En marcha

1.2K 175 75
                                    

-¿Acaso eres un acosador?

El castaño simplemente río ante aquella acusación. -¿por qué lo dices? -preguntó mirando a su acompañante que se encontraba a un lado suyo.

-No lo sé, ¿tal vez porque en cuanto me subí gritaste mi nombre y me dijiste que me sentara a tu lado? -se podía notar la ironía en su voz. -En serio, que miedo que hagas eso.

-Oh vamos, deberías ser un poco más agradecido. -se llevó una mano al pecho. -¡Y yo que me tomé la molestia de apartar un asiento para ti!

-No exageres. Además apartar asientos en el transporte público no es válido, no me vengas con esas tonterías.

Dazai chasqueó la lengua y ambos se quedaron callados por un momento. Chūya miraba la ventana, distrayéndose un poco. A través del reflejo logró visualizar como los ojos del otro se clavaban fijamente en él.

-¿Qué es lo que miras, pedazo de momia? -volteó un poco incómodo.

-Nada, simplemente observo unos cuantos detalles.

-¿Detalles?

-Sí, de tu rostro. Es muy hermoso. -aquellas palabras fueron suficientes como para que el pelirrojo se ruborizara. -Sin duda podrías ser una linda señorita. -soltó con burla.

El aludido estaba dispuesto a darle un golpe en la cara cuando recordó que había algo extraño con la situación. -Eres un completo idiota. -espetó acomodándose en su lugar con los brazos cruzados. -A todo esto, ¿Cómo supiste que hoy volveríamos a vernos?

Dazai se encogió de hombros.- Simplemente lo supuse.

-¡Esa no es una respuesta! -bufó aún más molesto. -No puedes simplemente predecir las cosas y acertar así de fácil.

-Sí, sí puedo.

-Que no.

-Ya te dije que sí.

-¡No, no es posible! ¿Qué clase de lógica es esa?

-Lo es porque se trata de mí, así de fácil es, Chūya.

-¡Ah! -gritó irritado. -Te comportas como un niño de primaria.

-Al menos no tengo la estatura de uno.

Durante el poco tiempo en el que ambos habían convivido, Dazai pudo darse cuenta de lo sencillo que era hacer que el otro se molestara y obviamente sacaría provecho de eso, porque algo que le divertía demasiado era ver las "terribles" reacciones de su nuevo amigo. Y en efecto, esta no fue la excepción.

-¡Me las pagarás, idiota! -iba a golpearlo cuando de repente, el autobús frenó con gran fuerza que perdió el equilibrio y casi cae encima del mayor. Afortunadamente el otro alcanzó a reaccionar y lo detuvo.

-Vaya, que indecente eres, Chūya. Si quieres hacerme ese tipo de cosas primero tienes que invitarme a una cita. -lo miró de reojo.- yo no soy una persona fácil, ¿sabes?

-¡Cállate! -le interrumpió avergonzado. -N-no fue a propósito y no me vengas con esas tonterías. Ni siquiera eres lo suficientemente atractivo como para que alguien como yo se interese en ti.

-Pero no niegas que sea atractivo. -contraatacó.

Chūya no respondió, se limitó a acomodarse en su lugar nuevamente y dirigió la mirada hacia la ventana. Observó con detalle el lugar en donde se encontraban y notó que justo por ese sitio Dazai bajaría. Soltó un suspiro, el tiempo había pasado rápido. No es que le molestara realmente su compañía, incluso le divertía el ingenio que tenía para molestarlo, aunque el que atacara su estatura le parecía una broma de mal gusto.

-Me quedan cinco minutos.

-¿Eh?-nuevamente su atención se centró en el castaño.

-Que aún tengo cinco minutos antes de bajar, ¿crees que pueda hacerte una pregunta?

-Ya la estás haciendo. -contestó automáticamente, pero al ver que hablaba en serio no le quedó más que asentir. -Habla.

-¿Estás seguro que la vez pasada fue la primera vez que nos vimos?

Por el tono de su voz se cuestionó a qué se refería, claro que era la primera vez ¿o no? Trató de recordar si lo había visto en alguna otra ocasión pero su mente le indicaba que no. Negó con la cabeza y lo vio detenidamente. Si no lo conocía, ¿por qué se sentía culpable de aquella respuesta?

-Ya veo. -murmuró el otro llevándose una mano a la barbilla. -Entonces supongo que me equivoqué. -dijo descuidadamente, hasta que se percató de la mirada afligida del menos. -¿Qué pasa Chūya, por qué me miras con esa cara tan poco linda?

-¿Eh? ¡¿A qué te refieres con poco linda?! Además, tú comenzaste con eso.

-¿Ah sí?

-¡Sí! -acusó sintiéndose victorioso. -Tú fuiste quien pregunto eso.

Dazai soltó una carcajada que hizo que Chūya se arrepintiera de haber pensado que hablaba en serio. Entendía que con él todo era un juego.

-Pero si yo simplemente te hice esa pregunta por mera curiosidad. -se levantó de su asiento y revolvió sus rojizos cabellos. -Vaya que tienes una gran imaginación. Como sea, nos vemos mañana. -se despidió y caminó hacia la parte trasera del autobús.

Chūya esperó a que bajara y nuevamente le siguió con la mirada a través de la ventana. Seguía molesto por su reacción, pero algo en él le decía que no estaba tan equivocado. Aquella pregunta había sido sincera y traía consigo un sentimiento de nostalgia.

-Dazai, ¿alguna vez serás sincero conmigo? -se cuestionó mientras se ponía los audífonos y esperaba para llegar a casa.

En el caminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora