CAPITULO II LA APREHENSIÓN

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Desperté en un cuarto en muy malas condiciones, un hombre alto, blanco, con uniforme militar americano, me hablaba en un tono fuerte, pero no entendía nada porque hablaba en inglés, por lo que el teniente ordenó a traer a un traductor, llegó y me pregunto mi nombre, nacionalidad, edad y el ¿Por qué? me situaba en ese batallón con un uniforme alemán, yo solo respondí a esto que me llamaba Konrad Vasobich, tenía veinticuatro años, provenía de Alemania y me habían forzado a ir a la guerra, el general solo se quedó pensando unos cuantos minutos, conversó con su tropa y decidió mandarme hacia los Estados Unidos, a una hacienda llamada Port Village en la cual protegían y daban trabajo a los refugiados por la guerra, mis pensamientos en ese momento era una gran calma al ver que me salvaría de una tortura, pero toda mi vida había quedado destruida por la guerra.

EL REVIVIR DE UNA PESADILLADonde viven las historias. Descúbrelo ahora