Por Siempre y Para Siempre

39 5 5
                                    



¿Quién mató al petirrojo? "Fui yo", dijo el gorrión.

Fue el gorrión quien mató al pobre petirrojo...

Pero ¿Y quién mató al gorrión?

"Fui yo", dijo alguien riendo...

                  


.

Mientras estaba en el pueblo comprando diversos regalos para Suzette, la noche había caído, así que Robert sin poder contener más dentro de sí la euforia que lo embargaba, emprendió la marcha de vuelta a la casona, pero cuando iban casi en medio del camino una fuerte lluvia se desató impidiendo que el carruaje continuara su recorrido.

Él soltó un suspiro y sin poner ninguna clase de reparos descendió del carruaje y emprendió la marcha a pie, sin importarle la fría lluvia que caía sobre él, ni el barro que ensuciaba su lujoso calzado y parte de sus pantalones, porque lo único que inundaba su mente era que Suzette estaba esperando por él.

Una deslumbrante sonrisa se instaló en su rostro al pensar que a partir de esa noche ella sería suya por siempre...

Iba tan inmerso en su propio regocijo que no se percató de que había llegado a la mansión hasta que vislumbró que esta se encontraba sumida en la oscuridad, a excepción de una débil luz que parecía salir del salón del té.

Por alguna razón un mal presentimiento lo recorrió.

—No seas estúpido Robert —Se reprendió— Nada raro está pasando.

Pero a pesar de lo que él mismo se dijo, se vio entrando con cautela a la vivienda, procurando no hacer ningún ruido. Su mirada recorrió toda la estancia sin encontrar nada fuera de lugar, así que cuando una voz cargada de amargura se escuchó venir de la sala de té, se dirigió allí con cuidado. A cada paso que daba varias voces se escuchaban replicar. Estaba a punto de abrir la puerta cuando el nombre de Suzette fue pronunciado, lo que lo hizo detenerse.

— ¡Te dije que controlaras tus impulsos hacia Suzette, Louis! —Escuchó decir a Alberta con marcado desagrado— Por mucho tiempo soporte tu preferencia por las jovencitas, ¡pero esto fue pasarse de la raya!, tu bien sabías que tu sobrino tenía un marcado interés por ella y eso a la larga nos beneficiaba.

Robert se había quedado inmóvil ante lo que había escuchado. Sabía que su familia no eran los mejores seres humanos, pero aquello era más de lo que él o cualquiera esperaría. El solo imaginar a su tío tocando a Suzette, hizo que quisiera cortarle los dedos, las manos, los brazos...

—Por favor madre, esa chica se buscó lo que le pasó. —Soltó la joven Olivia con desdén, sacándolo de sus sombríos pensamientos— Siempre poniendo esa carita de niña buena, pero por dentro no era más que una provocadora.

—Cierto. —Agregó William— Además, mira como le dejó el rostro a papá.

—En este momento eso no es lo que importa— Dijo Alberta sin ningún matiz especial en su voz, cortando a sus hijos— Ahora lo principal es que le vamos a inventar a Robert cuando vuelva y también buscar donde esconder el cadáver de Suzette.

¡¿Esconder el cadáver de Suzette?!

¡Dios que era lo que había sucedido!

—La pequeña prostituta me atacó, pero sentí tanto regocijo al verla caer por las escaleras y escuchar el golpe final que se dio, para luego ver como la sangre emanaba de ella. —explicaba Louis con un inmenso placer que estremeció aún más a Robert.

Doll's LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora