Capítulo 4

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Leer escuchando Diana, One Direction.

[Zoe]

Después de haber almorzado, salió a dar su típico paseo.

Caminó lento y sin prisa alguna por las calles de Londres. En el camino, vio a varios de sus compañeros señalándola y riéndose de ella. Otros la veían con cierto temor. Sus ojos comenzaron a empañarse. Sin embargo, intentó no dejar caer ni una sola lágrima.

Si bien aparentaba ser fuerte, esa fuerza se debía a su mejor amigo, Olly. Él era quien la ayudaba a soportarlo todo. Pero, cuando estaba sola, sólo era una adolescente de quince años deprimida sufriendo de bulliyng.

Recordó todas esas veces en que la empujaron por las escaleras; la encerraron sola en un salón con un rottweiler dentro; pusieron termitas y arañas en su mochila; le gritaron “gorda”, “experimento fallido”, “malparida” y demás cosas por los pasillos; pusieron condones usados en sus trabajos escolares; tiraron sus libros por el excusado; y le metieron trabas al caminar por la escuela.

Las lágrimas comenzaron a caer sin poder evitarlo. Más recuerdos horribles invadieron su mente. Su primer ataque de ira fue uno de ellos. Fue a los doce años, cuando estaba cambiándose después de una obra escolar y unas niñas izaron toda, absolutamente TODA su ropa por el mástil., incluyendo su disfraz.

Las lágrimas caían cada vez más y más. Corrió hasta el parque más cercano, apenas pudiendo ver. Se sentó a la sombra de un árbol y lloró. Necesitaba gritar pero no podía hacerlo en el parque, por eso mantuvo el sonido de su llanto lo más amortiguado posible.

Entonces escuchó un grito de mujer. Sus sentidos se despertaron y, aunque tenía la cara inmersa en lágrimas, corrió por todo el parque hasta llegar al lugar de los hechos en donde vio a una mujer huir con su hija en brazos.

Frunció el ceño, confundida. Le echó un vistazo al lugar y vio, aterrada, a una persona enterrada bajo una montaña de nieve. Sólo se veían los pies, y fue por eso que lo vio.

Se agachó y, con la cara congelándosele, se puso a escavar. La nieve estaba dura pero siguió escavando. Después de unos minutos, vio el torso abrigado, y, a continuación, la cara de un hombre. Un muchacho, mejor dicho. Terminó de desenterrarlo e intentó despertarlo.

Era rubio y, gracias a la nieve, estaba más pálido de lo normal. Pasados unos segundos lo reconoció: su nombre era Niall James Horan, miembro de One Direction. ¿Cómo lo reconoció? Al llegar a casa, después de la escuela, su padre le prestó la computadora y se puso a ver los Videos Diarios.

Si no estuviese con los ojos llorosos y en medio de una emergencia, estaría gritando como loca y dando brincos por todas partes, feliz de haberlo visto.

Palmeó un poco su cara y lo sacudió hasta que él, lentamente, comenzó a abrir los ojos. Un suspiro de alivio se le escapó de la boca y sus labios se curvaron en una sonrisa.

[Niall]

Al despertar, vio a una muchacha muy bonita mirándolo. Tenía la cara mojada y los ojos inyectados en sangre, pero estaba sonriendo, una bonita sonrisa. No era maniática ni nada por el estilo, sino una encantadora sonrisa.

Ella lo ayudó a levantarse. Él estuvo a punto de caer debido a que tenía las piernas dormidas y lo invadió un leve mareo, pero la muchacha lo mantuvo en pie.

-Tenemos que resguardarnos del frío, en especial tú –dijo ella.

Él sólo asintió. La cabeza aún le dolía y tenía la boca seca.

Ella se quitó el gorro y la bufanda que llevaba puesta e intentó ponérselos, pero Niall se hizo para atrás, negando con la cabeza.

-Oh, vamos, no muerdo. Además, no querrás que te vean con una adolescente caminando por las calles de Londres tan juntos. Los paparazzis te comerían vivo. Aparte, tú lo necesitas más que yo.

Casualidad, hermosa casualidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora