Abrí los ojos con una pereza mayor de lo normal. Un insistente sonido estaba comenzando a ponerme de mal humor y necesitaba saber de donde provenía.
Comencé a tantear con la mano cada parte de la cama hasta que di con mi celular, el cuál sonaba sin cesar gracias a una llamada.
" Matt A' "
Descolgué la llamada y sin terminar de colocar el celular en mi oído contesté. — No molestes. — Colgué sin esperar respuesta alguna y recosté la cabeza de nuevo en la almohada.
Un montón de pequeños timbres llegaron a mi celular uno tras uno sin parar.
Matt A': ¡¿Dónde estás?! Ya se te hizo tarde.
Más de veinte mensajes me habían llegado con el mismo escrito. Lo iba a matar, en serio.
Yo: Déjame dormir.
Respondió casi al segundo.
Noah B': Mira la hora, estúpido energúmeno.
Miré la parte superior de la pantalla y me senté en la cama. — ¡Mierda! — Corrí al baño a tomar la ducha más rápida de la historia.
Coloqué una toalla al rededor de mi cintura mientras las gotas resbalaban por mi cuerpo terminando de despertarme. — ¡¿Por qué no sonó la alarma?! — Tomé el celular mientras cepillaba mis dientes y noté que había sonado quince veces la alarma, lo que había hecho que mi celular se descargara casi por completo.
Le coloqué el enchufe y me vestí con lo primero que encontré en el armario.
Miré el reloj en mi muñeca y luego el celular. — No tengo tiempo para esto. — Salí de la habitación y solo tomé la mochila, las llaves y el casco.
Abrí la puerta de el departamento intentando recordar que tenía a primera hora y calcular si podría comprar algo para desayunar.
— ¿James, eres tú? — Volteé los ojos frustrado. Ahora jamás llegaría a tiempo.
Me di la vuelta con una sonrisa fingida. — Buenos días señora, nos vemos en la tarde estoy retras...
Me interrumpió como solía hacerlo todos los días. Esta señora había sido mi vecina desde que me mudé, y jamás me había dejado terminar una frase. — ¡Mira que grande estás chico! Y guapo, además. — Guiñó el ojo o algo parecido con sus arrugados ojos. — ¿A dónde vas tan apurado? De seguro es una chica.
Comencé a mover insistente los dedos que sostenía en casco. — No, es que se me hace tarde para ir a la univer...
— Yo recuerdo cuando solían los chicos hacer fila para verme y pedir mi mano. Vaya, que tiempos aquellos. No había eso del interne o gugul, como sea que lo llamen. Se escribían las cartas a manos y las personas hablaban de frente, no a través de una pantalla... ¿James?
Ya iba por el piso de abajo cuando ella notó que no estaba. Si seguía ahí jamás me iría, esa señora es la perdición.
Evité a toda costa encontrarme con más vecinos impertinentes, y decidí ir directo a la universidad, ya desayunaría allí.
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• He & Him •
RomanceExisten toda clase de personas en este mundo. Las que saben que comerán luego, que ropa llevarán al día siguiente, las que ansían tener una relación amorosa, las que tienen definida su sexualidad, y por supuesto, las que conocen que letra llevan con...