EL REVIVIR DE UNA PESADILLA

CAPITULO I EL INICIO DE LA LOCURA

Estaba preparándome ansiosamente para la guerra, mi hermano, César Vasobich estaba dispuesto a acompañarme hacia la lucha contra los americanos con el resentimiento del pueblo alemán, junto con la solemne promesa de que el gran Führer iba a ser el gran líder del siglo XX.

Camine hacia la puerta de mi casa, la abrí y tristemente la despedí, ya que no sabría si iba a volver o no, después me dirigí hacia la estación.

Al cabo de una hora llegué a la base militar, donde conocí al general de brigada Baldwin Schmidt, era un hombre alto, rubio y de ojos azules, típico nazista. Después de una larga charla que hablaba acerca de ¿A qué me dedicaba?, ¿Quién era?, o ¿Qué hacía?, me decidió enviar a Varsovia en el avión de las 5:30 am.

Llegué después de una hora y media, salí de la pista de aterrizaje, entré a una sala donde estaba mi uniforme, me vestí, así como también me entregaron mi fusil de asalto, después subimos a un auto y nos dirigimos hacia la ciudad polaca, Varsobia.

Llegamos a la ciudad, bajé del carro, corrimos hacia un auto, apuntando hacia los soldados enemigos, empezamos a disparar, fuertemente fuimos matando y ellos a nosotros, esa sensación me lleno de alegría y de odio, al sentir la sangre y sudor recorrer mi cuerpo intensamente, disparando, cada bala era un gran aniquilamiento hacia los que me habían quitado mi familia, casa, amigos y padres.

Cuando de repente mi camarada de a un lado cae por una bala, y todo el batallón empieza a morir, me siento impotente, triste y con una gran angustia de que me va a pasar, después me dispararon en la pierna derecha, ya no podía escapar, el dolor era insoportable, me desplome en el suelo, llegó un soldado rival, me observo hacia los ojos, con una mirada de desprecio sin ninguna muestra de piedad, junto con esa mirada fría y helada me dio un fuerte golpe en la cabeza que me desmalló dejandome quebrantado como un animal en el campo de guerra.