17. Toma mi mano

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El sonido del bosque no era el del típico piar de las aves o el aullido de algún animal, en cambio se podía escuchar claramente el sonido de un llanto de dolor por parte de un padre por su hijo amado. Eso fue lo que llamo la atención de John, después de lograr localizar la dirección de los lamentos se puso en marcha sospechando que allí encontraría algo más que simple lamento.

John Winchester muy pocas veces a lo largo de su vida había sentido un profundo miedo, de hecho las veces eran contadas.

La primera había sido cuando estuvo en la guerra, nunca había visto tanta carnicería y sufrimiento en un solo lugar. La crueldad del ser humano no tenía límite ni piedad alguna.
La segunda había sido casi tan dolorosa como recibir un balazo o peor, viendo como un hombre de tu batallón es volado en miles pedazos. Aquella noche tan viva en su memoria hoy en día podría ser catalogada como uno de sus peores momentos, cuando escucho el grito de Mary desde el piso de arriba nunca llegó a imaginar que la vería clavada en el techo del cuarto de Sammy, mirándolo con ojos suplicantes queriendo expresar mil cosas, miedo, amor, despedida, cuida de nuestros hijos. Y luego toda su vida fue borrada por la ola de fuego que quemó no sólo a su esposa sino también una parte del hombre que solía ser.

Y por último la tercera vez que sintió ese miedo atroz que calaba lentamente sus huesos y hacia que su corazón casi se detuviese, era ahora mismo, justo frente a él.

John Winchester el gran cazador, temido por todo aquello que se haga llamar sobrenatural y por cualquier idiota que se atreviese a cruzarse en su camino, ese mismo hombre dejó de ser un peligroso cazador y pasó a ser un padre destrozado y perdido en el dolor. Al principio John no daba abasto de lo que sus ojos veían o simplemente no quería ver lo que se le mostraba frente a él y eso no era nada más ni nada menos que el cuerpo inmóvil de su hijo menor.

Tuvo que hacer mucho esfuerzo para no caer de rodillas ante imagen tan destrozadora, el pequeño cuerpo se encontraba boca arriba, con la cara cubierta de moretones y una exagerada mancha roja cubriendo su pecho. John parecía hipnotizado viendo la mancha de sangre y al parecer fue sacado de su trance al ver un ligero movimiento de pequeñas respiraciones.

¡Está vivo! -Grito internamente mientras eliminaba la poca distancia que los separaba, ignorando completamente a Arthur quien se encontraba inclinado sobre algo o alguien.

-Sammy, chico vamos -Su mano voló al cuello de Sam, buscando alguna señal de vida, rezando a quien se dignara a escuchar sus plegarias que su niño tuviese posibilidades de vivir -¡Oh Dios, está vivo! -Exclamo soltando un suspiro de alivio, aunque si no se apuraba la situación podía ser otra. Rápidamente se quitó la camisa a cuadros y la presionó en el pecho sangrante, logrando escuchar un pequeño gemido de dolor ante dicha acción.

-¡NO, YO LO MATE! -Gritaba Arthur, quien al escuchar el alivio en la voz de John, fue consumido por una gran ira -¡Esta muerto!

-Maldito, el único que morirá aquí serás tu -Como si estuviese poseído, John comenzó a golpear a Arthur dejándolo casi hecho papilla en el suelo para luego levantarlo de la camisa y arrastrarlo hasta donde se encontraba el cuerpo de Matthew -Mira lo que has hecho maldito infeliz, mataste a tu propio hijo y aun así lo intentaste con mi hijo. ¡Míralo bien! -Decía mientras lo sacudía y lo obligaba a quedar a tan solo centímetros del rostro de Matthew.

-¿Y quién te crees tú para llamarme asesino? -Sonrió con cinismo, mostrando sus dientes cubiertos de sangre -Tu mataste a Andy y esto -Señalando a Sam -Digamos que es un reembolso por las pérdidas en el pasado.

-¿Reembolso?, estás loco -Soltó la camisa de Arthur, haciéndole caer bruscamente contra el suelo -No sé porque pierdo mi tiempo contigo, tengo un hijo que salvar.

Carry on you are not aloneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora