[5 meses de nacida]
-ven Anna, ven con la Abuela- Hiroko Katsuki trataba de animar a la pequeña peliplata que apenas podía ponerse de pie
La pequeña Anna de verdad lo intentó en especial cuando su hermana Annia regresó a Yutopia cubierta por una delicada capa de nieve en la cabeza.
Anna deseaba correr tal y cómo su hermana Annia lo hacía. Su madre y su hermana mayor estaban preparando y escojiendo las melodías que la joven alfa usaría en sus programas del próximo año.
De pronto, Natasha y su madre aparecieron detrás de su abuela, lo que le dio más fuerza a la pequeña Anna de querer llegar al otro lado de donde se encontraba.La pequeña de apenas cinco meses de nacida, cayó sentada y comenzó a llorar. La joven alfa se acercó a su hermanita, la tomó en brazos y Comenzó a Arrullarla mientras la bebé acariciaba embelesada la cabellera corta y totalmente negra de su hermana. Ahora Natasha parecía la copia exacta de su madre, exceptuando los lentes. Yuri y Natasha siempre habían sido de gran parecido, a pesar de la cabellera plateada y larga de la joven, misma que se cortó y tiñó de color negro azabache a penas llegaron a Hasetsu. Era 24 de diciembre y la familia Katsuki decidió festejarlo en Yutopia, pues era la primera navidad de Anna y la primera que las gemelas Aisha y Laisha pasaban en Japón.
Annia y Aisha se hicieron amigas de inmediato, a pesar de que está ultima a penas tenía cinco años y Annia ya había cumplido los siete. La tía Mari se dedicó a peinar la cabellera de Natasha mientras que Yuri jugaba con su bebé. La media noche se Hizo presente, ya era veinticinco de diciembre. Era navidad... Y también... El cumpleaños de Víctor.
La pequeña Anna gateó ágilmente hacia su hermana mayor y luego desvió la mirada hacia el gran pino verde que adornaba la sala de estar del hotel de aguas termales. Natasha dió un ligero beso en la frente de la Pequeña y le hizo mimo con la nariz.
-te prometo que el próximo año traeré la medalla de oro a casa- susurró mientras la pequeña bostezaba
*Víctor*
-muchas gracias, nos vemos luego-respondí y la llamada telefónica se cortó.
Otra vez estaba sumido en ese asqueroso abismo de tristeza sin poder buscar la salida. Maccachin se acercó y se acurrucó junto a mí, Una vez más, estábamos solos. Ya llevaba casi un año sin saber nada de ellos, sin escuchar la sonora risa de Annia, sin ver el ceño fruncido de Natasha cada vez que un salto en su coreografía no le gustaba, de escuchar su magnífica interpretación al violín y de él, de no ver su sonrisa cada mañana, de no poder ver su sonrojo cada vez que lo abrazaba, cada vez que le robaba un beso o incluso de cuando patinabamos juntos. De no poder sorprenderlo cada día, de no tener que pelear con el gato de Natasha cada vez que se lanzaba contra mí. Extrañaba en especial el dulce aroma a almendras de Yuri, las suaves lineas que delineaban a la perfección su cuerpo, de sus caricias. Las noches que pasaba con él, los días de diversión en familia... En especial ese día, veinticinco de diciembre.
¿que estarán haciendo? ¿estaran jugando en la nieve, tal y cómo lo hacían en Rusia? ¿estarian cenando katsudon o alguna horrible cosa verde para mantener su peso? ¿verian las clásicas películas Navideñas o simplemente irían a patinar en el hielo?Tomé de nuevo la botella semi vacía de vodka y me la acabé de un sólo trago. Era un hábito que había adquirido cuando la soledad empezó a hacer de las suyas conmigo.
Ya no salia a ningún lado. Mi vida había regresado a aquella estúpida rutina monocromática que era antes. Antes de Yuri. Antes de ser... De ser feliz.
La puerta sonó de Manera insistente, ¿quien podría querer pasar ese día con un borracho como yo?
-¡abre ya esa Maldita puerta, anciano!- la voz de Yurio resonó a través de la puerta de madera.
Tambaleante, me acerqué a la puerta y la abrí de un tirón. El rubio parecía asqueado por la falta de limpieza del departamento, pero, ¿a quien demonios le importaba? La persona que más deseaba se encontraba lejos, así que en realidad, no me importaba vivir en un basurero.
-demonios Víctor, ¿cuando fue la ultima vez que limpiaste este lugar?- preguntó el rubio
-¿a quien le importa la limpieza?- pregunté mientras caía en el sofá, del mismo modo en el que Annia solía tirarse a ver televisor- la limpieza es como el amor: no sirve para nada
-joder Víctor, ¿que pensaría el cerdo si te viera en estos momentos?-preguntó Yurio mientras me quitaba la nueva botella de licor que estaba por abrir
-"niñas, no sigan el ejemplo de su estúpido padre, en especial tú Natasha... y deja de mirarme con esa cara de niña malcriada"- luego de haber soltado esas palabras, reventé a carcajadas
-bueno, tengo que admitir que esas serian las palabras del cerdo, pero Víctor, ¿acaso has intentado hablar con el cerdo?-preguntó mientras dejaba la botella en el piso, cerca de mi mano
-no le veo el caso-respondí mientras volvía a tomar la botella y ponerme a beber de la boca- tal vez Yuri... Encontró a alguien mejor que yo, alguien... Menos idiota
-ese seria un buen futuro para él, pero ¿realmente lo crees así?- preguntó una vez másLo miré sorprendido. Tal vez estaba borracho pero no tanto
-¿quien eres tú y que le hiciste a Yurio?- pregunté sacudiendolo del hombro
-¡sueltame, Víctor idiota!-rezongó de inmediato el rubio librándose de mi agarre- sólo decía que tal vez el cerdo si te extraña
-Yurio, soy un completo idiota. ¿acaso crees que Yuri podría perdonarme sólo llendo a Hasetsu por él y ya?-el rubio asintió como respuesta- imagina esto: tienes dos meses de embarazo y no le has dicho a... Otabek, él va a competir y de la nada tú te desmayas. Al llegar al hospital, Otabek se entera que en tú último celo quedaste preñado, ¿como crees que actuaria?Yurio parecía nervioso. Estaba pensando demasiado su respuesta. Después de un rato, sacudió la cabeza queriendo alejar algún pensamiento.
-¿ya te diste cuenta?- pregunté mientras la botella de vodka se iba vaciando en mi garganta
-antes que nada, Otabek no es ningún idiota que se asusta, no como tú- respondió quitándome la botella de la mano- pero veo por donde va el problema. Tienes miedo que el cerdo haya encontrado a alguien que lo quiera a pesar de tener una hija con otro alfa
-yo se que debí parecer un idiota, pero... no sabía que hacer-respondi suspirando- además, Natasha me odia. De eso estoy seguro
-¿como puedes asegurarlo?-preguntó antes de que pudiera recuperar mi botella
-Yurio, ¿ya viste las redes sociales de Natasha?- él negó con la cabezaSaqué mi celular del bolsillo y le enseñé las fotos que Natasha había subido. Ahora se veía diferente, una copia precisa de Yuri, una doble tortura para mi
-tal vez sólo quiso un cambio de imagen-respondió
-no Yurio, ¿conoces la historia de Natasha?
-no, pero es algo que no debería saber- respondió. A pesar de ser un gatito, le gustaba respetar la privacidad de los demás
-Natasha nació en el seno de una familia de alfas. Sus padres son el empresario Jean Ivanov y su esposa Silvye. Cuando Natasha nació, ellos la criaron con mucho cariño, yo fui testigo de eso, sólo hasta que cumplió los nueve años, luego de eso... su padre la dejó en un orfanato. Le dijo a todo el mundo que la adorable niña de cabello plateado había muerto. Por eso Natasha odia a los alfas. Ella misma aborrece su naturaleza.
-es por eso que se fue de Rusia- concluyó Yurio
-no quiere que su hermanita sufra lo mismo. Ver lo parecidas que son ambas- agregué tomando otro trago de la botella que había logrado recuperar.
-¿y sólo lo dejarás así?- preguntó exasperado el rubio, levantándose de golpe del sofá
-no tengo elección-respondíYurio salió del departamento, mientras prometía regresar otro día con Otabek Para limpiar, al diablo la limpieza.
En la oscuridad, la silueta de mi Yuri se hizo presente. Lo seguía a nuestra habitación, para luego desaparecer.please, stay close to me
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Pequeño regalo [Yuri!!! on ice : omegaverse]
Short StoryVíctor y Yuri han formado una familia adoptaron a una joven alfa de dieciséis años y a una pequeña omega de seis, pero dada la condición de Yuri, tiene una pequeña sorpresa para Víctor: tendrán a su primera hija de sangre, lo cual confunde al alfa r...