¿Madoka?

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Un dulce aroma fue el que me despertó. Aún no desayunaba, es más, el día anterior ni siquiera había cenado, por lo que mi estomago rugió apenas ese delicioso aroma llegó a mi nariz.

Salí de la cama y me dirigí a la puerta, pero poco antes de abrirla me detuve. Aún recordaba bien la razón por la que me había encerrado en el cuarto. No podía simplemente abrir a puerta, así que pegué mi oreja a ésta para comprobar que no hubiera nadie del otro lado.

—¿Esto es?

Una vez que abrí la puerta, vi una bandeja en el suelo con galletas y una taza con té. El té estaba frío, así que la bandeja ya debía de haber estado un buen rato ahí.

Volteé a ambos lados, como si esperara ver a Madoka oculto por ahí, pero no había nadie. Me incliné hacia la bandeja y me volví a encerrar en mi cuarto para desayunar. 

Tal vez estaba siendo demasiado exagerado, pero no podía evitarlo. Después de haber presenciado eso, ¿cómo se suponía que debía de actuar? Aunque no era como si pudiera quedarme encerrado en mi cuarto para siempre. En algún momento, debía de salir y enfrentar la situación.

Una vez que terminé de come lo que había en la bandeja, me aventuré a salir del cuarto.

Caminaba atento a cualquier ruido que pudiera escuchar. No podía evitar mirar a todas direcciones mientras el silencio aumentaba. No parecía que Madoka estuviera en casa, ¿tal vez estaba durmiendo?

Una vez que llegué a la cocina pude ver a alguien dentro de ésta. Fue precipitado, pero abrí la puerta listo para enfrentarme a lo que sea que debía de enfrentarme. Al menos escucharía lo que Madoka me tuviera que decir sin huir.

—¿Keiichirou-san? —al ver que no era la persona que esperaba me detuve.

—Oh, ¿Chihiro-kun? Madoka-sama me dijo que no te sentías bien, y que como no podía cuidarte en estos momentos, cuidara de ti en su ausencia —dijo mientras servía una taza de café—. Aunque debo de admitir que me extrañó bastante esa petición.

—¿Dónde está Madoka? —pregunté alarmado.

Por alguna razón, comencé a sentir una especie de opresión en el pecho. Algo no estaba bien.

—¿Madoka-sama? No estaba cuando llegué —Keiichirou parecía comenzar a darse cuenta de mis preocupaciones, aunque como no sabía nada de lo que había pasado el día anterior sonrió en un intento de tranquilizarme—. Seguramente fue por un encargo o a comprar algo. Le llamaré en un rato si es que no llega.

Salí de la cocina y me dirigí al estudio de Madoka corriendo. Vacío. El lugar se veía exactamente igual que como la última vez que había estado dentro. Algo similar ocurrió cuando fui a la habitación de éste.

El miedo comenzó a invadirme por completo.

No podía ser cierto, digo, Madoka sólo había salido a un encargo, ¿no? Él simplemente no iba a desaparecer así como así... ¿verdad?

A pesar de lo sucedido, me costaba creer que Madoka sólo huiría y ya para evitar problemas. Él no era esa clase de personas... ¿o si lo era?

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Hola!! disculpen mi tardanza al actualizar, pero no tuve mucha creatividad para este fic en los últimos días. Aunque prometo que (intentaré) actualizar más seguido :3 agradezco mucho su paciencia

No olviden, si les gustó, dejar sus comentarios, votos o recomendaciones.

Gracias por leer y nos leemos luego^^)/

Difícil de ocultar (Shounen Maid) (Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora