Dos caminos se cruzan

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Soltó un suspiro al no verlo en el autobús, al parecer el día de hoy se iría solo a casa. Rápidamente buscó un lugar para sentarse y sonrío al ver que había dos desocupados al final. Pagó su pasaje y caminó hacia ellos. Se colocó del lado de la ventana y colocó su mochila en el otro asiento. Se sorprendió un poco al hacerlo, pero sabía que en el fondo, esperaba encontrarse con Dazai.

-Disculpa, ¿ese lugar está apartado? -preguntó amablemente un chico con cabello extraño pero que le sonreía dulcemente.

-¿Este? -señaló sintiéndose estúpido por la obvia respuesta. -No...-dudó un poco pero quitó sus cosas. -Puedes sentarte si quieres.

-Gracias.

Observó con detenimiento al chico que ahora se encontraba a su lado y se sorprendió al ver que usaban el mismo uniforme.

-¿Sucede algo? -preguntó tímidamente el otro incómodo por aquella situación.

-Vamos en la misma escuela. -señaló nuevamente lo obvio.

-Así parece. -contestó tratando de ser lo más cortés posible.

-¿Cómo te llamas, chico?

-Nakajima Atsushi, es un placer.

-Hmmmm...tu nombre me resulta familiar pero no sé en qué lugar lo escuché. -trató de recordar pero le fue en vano. -Como sea, soy Nakahara Chūya. Un gusto.

-¡Oh sé bien quién eres! -dijo emocionado. -Dazai-san habla mucho de ti.

-¿Dazai? -preguntó desconcertado. -¿De dónde le conoces y por qué habla de mí?

Atsushi se golpeó mentalmente al ver la reacción del otro, al parecer la había liado. Pensó en cómo arreglar las cosas.

-Es sólo que él va en la misma clase que yo. -contestó seguro. -Y sé de ti porque él dice que siempre regresa a casa acompañado por otro chico de nuestra escuela.

-¿Entonces por qué siempre que me lo encuentro usa una ropa distinta al uniforme? -cuestionó sin encontrarle lógica a aquella respuesta. -¿Y por qué siempre que subo él ya está en el autobús? Si fuéramos en el mismo colegio lo más obvio sería que nos encontráramos en la parada de autobús.

-Lo qué pasa es que...-Atsushi se sentía intimidado, no podía decirle "lo qué pasa es que se escapa de clases sólo para poder hablar contigo", esa respuesta estaba completamente descartada. -Lo qué pasa es que Dazai-san no soporta la escuela del todo y se escapa poco antes de que terminen las clase. Por eso es que lleva otra ropa cuando lo ves. -sonrío complacido por su respuesta. -Yo mismo le he regañado y le he dicho que está mal pero al parecer no quiere hacerme caso.

Chūya le miró fijamente, tratando de adivinar si eso era verdad o mentira, pero al ver que el chico estaba seguro de sus palabras decidió creerle.

-Ya veo, entonces, ¿te causa problemas?

-No es eso, creo que yo le causo más problemas a él. -se avergonzó por aquella confesión. -Pero me preocupa que sus notas bajen por un simple capricho suyo. -de repente, una grandiosa idea se le vino a la mente. -¿crees que podrías ayudarme?

-Voy a intentarlo. -aceptó sin dudar porque creía que Dazai le haría caso a él, no sabía porqué pero era una corazonada. -Oye, Nakajima.

-¿Qué sucede?

-Si vas en la clase de esa momia, entonces sabes dónde está él en estos momentos, ¿no es así? -preguntó tratando de que no se notara su preocupación. -No es cómo que quisiera saberlo, de hecho me da igual, pero me es raro que no esté aquí para molestarme. Eso es todo.

Atsushi soltó una pequeña risa y miró la hora de su celular.

-Está bien, si eso es lo que quieres saber.

-¡No quise decir eso! -le interrumpió el pelirrojo. -el otro sonrío ante aquella respuesta.

-Es sólo que hoy tenía que terminar un trabajo o el profesor le reprobaría, pero de seguro mañana lo volverás a ver.

Chūya puso los ojos en blanco, de verdad que a ese idiota le gustaba meterse en problemas. Ya después se encargaría de regañarle.

-Bueno, me despido Nakahara-san. -el mayor tomó sus cosas y se levantó del lugar. -Fue un gusto conocerte, espero y nos veamos nuevamente.

-¡Nakajima, espera! -el otro chico volteó a verle. -¿Podrías decirle a ese tonto que  lo veo en la salida mañana? Que ni se le ocurra salir antes o me enfadaré, dile que si no me hace caso no volveré a dirigirle la palabra.

-De acuerdo, yo le digo. -hizo un ademán y bajó del autobús.

Después de hablar con él, Atsushi se sintió un poco aliviado. Se veía que era un buen chico y que era al único al que Dazai le haría caso. Ya no tendría que preocuparse más sobre su relación.

Su teléfono comenzó a sonar y rápidamente contestó, ya sabía quién era el que le llamaba.

-¿Qué sucede?

-¡Atsushi! ¡Dime que cuidaste bien de mi Chūya! -gritaba entre sollozos aquel que se encontraba del otro lado de la línea.

-Tranquilo, Nakahara-san está bien.

-Me extrañó, ¿cierto? ¿Verdad que lo hizo? ¿Verdad, verdad?

Atsushi no pudo evitar que una risa se escapara de sus labios. Le divertía lo infantil que podía llegar a ser el castaño cuando se trataba de ese chico.

-Algo así, preguntó por ti. -escuchó un chillido de felicidad del otro lado de la línea. -A propósito Dazai-san, él quiere verte mañana a la salida.

-Pero si siempre lo veo a la salida. -respondió como si fuera lo más obvio.

-Me refiero a que quiere verte a la salida, en la escuela.

Aunque no pudiera verlo, Atsushi supo que el mayor se había sorprendido pues tardó varios segundos en contestarle.

-¿Qué fue lo que le dijiste? -preguntó un poco preocupado. -No dijiste lo que creo que dijiste, ¿o sí?

-Sólo le dije la verdad, Dazai-san. El también piensa que es importante que atienda todas sus materias.

El castaño soltó un chillido de horror, estaba seguro de que Chūya le regañaría por saltarse las clases y peor aún, ya no le permitiría hacerlo nuevamente. Eso era peor que decirle que durante todo este tiempo le había estado cuidando a escondidas. Prefería que le llamara acosador a que le prohibiera saltarse la última clase.

-¿Está todo bien? -preguntó el menor una vez que había pasado un minuto sin recibir respuesta alguna.

-S-Sí. -contestó desanimado Dazai. -Me tengo que ir, hablamos luego.

El castaño cortó la llamada sin siquiera esperar una respuesta y se quedó viendo el teléfono con una cara deprimida. Ahora sí quería estar muerto.

En el caminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora