Peter Hale (parte 1) #1

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Tu vista se encontraba completamente nublada. La sangre corría por tu costado, donde tenias colocada tu mano, en un vano intento de detenerlo. Caminabas todo lo rápido que podías, que en realidad te hacía parecer una vieja con Parkinson, hacia las puertas del hospital.

Hacía una media hora te encontrabas dando un paseo sola por la calle, y de un segundo a otro, un animal parecido a un lobo se te tiró encima y te mordió el costado. Literal, te mordió. Casi te da un ataque al pensar que podía haberte pegado la rabia. Y lo que más te sorprendía, es que fuese todavía por la tarde, con luz, y aún así nadie lo viese.

De un modo u otro, conseguiste llegar hasta el hospital, y ahí te encontrabas ahora, intentando alcanzar la puerta. Nada más llegaste, apoyaste las manos ensangrentadas en la puerta de cristal, y susurraste por ayuda. Lo último que llegaste a ver fue a una doctora con el uniforme, de pelo negro y rizado correr hacia ti con preocupación. Fue entonces cuando perdiste el conocimiento.

Escuchabas voces como un eco perdido en la lejanía, mientras abrías los ojos lentamente. Pudiste ver a la doctora que recordaste como la que corrió hacia ti, hablando frenéticamente con el sheriff de Beacon, el señor Stilinski.

«¿Que demonios acaba de pasar?» fue lo primero que te preguntaste a ti misma mientras los veías discutir.

— Tranquilo, solo se desmayó por un golpe en la cabeza. Debió caerse cuando le mordieron. La mordedura ya curó, lo que significa que ya es una mujer lobo. —Dijo la mujer.

No tenías fuerza para hablar, te dolía demasiado la cabeza, pero si podías deducir que a lo mejor la que necesitaba un médico era esa mujer y no tu. ¿Mujer lobo? ¿De que mierda estaban hablando?

— Necesitamos llamar a los chicos, necesitamos que nos ayuden. No han elegido el mejor día para transformarla, dentro de una hora saldrá la luna llena y si está recién convertida, perderá la cordura y matará todo lo que se le cruce.

Las palabras del sheriff ya te dejaron loca. No sabías de que estaban hablando, y al final no pudiste evitarlo.

— ¿Pero que cojones? —Susurraste, mirándolos con estupefacción. Ambos giraron sus cabezas y te miraron con sorpresa.

— Señorita, ya está despierta. —Dijo el sheriff.— Necesitamos que guarde la calma. Iré a llamar a Scott. —Dijo el señor girándose esta vez hacia la mujer.

Ella, en respuesta, puso una mueca de culpabilidad.

— En realidad, ya me he ocupado de eso. No me culpes, pensé que el sabría más que los demás.

La cara de confusión del sheriff se disipó por una de enfado cuando vio que por la puerta entraba una tercera persona. Un hombre alto, con bastantes músculos, el pelo medio rubio y ojos azules. Tenía pinta de ser mayor, entre treinta y cuarenta años, pero se mantenía en estado perfecto y bastante caliente.

«Mi madre, (TN), que haces pensando así. Te puede llevar unos veinte años, podría ser tu padre.»

Le hiciste caso a tus pensamientos, y te centraste en la conversación tan bizarra que tenían aquellas tres personas.

— Tranquilidad, Stilinski. Yo no le he mordido. —Dijo el recién llegado con voz profunda y calmada.

— Por favor, ayúdanos a controlarla. Llegó aquí ensangrentada, y hoy hay luna llena. Necesitamos que le ayudes a controlarse. —Suplicó la doctora.

El hombre, suspiró sonoramente, y levantó su vista hacia ti. Te miro profundamente hacia los ojos, y soltó una sonrisa traviesa.

— Muy bien, chiquilla. ¿Cual es tu nombre? —Dijo con tono divertido, caminando hacia la camilla.

Imaginas/One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora