Capítulo 3.

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Narra Brissa, 16 años.

Despierto, estoy sudada y mi pijama está empapado, tal y como mi cara.
De nuevo, vuelvo a ver aquella escena que ocurrió hace ya tiempo pero yo siento que aquello pasó ayer...
Nunca voy a dejar de recordar, es horrible y a la vez me ayuda a ubicarme en este patético mundo, donde no se puede ser feliz sin un poco de sufrimiento.

‹-no vuelvas a decir eso.-› dice Aibory en mi cabeza.

déjame en paz- le respondo.
A veces, es realmente molesta, me alegra tenerla conmigo pero, suele ser como un subconsciente demasiado crítico ante cualquiera de mis acciones.

Me levanto de la cama y desbloqueo mi teléfono celular, 5:09 am, falta un minuto para que mi alarma suene, me quedo esperándola, odio eso de que justo cuando quiera que el tiempo pase rápido, va más lento que vete tu a saber porqué.
Cuando por fin el reloj da la hora, no me tomo ni dos segundos en desactivar el molesto sonidito emitido por mi móvil.

Me levanto de la cama y me dirijo a la ducha, vamos a por mi segundo día de clases, «¡Genial!- dije sarcástica». Nunca ha sido uno de mis deportes favoritos el levantarme temprano e ir a la preparatoria, a veces me molesta, pero luego me acuerdo que que en este mundo todo es un ciclo y se​ me pasa.

Nacer, crecer dos años, ir al kinder, entrar a la primaria, creer que sabes todo en 5to grado, entrar a secundaria, graduarte educación básica-media, ir pensando qué hacer con tu vida, graduarte, presentar un exámen para la carrera que elegiste, estudiar, estudiar, estudiar, morir estudiando, revivir para trabajar, trabajar, trabajar, morir trabajando y revivir para ver mirar a ver si alguien te quiere y si no ya valiste, a lo mucho hijos, morir.

es una lista sencilla, pero la detesto, dicho así cualquiera, pero es lo que hacemos y haremos todos de ahora en adelante.

Me paro frente al espejo, llevo el uniforme de Gala, odio las faldas pero es lo que hay, me había hecho un coleta en el cabello y ya estaba lista para salir.
Un rugido en mi estómago me recuerda que no he cumplido una de mis necesidades básicas: comer.

Tomo una tostada del primer cajón que encuentro y salgo de casa, tomando las llaves de la camioneta de mi padre (que realmente uso más yo que él), una BMW x1 color negro, las llaves de la casa misma y el móvil. Mis padres no habían llegado anoche y no lo harán hasta mañana, muy en la tarde, ya que están en un viaje de trabajo.

Enciendo en motor y me puse en marcha. No tardo más de 15 minutos a la preparatoria, estaciono en el parqueadero y me dirijo a la puerta de la institución "St. Allison High School"; hay gente emocionada aún, por la vuelta a clase; por mi parte saludo a algunos pocos compañeros y alumnos que conocía.

No tardo mucho en divisar a Dushi, mi pequeño amigo, sonrío al verlo, él se acerca y me saluda con un beso en la mejilla.

-Briss, cuanto has crecido- Río por su comentario.

-Dushi, nos vimos ayer.- Tomo rumbo a casillero y Dushi, por su parte, comienza a contarme acerca del Manga que había leído la noche anterior.- ¿Cómo dices que es la temática?- pregunto.

-Yaoi (*)- juro ver brillo en los ojos de Dushi- es muy lindo el Uke*, y ni qué decir del Seme* es súper ¡Whoa!

-Ya me lo prestarás.- sus mejillas se tornan rosas, y eso me hace reír, últimamente Dushi ha estado leyendo mucha temática «Yaoi», según me ha dicho, tendré que informarme un poco al parecer.

Suena el timbre, una gran cantidad de estudiantes recorren los pasillos, cierro mi casillero de golpe sacando un pequeño cuaderno donde se supone estarán los apuntes de Historia Universal y los meto a mi mochila, voy caminando con Dushi hacía nuestros salones, en eso... Me topo con una mirada, esos ojos... ¿Grises? Son simplemente hermosos...

Never Become (ES)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora