprieta una vez más antes de sostenerme en mis brazos y me empuja hacia atrás para mirarme con ojos preocupados. —Sólo quería asegurarme con todo lo que sucede esta semana... Me preocupo por ti. Tenía que estar aquí por si me necesitabas —dice él en voz baja—. Así que si ella llama, me haré cargo de eso. Una oleada de amor corre a través de mí hacia mi hermano que acaba de volar desde el otro lado del mundo por un día para asegurarse de que estoy bien. Es difícil imaginar al hermano con el que crecí, con el que peleaba como perros y gatos, se ha convertido en un hombre reflexivo, atento ahora. El hecho de que quiera enfrentar las consecuencias de la inevitable llamada que recibiré de la madre de Max mañana. Lo alcanzo con las dos manos y lo sostengo por las mejillas y le sonrió a mi hermano con mi mirada. —¿Cómo es que tuve tanta suerte de tenerte como hermano mayor? —Las lágrimas brillan en mis ojos mientras le beso suavemente en la mejilla—. Eres el mejor, ¿lo sabías? Él sonríe, incómodo por mi afecto. Me pongo de pie. —Regresaré. Tengo que ir al baño. —Empiezo a dejar la mesa y sin pensar volteo de nuevo y lo agarro en un rápido abrazo, envolviendo mis brazos alrededor de sus hombros desde atrás mientras está sentado. —Whoa, ¿qué es eso? —Se ríe. —El hecho de que voy a echarte de menos cuando te vayas. —Lo suelto tan pronto como lo abrazo y camino por el restaurante. La puerta de la cocina se cierra rápidamente mientras voy hacia el baño al lado de la zona del comedor. 61 Cuando salgo del baño, estoy preocupada viendo a un adorable niño de cabello rizado tratando de usar un tenedor. Mi mano se mueve instintivamente para descansar en mi bajo vientre y presiono allí. La punzada me golpea más fuerte que de costumbre observándola, y sólo puedo asumir que es por la fecha de mañana. El aniversario que se llevó todo de mí. Me robó la única cosa que quería más que a nada en el mundo. La única cosa por la que dejaría todo, todo, lo que tengo, si sólo pudiera tener la oportunidad de nuevo. Estoy tan envuelta en mis recuerdos que no me doy cuenta de la conmoción en el patio hasta que escucho: —¿Qué demonios estás haciendo? —Es la voz de mi hermano, y me lleva un par de segundos maniobrar alrededor de las mesas para tratar de tener la línea de visión de nuestra mesa. —La señorita está conmigo, idiota. Mantén las manos alejadas. Mi corazón se detiene. Reconocería ese roce de voz en cualquier lugar. Voy corriendo rápidamente hacia la puerta, mi pulso se acelera y la incredulidad está en mi expresión. Salgo al patio para ver la mano de Justin cerrada en el frente de la camisa de mi hermano, con la mandíbula apretada, con los ojos llenos de fuego. Tanner, que sigue sentado, está mirando hacia él, con expresión zalamera en su rostro. Sus hombros están rígidos, las manos están apretadas en silencio a sus lados. La testosterona definitivamente está fluyendo. —¡Justin! —grito. Él mira hacia mí y fija sus ojos en mis ojos, con una mezcla de ira, celos y agresión vibrando de él. Tanner mira por encima de mí, arqueando las cejas en pregunta. —¡Justin, déjalo ir! —exijo mientras doy un paso hacia él—. No es lo que piensas. —Jalo de su brazo, y él se encoge fuera de mi alcance, pero finalmente libera su agarre de mi hermano. Mi ritmo cardíaco se desacelera lentamente. Tanner se levanta de su asiento y cuadra los hombros hacia Justin, con una mirada imperceptible en su rostro—. Ace, este es mi hermano, Tanner. La cabeza de Justin se voltea para mirarme, con su molestia y hostilidad dando paso al reconocimiento. Puedo ver una gran variedad de emociones vacilar a través de sus ojos: alivio, molestias, irritación. Miro a mi hermano, todavía sin poder leerlo. 