Noche 2: Soledad

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[3 meses, 2 semanas de gestación]

-¿necesitas algo más, mamá?-preguntó la platinada antes de salir de la habitación
-estoy bien cariño-respondió el japonés tratando de sonreír.
-sí necesitas algo, Annia esta en su habitación. Yo regresaré en dos horas. Tengo que ir a hablar con Yakov e iré al banco a retirar Efectivo- respondió la joven alfa colocándose el abrigo color azul pavo antes de salir del pequeño departamento que la chica de dieciséis años había rentado después del grand prix.
-cariño, estaré bien- replicó el japonés dedicándole una tierna sonrisa a su hija mayor.

La joven salió a duras penas del departamento. Hacia casi un mes que había regresado de París después del Grand Prix de patinaje, por lo qué, una vez que regresaron a Rusia en secreto, la adolescente sacó sus pertenencias, las del japonés y las de su hermanita menor y rentó el departamento en el que ahora vivían los tres. Con prisa, y totalmente cubierta, se dirigió al recinto de patinaje en el que Yakov entrenaba al equipo ruso de patinaje. Ella nesitaba hablar directamente con el alfa ruso que se suponía que era su padre.

-¡solo es un flip! ¿como es posible que no puedas hacerlo ahora, Vitya?- Yakov Feltsman seguía regañando al peliplata que se encontraba apoyando ambas manos sobre sus rodillas.

Eso hizo sonreír a la joven alfa de manera maliciosa. El ruso se lo merecía, eso y mucho más.

-¡Yakov!- la voz cantarina de la medallista de oro se hizo escuchar en la pista, haciendo sobresaltar al peliplata- necesito hablar contigo- a pesar de que la joven se percataba de la presencia del albino, prefirió hablar con el viejo Yakov
-¿que necesitas, Natasha?- preguntó Feltsman acercándose a la albina
-venía a agradecerte, Yakov-respondió la joven quitándose los lentes de sol, dejando al descubierto la mirada castaña
-¿agradecerme qué?- Feltsman y los demás patinadores parecían sorprendidos
-en seis meses más me mudaré a Japón con toda mi familia- respondió con voz fuerte y clara, llamando la atención de Nikiforov- MI madre necesitará ayuda para cuidar al bebé y MI abuela parece estar de acuerdo. Dejaré el patinaje por un año para que MI hermanita pueda crecer bien. Claro, todo depende de una decisión-agregó haciendo sobresaltar al albino.
-¿vas a irte?-preguntó Mila Babicheva- y ahora, ¿quien me ayudará  a molestar a Yuri?-preguntó señalando al rubio que hacia un salchow cuádruple
-ya dije que la decisión final no depende de mí, depende de otra persona- respondió la joven alejándose de ahí.

Sin decir otros palabra, la joven salió del recinto de patinaje.

[5 meses]

-muy bien, señor Yuri, aquí puede observar la cabeza del bebé- señaló el médico mientras pasaba un aparato sobre el vientre abultado del japonés.
-¿cuando sabremos que es, doctor?- preguntó la joven alfa mirando la pantalla en donde se veían las imágenes del bebé que seguía su crecimiento
-ya podemos saberlo, pero depende de si ustedes quieren saberlo o no- respondió el doctor con una sonrisa.
-sí- respondió el japonés, apretando la mano de su hija mayor.
-bien, Yuri, felicidades. Dará a luz a una pequeña niña- respondió el doctor

Yuri no pudo contener las lágrimas. Eran de felicidad, por saber que pronto tendría a una princesa más en la familia, y de tristeza, pues no tenia a su pareja a su lado. La tristeza que sentía el omega al no sentir a su alfa cerca lo sumía en una gran depresión, depresión que el alfa podía sentir gracias al lazo que no había deshecho. Los sentimientos de tristeza y abandono que sentía el omega, golpeaban con gran crueldad al alfa, eso hacia que el albino se encerrará en la habitación que antes compartía con Yuri a beber Vodka hasta quedar completamente ebrio, buscando a su omega y a sus hijas.

-muy bien, Yuri. Me alegra que siga la dieta que le recomendé. Es bueno para la salud de la bebita- respondió el doctor mientras la platinada ayudaba a su madre a levantarse
-Natasha no deja que coma cualquier cosa-respondió Yuri mirando fijamente a su pequeña
-bueno, señor Yuri, nos veremos el próximo mes- agregó el doctor mientras extendía una hoja blanca en dirección de la joven medallista de oro- señorita Natasha, asegúrese de que su madre tome todas las vitaminas
-por supuesto doctor, así lo haré-respondió con una sonrisa la joven.

Ambos salieron del hospital y se dirigieron a su departamento temporal. Sólo unos cuantos meses más y estarían viajando a Japón.

Al llegar al departamento, Natasha Nikiforova dejó a su madre sobre la esponjosa cama y salió una vez más para comprar la comida que tanto su madre y su hermana pequeña degustarían para la cena; marcó el número que tantas veces había insistido, la llamada una vez más fue a dar directo al buzón de voz. La joven se aclaró la garganta cuando la grabación finalizó

-hola. Ya sé que éstas ahí. No tiene caso que te ocultes más. Sé que no quieres hablar conmigo, tal vez ni siquiera quieras volver a ver a mamá. Si ese es el caso, ten el valor de deshacer el lazo para que mamá sea feliz. No quiero tener que despreciarte el resto de mi vida, y tampoco quiero que Anna crezca sin una imagen paterna. Si no quieres volver a vernos, sólo deshaz el lazo y te dejaremos en paz.

El mensaje finalizó mientras la joven caminaba hacia la fría noche que San Petersburgo le ofrecía, a pesar de ser mediados del mes de marzo.

Pequeño regalo [Yuri!!! on ice : omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora