Los días siguen pasando y mientras más pasan más asustada estoy. Y es que he llegado a pensar que estoy embarazada. Así que después de pensarlo por días he tomado la decisión y pues fui a la farmacia y compré algunas pruebas.Después de ir a la farmacia me dirijo nuevamente a casa y desde que llego salgo del carro y me dirijo dentro e inmediatamente voy directo a mi habitación. Estoy un poco nerviosa, sin duda alguna. ¡Que digo un poco! Estoy nerviosísima.
Entro al baño, me siento sobre el retrete y releo una y otra vez las indicaciones, para luego de no sé cuánto tiempo tomar valor y hacerlo.
Mierda.
Dejo las pruebas sobre el valer y decido sentar mi trasero asustado en las baldosas frías, mientras espero el resultado.
Mi mente divaga hacia Oliver una y otra vez, pensando si le hubiera gustado estar esperando este resultado conmigo y cuando vuelvo a la realidad a han pasado más de diez minutos.
—Oh, Dios. —digo en un susurro. Mis manos están sudadas y cuando me levanto puedo sentir mis piernas frágiles. Aun siquiera he pensado que haré si es cierto. Pero vamos, soy una mujer después de todo, soy mayor de edad y tengo un buen trabajo, pero...
Mis ojos caen sobre las pruebas.
—¡Estoy embarazada! —oh, cielos
—Estoy embarazada —susurro con mi rostro lleno de lágrima.¡No puede ser!
Todo mi coraje y mis pláticas mentales para alentarme se van a la mierda.
Oliver y yo planeábamos tener una hermosa familia. Queríamos hijos para un futuro. A veces yo me emocionaba más y hasta imaginaba todo, pero cuando entrábamos más a fondo en el tema siempre se tensaba a mi lado y yo presentía que probablemente no estaba preparado para hijos o para hablar de su futura existencia.
¿Cómo voy a llevar esta situación?
¿Cómo voy hacer mamá?
¿Puedo hacerlo?
Me paro frente a mi espejo, levanto mi blusa y observo mi vientre plano. Y así, más confiada seco mis lágrimas y toco mi vientre.
¡Claro que puedo!
Yo puedo hacerlo.
La puerta de mi habitación se habré y entra mi madre.
—Ana, cariño ¿Estás bien?
—Mamá —sollozo —Estoy embarazada.
Me abraza fuerte y me dice.
—Cariño...¿Cómo pasó ésto si...
—No importa mamá —digo entre lágrimas —No importante, pero ya está aquí en mi panza, mamá.
Mi madre también se ve conmocionada por la noticia, aun así me sonríe.
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Mi Pequeña Valentina
Short StoryAna descubre que está embarazada después de que su prometido de varios años y el padre de su bebé se haya ido lejos y además haber prometido no buscarlo nunca. Así, que guiada por su dolor y decepción tomará la decisión de no decirle nada y ser madr...