Siempre pensó que el bosque era un lugar tranquilo y casi mágico, había tanta vida en él que era imposible no sentirse pequeño ante tanta variedad de vida, pero cuando estas solo y desorientado las cosas cambian, el tiempo sigue su curso y entre más te adentras en esas profundidades verdosas cada silueta de cada árbol termina siendo algo amenazador y si no tienes cuidado cada paso que das podría ser tu muerte.
Sam se encontraba tan perdido que no sabía ni por donde iba, solo sabía que tenía que escapar de ese maldito bosque como diera lugar o ese sería el último lugar que pise, él sabía que la criatura seguía tras él aunque hace un buen rato dejó de escucharla, quizás fuese para darle tiempo de tomar aire y luego retomar aquello que ya parecería un juego siniestro, él sabía que solo tenía que mantenerse fuera del alcance de ese perro negro y todo saldría bien.
Cansado de su loca carrera se detuvo recostándose contra un árbol, rezando para que su cuerpo no decida ceder a las tentaciones del agotamiento, necesitaba seguir. Cerrando sus párpados se concentró en el silencio del bosque y la suave brisa que corría por él, podía sentir su corazón y sus pulmones calmarse por unos instantes por eso cuando abrió los párpados se sintió un poco mejor y no como si su cuerpo fuese a colapsar. Estaba a punto de seguir avanzando cuando escucho un fuerte gruñido nada natural que lo dejó con la sangre helada.
Esta aquí -Pensó mientras corría lo más fuerte que sus cortas piernas le permitieron.
Podía oírlo claramente cada vez más cerca de él, sabía que si no pensaba una manera de salir de su radar no la contaría. Corrió y corrió hasta sentir sus pulmones casi quemar, pensó que esos serían sus últimos momentos en este mundo o eso fue hasta que escucho un río cercano y supo que esa sería su única salvación.
Vivir o morir, todo o nada -Pensó mientras corría hacia un pequeño acantilado y sin dudarlo salto.
La caída no era la parte difícil sino lograr salir de esas correntadas antes de terminar ahogándose, más de una vez estuvo a punto de hundirse para nunca salir pero sin saber qué había algo que no lo dejaba rendirse así que siguió tratando de nadar hasta alguna roca que lo ayudará a llegar a la orilla, en su afán de buscar algo a lo que sujetarse se estrelló contra unas rocas que le sirvieron para llegar a la orilla, ¿lo malo?, la correntada era tan fuerte que al estrellarse en dichas rocas se golpeó el costado logrando escuchar algo romperse, quizás una costilla o dos por como dolía.
Los minutos parecían horas y el simple hecho de salir del agua lo dejó totalmente agotado casi tentándolo a quedarse dormido a la orilla del río.
Vamos Sam, muévete o morirás -Se dijo a si mismo mientras le castañeaban los dientes, el frío era insoportable.
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Deben de ser muy fuertes las alucinaciones -Pensó Arthur mientras observaba el obvio rastro de pistas que iba dejando el chiquillo en su infernal huida.
El rastro lo llevó al pequeño acantilado, viendo que ese era el fin de las pisadas supuso que el chico tuvo que haber saltado al río.
¡Genial, ahora tendré que dar toda la puta vuelta! -Vociferaba a la nada, maldiciendo que todo se estuviera complicando, el plan inicial era ser el buen samaritano y darle una mano a John, buscando al descarriado chico y luego pegarle un tiró y largarse de ese maldito lugar, esperando ver la devastación en el rostro del cazador pero en cambio ahora tendría que tomar su valioso tiempo para darle una verdadera búsqueda, ya se las cobraría cuando lo encontrase al fin y al cabo el destino de ese chico ya está marcado y nada ni nadie podrá revertirlo.
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Carry on you are not alone
FanfictionJohn y Dean Winchester deciden salir por un par de horas, dejando a un Sammy de 8 años solo en la habitación de hotel. ¿Pero qué sucede cuando no regresan? ¿Qué pasara con Sam? Y si el destino dicta que se encuentren años después...