62 —Tanner, este es mi... —Vacilo, sin saber cómo etiquetarlo—. Es Justin Donavan. —Miro a Tanner mientras su sinapsis comienza a dispararse, dándose cuenta de quién está de pie delante de él. De con quién estoy saliendo. La tensión en los hombros de Justin se relaja algo y una sonrisa incrédula hace cosquillas en las esquinas de su boca. Sin pedir disculpas, estira su mano para estrechar la mano de Tanner. Tanner ve a Justin y a su mano extendida y luego hacia mí. —Entonces, Bubs, ¿este es el idiota? —pregunta, sus ojos imploran en silencio si este es el que causa mis actuales lágrimas. Lo miro, con una tímida sonrisa en mis labios. —Sí —murmuro respondiendo a sus preguntas dichas y no dichas y miro a Justin. —Bueno, mierda —dice Tanner, agarrando la mano Justin y agitándola vigorosamente—. Toma asiento hombre. —Exhala—. Necesito una puta cerveza después de eso. —Los miro a los dos, desconcertada de cómo operan los hombres. Listos para irse a las manos en un minuto, y completa comprensión al siguiente. —Me encantaría, pero llego tarde a mi reunión de la tarde. —Él emite una pequeña risa—. Es bueno conocerte. ¿Tal vez en otro momento? —Justin vuelve su mirada hacia mí—. ¿Me acompañas afuera? Miro a Tanner y él asiente hacia mí, como para decirme que vaya. Exhalo, sin darme cuenta de que estoy sosteniendo la respiración, de repente nerviosa de estar a solas con Justin. Nerviosa de jugar a la desinteresada y a la distante. —Regresaré —le digo a Tanner, sintiéndome como una niña pidiendo su consentimiento. —Tanner. —Justin asiente hacia mi hermano en adiós antes de colocar la mano en la parte baja de mi espalda y dirigirme a través de la cocina para salir por la puerta lateral del restaurante. En el breve tiempo que tarda en caminar hacia la salida de personal, pienso en cómo terminamos las cosas la última vez que hablamos. De las dos opciones que me dio: la parada de pits, o el arreglo. De que me decidí por la parada, pero todavía me siento inquieta. Eso porque he estado nadando en mi falta de confianza, independientemente del término, todavía sintiéndome como solo otra más en una larga lista de amantes. 63 Niego ese pensamiento, obligándome a dar un paso fuera de mi demasiado emocional y sobre crítica cabeza y reconocer que, en general, el éxito viene en pequeños pasos. Y a pesar de que Justin no ha manifestado querer algo más que un acuerdo conmigo, dio un paso de bebé al llamarlo "parada en los pits". No más flaqueos, me digo a mí misma mientras recuerdo el consejo de Haddie sobre cómo interactuar con él. Distante, inalcanzable, pero deseable. Mientras Justin empuja para abrir una puerta de salida y me saca afuera, estoy preparándome para la pregunta de por qué no le he llamado. Él me ha llamado dos veces y me he forzado físicamente a mí misma a no reaccionar y contestar el teléfono. Justin cierra la puerta y se da la vuelta para mirarme. Al diablo con ser inalcanzable. Necesito de toda mi dignidad para no empujarlo contra la pared y besarlo sin sentido. El hombre me hace absolutamente irracional y totalmente sin sentido. Él cruza los brazos sobre el pecho y se me queda mirando, con la cabeza inclinada hacia un lado. —¿Así que tu hermano está en la ciudad? Le doy un bufido muy poco femenino. —Creo que ya establecimos eso —le respondo secamente, peleando contra el impulso de cerrar la distancia entre nosotros—. Estamos de mal genio, ¿verdad? No puedo leer la mirada que pasa a través de sus ojos, mientras parpadea rápidamente. —Cuando se trata de ti, sí. Vi tus brazos a su alrededor. —Se encoge de hombros, es la única explicación que recibo—. ¿Estará aquí por mucho tiempo? Lo miro por un momento, confundida por su indiferencia con respecto a una pelea que casi tuvo con mi hermano por nada. Finalmente, echo un vistazo a mi reloj y muevo mis caderas hacia atrás contra el muro de contención detrás de mí, pensando que lo dejaré ir por ahora. —Sí, sólo por hoy. Parte hacia el aeropuerto en una hora y media. —Quito un trozo de pelusa de mi suéter como un medio para mantener mis ojos y manos ocupados antes de alisar mis mallas. 