Trasfondo

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La noche era extraña para los atentos y los despistados dormían plácidamente... definitivamente había algo en el aire, en el color de la noche que nublaba el juicio, me sentía como separada de mi cuerpo, disociada de la realidad... por el estado en el que se encontraba Nayeon se podía decir lo mismo

Esta sensación me pesaba como una gran carga, pero no deje que esto me detuviera en poner en un lugar cálido y seguro a la mujer en mis brazos, caminé con ella a una pequeña cabaña no muy lejos de ahí que usaba cuando necesitaba estar sola, el lugar estaba rodeado de una pradera despejada que relajaba al mirar

Recosté a Nayeon en la cama, prendí unas cuantas velas que me permitieran mirar su afligido rostro, calenté un poco de agua para té y mientras esperaba no me pude contener en acariciar su cabello, está solo miraba con pupilas ausentes el techo en ningún punto en específico, respiraba tranquilamente, se figuraba a un cuerpo inconsciente o en coma, la intención de vida desapareció de su ser, como si esto me diera permiso de tocarla sin miedo deslice mi dedo índice por sus facciones, ella cerró los ojos cuando me encontré con la suavidad en el puente de su nariz, baje a su mejilla con un destino preterminado... sus labios, apenas los toque con miedo, me parecían la cosa más frágil y sagrada en esta extraña noche

Ella condujo su mano a la mía y abrió sus párpados dedicándome una mirada feroz, un conocido calor recorrió toda mi espina, involuntariamente trague visible, siendo la señal de mi evidente nerviosismo, un temor a mis propios deseos

Me parece egoísta desear los labios de una mujer rota, aprovecharme de su estado para probarlos, pero todavía más egoísta es pensar que tendré otra oportunidad en el futuro de hacerlo, contenerme pensado que la volvería a tener como ahora, pero bajo otro escenario bajo el efecto de otros sentimientos, vulnerable en otro sentido, pensando que me desea también, eso es arrogancia

Bajo esta lógica disipe mis dudas y me apresure a chocar mis labios con los suyos, sorprendentemente ella parecía igual de hambrienta que yo, derrumbo toda barrera existente, me dejo entrar, cada pequeño roce se sentía más que intenso, gemí en satisfacción

Tuve miedo de sentir tanto, era como si me hubiera contenido toda la vida sin saberlo, escondiéndolo para no pensar en ello, todo lo acumulado explotaría me pareció que moriría que dejaría de existir

Ella acariciaba mi muslo a un ritmo extremadamente peligroso, lento y saboreando mi piel, me desvestía de la misma manera sin despegar sus ojos de los míos, sentí como si fuera la única mujer en el mundo, el aliento se me iba incontables veces, pero ella parecía tenerlo todo bajo control

Su aliento acarició mi cuello y después rozo sus labios con él, mientras sus manos conocían mi espalda, mi cintura, mis curvas y los valles de mis senos, quiso aguantar un gemido, pero no pudo, la escuché por primera vez causándome un inexplicable placer que me hizo cerrar los ojos y morder fuertemente mi labio inferior, al volver a abrirlos me encontré su rostro en plena guerra, sus ojos reflejaban desesperación y sus labios la traicionaban vacilando en besarme, ya no se contuvo y todo cambió volviéndose un ritmo desesperado y necesitado por parte de las dos

Gemidos sin censura adornaban el silencio, unos suaves y otros que más bien parecían gritos también

Nuestro centro de placer unido, como algo que encajaba perfectamente, que no desentonaba, que tenía mente propia imponiendo sus propios movimientos, su propia intensidad, como instintos automáticos que sabían cómo satisfacerse de la mejor manera posible, lo que les gustaba y como les gustaba era algo que estaban descubriendo, lo más importante es que es con ella

Sus expresiones son algo que quedarán por siempre en mi memoria, sus ojos cerrados, boca ligeramente abierta, el tono rojizo en sus mejillas, entrecejo en un punto medio entre afligido y sorpresa, pupilas oscurecidas cuando las descubrió, todo parecía ser como un hambre imposible de saciar

Psicología de un monstruoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora