A Liam le tomó algún tiempo decidirse si ir a la tienda cuando los turnos de Louis coincidían con los de Zayn, pues no quería que Zayn pensara que lo estaba acosando o algo por el estilo.
Un atardecer y una suave brisa acompañaban los pasos de Liam mientras caminaba a la tienda. El cielo pintaba unas tonalidades azules y violáceas, dándole a la tarde una tranquilidad casi inusual, pues la gente siempre andaba apresurada y estresada por las calles, pero al ya estar rondando las 18:00 p.m y dado al frío que comenzaba a hacer, las calles se encontraban casi solitarias.
Liam finalmente había decidido ir a ver a Louis un día jueves, día en que también trabajaba el moreno (según lo que su amigo le había comentado) y puede que se encontrara un poco nervioso —y emocionado— por el hecho de volver a ver al pequeño de coquetas pestañas largas.
(Puede también que se haya arreglado un poco más de lo normal y puede que se haya puesto su perfume favorito, pero Zayn no tiene porqué saberlo).
Luego de unas cuantas cuadras más, se adentró a la tienda; la característica campana anunciando su llegada. Miró a su alrededor, buscando con la mirada si estaba el moreno, pero éste no se encontraba por ninguna parte, por lo que supuso que estaba ocupado trabajando en algún tatuaje. Escuchó como una voz más aguda lo llamaba del recibidor y, encontrándose ahí Louis, se dirigió donde él.
—Hey, así que buscando al pastelito, ¿no? —preguntó divertido el ojiazul al notar la inmediatez con la que el castaño había intentado localizar a Zayn.
Liam continuaba mirando distraídamente a sus alrededores mientras Louis le hablaba, aún con la esperanza de ver al moreno y cuando su amigo hizo mención de este de manera particular, logró captar su atención.
—¿Uh?
—Oh, ya sabes, no te hagas. ¿Zayn? ¿El chico del que no has dejado de hablar desde que te lo encontraste en-
—¡Louis! —exclamó en un susurro escandalizado el castaño— ¿Podrías dejar, por favor, de hablar como si estuviéramos solos?
El ojiazul rodó los ojos, perdiendo la poca paciencia que le quedaba por su ridículo y exagerado amigo y lo miró como si fuera tonto.
—Zayn no está, genio.
—¿Cómo que no está?
—¡No está! Enfermó. Se tomó el día ya que esperaba poder descansar un poco por el terrible dolor de garganta con el que amaneció —miró cómo, al parecer, su amigo comenzaba a darse cuenta de que tenía sentido y asintió en comprensión. Louis rodó los ojos exasperado por la carencia de iniciativa de su amigo y volvió a hablar— Ve a verlo.
—¿Qué?
—¡Oh, Dios mío! ¿Eres sordo o qué? ¡Que lo vayas a ver!
Liam meditó unos segundos la idea de su mejor amigo. Sabía que sería un lindo gesto, además de que podría aprovechar de llevarle unas flores o algo para comenzar a ganarse al morenito, pero, al mismo tiempo, sabía que sería un poco extraño, pues no se conocían en lo absoluto. Por otro lado, su cabeza le respondía diciendo que esta podría ser la oportunidad perfecta para comenzar a hacerlo.
"—Para el colmo, lo piensas —Liam dirigió su mirada al ojiazul, quien reposaba su cabeza en su mano observándolo con una mueca aburrida y su mirada delataba que estaba pensando lo estúpido que era.
—Claro que lo pienso. No es como si fuera a llegar simplemente porque sí a su casa.
Louis alzó las cejas, dirigiéndole una expresión divertida, para luego exclamar: —¡Eso es exactamente lo que debes hacer!