siempre mi madre a asistido a la Iglesia, bueno de hecho es algo raro porque estuve en tres iglesias diferentes, si lo se, tres. y aun obligado o no tenia que acudir, recuerdo que siempre e odiado ir a tales hasta el sol de hoy y como siempre lo hacen, mi madre como toda mi familia han hablado estupideces, tales ''ves a esos dos chicos tomando sus manos'' o ''¿notas a esas chicas? son pareja y dios nunca aceptara a tales, porque lo que hacen es un pecado, por lo cual están enfermos'' pero aunque solo fuera un pequeño, nunca los pude discriminar, acusar o cualquier otra cosa. pero eso si, dije que nunca, ni se me pasaría por la cabeza pertenecer a tal comunidad.

al crecer un poco mas, mi madre descubrió en mi el talento de cantar al igual que yo, de inmediato me inscribió en absolutamente todos los coros de la Iglesia, pero en realidad me gustaba llegar a casa e imitar la aguda y perfecta vos de the weeknd, lo cual era imposible porque tal es única, en todos los sentidos.

la estancia en mi antigua escuela fue bastante abrumadora, se burlaban prácticamente porque no era un chico ''normal'', también por lo delgado que me encontraba y mi cabello el cual era completamente rizado. recuerdo que la única amiga que sostenía era la maestra Carmen, era mi única compañera, decía que seria un chico muy guapo y haría grandes cosas con mi vida, lamento decirle que ahora me encuentro fijando mi vista en el vació, tal vez se habrá confundidó de persona. le encantaba mi desempeño en clases y sin falta alguna se hacia a mi lado y acariciaba mis rizos, lastimosamente solo nos veíamos una hora al día y en los otros momentos tenia que soportar las burlas y el rechazo, recuerdo que no fui un chico que aunque su desempeño fuera muy grato, posaba su trasero en los primeros asientos, me gustaban los asientos de atrás y aunque nunca encajaba en ellos, me gustaban porque tenia el reloj frente a mi y una vista perfecta a la puerta de salida, añoraba la hora en que la escuela acabara y yo pudiera marcharme por aquel lugar.

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