Noche en El Inframundo

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Viernes. En la noche. Rosa había organizado una reunión con los chicos para divertirnos después de que terminaron los parciales finales. Era un respiro bastante amable, y más, cuando había bastante tensión en los últimos meses.

La idea al principio no me agrado, quería estar encerrada en mi apartamento a la espera de las vacaciones y ver películas toda la noche, pero me di cuenta de lo aburrido y trágico que sería eso y Rosa me ayudo a salir de ese estado de hibernación.

Faltaban aproximadamente una hora y media para reunirnos con los chicos en El Inframundo, y yo aún no sabía si era buena idea el ir o no. Rosa estaba buscando un par de zapatos de plataforma rojos que la harían ver más alta, mientras que yo me debatía, acostada, las ganas de ir.

—Deberías estar alegre por el favor que te estoy haciendo— dijo mientras se ponía de pie después de encontrar sus zapatos—. ¿Sabes lo difícil que fue esforzarse para este momento? Y tú con tu cara de culo, Yuki.

—Pues yo no te pedí que organizaras con tiempo toda esta madre.

—Eres una perra malagradecida, todavía que pude convencer a Castiel de que viniera esta noche y te pones de mamona— se ató el primer tacón y después el otro—, y mira que él pobre esta de los niervos y tú no te dejas que te toque.

Me puse rígida, sabia a lo que se refería, hubo un tiempo en el que estuvo molestándome con el tema pero no tan insistente. Ahora creo que era el mejor momento para sacarlo a plena luz de la noche y ella se dio cuenta.

—Cuando vas a entender que él pobre está al borde de la desesperación, ¿eh?

—No sé de qué hablas. — Mentira.

—Por favor Yukimora, dame paciencia para entender el motivo del por qué te reúsas a creer que Castiel no te desea.

— ¿Acaso soy Castiel? Ve y pregúntaselo a él ya que estas de paso.

Se voltio y su ceño estaba fruncido, la plática ya la habíamos tenido un millar de veces, sin embargo, ahora se vea realmente disgustada con la idea de que aun siguiera con mi bajo autoestima.

—No puedo creer que aun sigas con ese concepto de ti misma. ¿Qué no te das de lo mucho que has cambiado? Todos en el instituto lo han notado y tu ni tus luces.

Camino con paso enérgico al tocador y se puso un rosa fuchsia en los labios. Estaba molesta, pero yo no estaba con ganas de lidiar con su estrés sobre mi vida sexual, aun cuando a mí no me molestaba. No tanto...

—Metete en la cabeza tuya, que eres jodidamente sexy y ponte un puto vestido y vámonos— supuse que iba a pelear por que las cosas fueran como ella las había planeado, pero yo no di señales de que le fuera hacer caso—, estoy harta de no verte florecer como la sexy y jodida Yukimora que eres, la fachada de niña buena ya no te queda.

— ¿Y que si no quiero? No puedes obligarme, Rosa. Además, Castiel no es que se vea muy entusiasmado con la idea de "sexy y jodida."

—De verdad eres una ciega a no más poder. Si tan solo vieras en la forma en cómo te ve desde otro ángulo te daría pena ajena de que su polla no esté siendo bien atendida.

Me sonroje, siempre que decía comentarios sobre Castiel y su polla, me estremecía. Jamás lo había sentido duro contra mí o alguna señal de que había vida en su parte baja, pero siempre me imaginaba como sería tenerlo dentro de mí.

Rosa fue a su armario, rebusco entre la ropa y saco un vestido negro junto con unos zapatos de correas del mismo color.

—Ponte eso, y por una jodida vez en tu vida dale amor a su enorme verga, ¿quieres?

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