64 Justin apoya un hombro contra la pared frente a mí, y cuando lo miro veo sus ojos ir a lo largo de mis piernas. Viajan por el resto de mi cuerpo, deteniéndose cuando llegan a mis labios y luego regresando a mis ojos. —¿Has estado muy ocupada? —pregunta. —Mmm-hmm —le respondo vagamente—. ¿Y tú? —Sí, pero esta es la calma antes de la tormenta de la temporada a la vuelta de la esquina. —Me mira fijamente, con los ojos verdes penetrando en los míos— . ¿Tuviste una buena noche? —sondea. Le doy una mirada de ciervo enfrentándose a los faros de un coche pero me recupero rápidamente cuando me doy cuenta de que se está refiriendo al pequeño espectáculo de Haddie en el teléfono la otra noche. —De lo que recuerdo de ella, sí. —Doy una sonrisa descarada hacia él, esperando que mi acción sea lo suficientemente convincente para engañarlo—. Ya sabes cómo es cuando sales... muchos chicos pensando que eres demasiado cool, demasiado alcohol, y muy poca ropa, todo se convierte en una falta de definición. Veo la ira parpadear por sus ojos a mi comentario de demasiados chicos, y me gusta el hecho de que lo haya pinchado con la idea. Me gusta que piense lo suficiente como para preguntar. Y después de su pequeño altercado con Tanner, es más que obvio que Justin tiene una pequeña racha de celos corriendo rampante a través de él. Una especie de calor de esa racha aletea sobre mí. Él mueve la cabeza y me estudia por un instante. Por una vez, no aparto mis ojos bajo su severo escrutinio. Sostengo la mirada de aburrimiento escrita en mi expresión. —¿Por qué pareces tan distante? ¿Tan inaccesible? —gruñe, sorprendiéndome con su comentario. —¿Inaccesible? ¿Yo? No me di cuenta que estaba siendo de esa manera. — Finjo inocencia cuando lo único que quiero hacer es extender la mano y tocarlo. —Bueno, lo eres. —Él suspira, la exasperación recorre los rasgos de su rostro. —Oh, así que supongo que estoy tratando de cumplir con tus parámetros, Ace. Sé exactamente lo que quiero ser. —Sonrío dulcemente. 65 —¿Qué? —Él resopla, con confusión en su rostro. —Emocionalmente independiente, sexualmente disponible, y dramáticamente libre. —Puedo ver el músculo de su mandíbula pulsar mientras da un paso cerca de mí, la irritación en sus ojos parpadea por el desafío en mi tono—. ¿Qué haces aquí? Me mira largo y tendido con tal intensidad que casi me doblo y le digo lo mucho que lo deseo. Al diablo con los juegos de la mente. —Por suerte me escapé sin los paparazi siguiéndome. Kelly me dejó en el techo lejos de la multitud por un poco de paz y tranquilidad para comer mi almuerzo. —Arqueo una ceja—. La propietaria —dice, exhalando un suspiro de exasperación, ya sea por el malestar entre nosotros o por sentir que tiene que explicarse. Tal vez un poco de ambas cosas. Miro hacia abajo y me concentro en mi manicura, deseando desesperadamente acercarme a él. Besarlo. Abrazarlo— . Es un buen lugar para sentarse y reflexionar sobre las cosas. —¿Y qué es exactamente a lo que le estás dando vueltas? —La mierda que se supone que debo estar terminando —responde con ironía. Mis ojos parpadean hasta ver una mezcla de diversión y sinceridad en los suyos. Nos miramos el uno al otro por un momento, con el pulso acelerado por su proximidad. Intento leer la expresión de su cara. ¿Habla en serio? ¿Está realmente tratando de poner su cabeza en orden o simplemente está burlándose de Haddie? No puedo decirlo. —Yo... yo diab... debo volver a entrar. No tengo mucho tiempo hasta que Tanner se vaya de nuevo. —Me empujo hacia arriba y me levanto. Justin da un paso más cerca de mí, y nuestros cuerpos se rozan brevemente, su toque envía chispas de necesidad en espiral a través de mi sistema. Me muerdo el labio inferior para no inclinarme contra él. —¿Puedo verte más adelante? —pregunta, arrastrando un dedo por el lado de mi cara. ¿Eso significa que la parada en los pits terminó? ¿O sólo quiere echar un polvo? De cualquier manera, tengo un poco de claridad aquí. Peleo contra el impulso de inclinar mi mejilla a la sensación de su dedo en mi mejilla. Mantente fuerte, mantente fuerte, mantente fuerte, me repito a mí misma. Peleo con la forma de responder. ¿Qué debo decir? 66 —Enviaré a Sammy a The House a las seis para que te recoja —responde por mí en mi guerra de silencio. Wow, vaya que piensa que soy una cosa segura. Y entonces, se me ocurre la idea de que todo el tiempo no ha querido más que sólo el arreglo, que había ido más allá de lo que había previsto, y que usó el comentario de detenerse en los pits para tratar de ponerme en mi lugar. Para poner distancia de nuevo entre nosotros. El consejo de Haddie corre por mi mente mezclado con la idea de que piensa que sólo retrocederé de esto sin explicación refuerza mi determinación. —Lo siento. —Niego y muevo los ojos para que no pueda leer mi mentira— . Tengo planes esta noche. Siento su cuerpo tensarse al oír mis palabras. —¿Qué? —Su tono es forzado, pero tranquilo. Es obvio que el rechazo es ajeno a él. —Tengo planes con Haddie —digo, con miedo de que pueda pensar que estoy saliendo con otro hombre. Y si piensa que estoy saliendo con otro hombre, entonces estaría bien que él esté con otra chica. Mi estómago se retuerce ante la idea, y me doy cuenta que no soy muy buena en jugar este tipo de juegos con él, porque todo lo que quiero hacer es decirle que sí, que quiero verlo esta noche. Que cambiaría cualquier plan que tuviera para poder verlo. Y entonces lo presionaría contra la pared y sacaría toda la frustración de todo lo que quiero sin pensarlo dos veces asustándolo o cruzando límites imaginarios. Justin deja escapar un gruñido de descontento. —Cenaremos en casa —le digo—, pero es importante porque no nos hemos visto. —Deja de divagar, ______, o sabrá que estás mintiendo—. No puedo retractarme de mi promesa. Justin coloca un dedo debajo de mi barbilla y levanta mi cabeza para mirarlo a los iris verdes, estudiándome. —Bueno, no estás tratando muy duro entonces —me amonesta a pesar del humor de fuego en sus ojos. La confusión revolotea a través de mí, sin saber de lo que está hablando. —¿Tratando de qué? —Niego sin comprender. Él sonríe con arrogancia hacia mí. 67 —Siendo lo que quiero que seas. —El aliento que exhalo es audible mientras sus ojos permanecen fijos en los míos—. Porque si estuvieras realmente tratando —explica, terminando el juego que había empezado—, estarías donde yo quiero. Húmeda, cálida, y debajo de mí esta noche. Sostengo su mirada mientras trato de pensar en qué decir a continuación. Mi cuerpo se estremece ante sus palabras. Toma unos segundos para que mi cerebro se recupere de su comentario, y cuando lo hace, doy un paso atrás de él. La distancia es esencial cuando se trata de él. —Sí, supongo que tienes razón. —Exhalo, viendo la sorpresa en su rostro con mi admisión—. ¿Por qué quiero estar a la entera disposición de alguien y ser su prostituta? Lo predecible es aburrido, Ace. Y de lo que he oído, parece que te aburres muy rápido. Cuando él se queda parado ahí y me mira fijamente, con una expresión perpleja en su rostro, lo rodeo. Él se estira y agarra a mi brazo, me giro para mirarlo. —¿A dónde vas? —demanda. —A ver a mi hermano —le digo, mirando a su mano y luego a él—. Avísame cuando logres terminar con tu mierda. —Me libero de su mano y tiro de la puerta abriéndola a la cocina sin mirar atrás. Todo lo que escucho antes de que se cierre la puerta es a Justin reír y jurar al mismo tiempo.
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Driven #2.
Teen Fiction"¿Donde estas Ace? Te necesito." Gracias a la gran @mariquiwis por la portada tan hermosa.