Capítulo 9: Rencor (Parte 2)

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Una sonrisa retorcida se dibuja en el rostro de Zaveid Mientras intenta lanzar un ataque a Sorey pero Rose se interpone entre ambos.

—No servirá de nada lo que hagas...así que déjalo—ordena Sorey.

— ¡Je!¿crees que por que me lo pides me detendré? ¿porque no mejor le dices la verdad, pastor o mejor dicho farsante? —. Zaveid lanza un ataque con el péndulo pero Rose logra defender a Sorey.

Y Rose clamó—Si quieres matarlo, tendrás que matarme a mí primero.

—Entonces con mucho gusto lo haré—. Zaveid crea un pequeña ventisca con la que empuja a Rose contra una pared dejándola inconsciente. Lailah grita desesperada y corre a auxiliarla. No se que hacer y me quedo paralizado. ¡¿Por qué demonios sucede esto?! Mal momento para que mis nervios me controlen.

Ahora es Edna la que intenta detenerlo— ¡Zaveid! —clama atrayendo su atención—, ¿qué quieres ganar haciendo esto?

— ¿Ganar? No quiero ganar nada, solo quiero que sepa la verdad. Así se me hará más fácil destruir a ese infernal —dijo mientras me señalaba y luego lanza un ataque a Edna, pero ella logra detenerlo con su paraguas.

— ¡Te equivocas! —después de decirlo, Edna provoca que la tierra sufra un pequeño temblor para hacer tambalear a Zaveid pero no lo logra.

— ¡Yo no me equivoco y pienso demostrarlo! —. Zaveid crea una pequeña ventisca y se la arroja a Edna, quien después de recibir el ataque cae al suelo—. Así que más te vale que observes bien.

Dicho esto Zaveid se acerca a Sorey rápidamente.

—Zaveid, espera ¡no!— , mis súplicas son ignoradas por el nombrado que ya estaba en frente de Sorey. Este último impactado por la rapidez de Zaveid se queda inmovil.

—Es tu fin, pastor—y apunta con su pistola a Sorey.

¡No lo permitiré! No dejare que ese miserable lastime a la persona más importante en mi vida, no lo permitiré nunca.

— ¡Alejate de él! —. Las palabras salen de mi boca con amargura, estoy tan furioso, pero Zaveid no quita su arma ante mi exclamación y solo da vuelta sin apartarla ni un milímetro diciendo—: ¡¿O sino que?!—, y sonrió.

—O sino, acabaré con tu maldita existencia ¡en este mismo momento!—yo estaba apunto de lanzar mi ataque cuando él; de la nada, empezó a reírse descontroladamente ¡¿qué le hace tanta gracia?! Aunque dejó de apuntar a Sorey me negué a deshacer mi concentración.

Él empezó a aplaudir y clamó—: ¡Bravo, bravo! Vamos, aplaudanme todos. Jajaja —. No entiendo el por que de su alegria tan repentina.

En eso doy un vistazo rápido a los demás y noto como Edna me mira completamente impactada, recuerdo que Zaveid aún está aquí y que si me distraigo podría hacer algo, así que vuelvo mi mirada hacia él—. ¿Y bien Edna? No te dije que te lo demostraría.

— ¿De qué demonios hablas?

—Solo mírate, y mira el aura que te envuelve...jajaja.

Hago lo que me dice y lo veo. Estoy envuelto en un aura de color morado muy oscuro. Eso era malicia ¡¿pero cómo?! Estoy rodeado de abundante malicia.

¿Acaso soy un infernal? ¿cómo puede provenir tanta energía maligna?

Deshago mi ataque y observo mis manos confundido—. De aquí en adelante es tu problema pastor—. Zaveid desaparece al cruzar por la puerta del santuario. Yo seguí observando esa malicia hasta que desapare completamente.

Entre tartamudeos hable—: Yo....y-yo....—. Inmediatamente me desespere y quise salir corriendo del lugar, como siempre. Quería huir de este problema, Sorey me toma de los hombros e impide que me vaya—. ¡Lo que Zaveid dice no es verdad! Tu...tu estas bien ¿de acuerdo?

— ¡No me mientas!— fue lo único que le dije antes de empujarlo tratando de salir del lugar, pero el vuelve a sujetarme de los hombros...

Negó muchas veces, pero es tarde. Se la verdad ¡Se que me esta mintiendo! —No, no lo hago...— dice zarandeándome un poco—; ¡por favor escuchame! Tu no eres ningún infernal.

—Si lo soy. Soy un maldito infernal ¡un monstruo más!

Muchas lágrimas caen de mis ojos. Todas las que había retenido hasta ahora por mi orgullo empezaron a desparramarse como una cascada. Lo empujo una vez más logrando escapar con éxito del santuario. Y creyendo que Sorey no me alcanzaria como la última vez fui completamente defraudado. Estaba detrás de mí sujetando mi muñeca para evitar que volviese a huir.

—¡Suéltame! —ordeno mientras forcejeo.

—No lo haré hasta que me escuches.

— ¿Qué quieres que escuche? Que mas quieres decir para intentar hacerme caer en tu nido de falacias —dejó de forcejear y simplemente me suelta .

—Yo no te he dicho ninguna mentira—, sus palabras me hicieron sentir herido y volteo para gritarle.

—Con solo decir eso mientes aún más.

— ¡No te he mentido! lo único que he hecho es no decirte—. Él observa con lástima como las lágrimas caen por mis mejillas e intenta secarlas pero yo rechazo ese acto, no quiero que me toque, no quiero que me mienta y finja que le importo...—, simplemente no te lo dije porque quería protegerte—. Él baja la mirada y yo también mientras murmuró entre dientes—: es lo mismo...

— ¡Es igual! Haberme mentido o no haberme dicho nada, ambas nos habrían llevado a lo mismo, nos llevarían ha esto.

—¡¿Y qué hubiésemos conseguido diciendotelo?! Solo quería protegerte.

Niego con la cabeza, aprieto los dientes de la rabia y trato de marchándome haciéndole a un lado pero toma mi mano y jala de ella.

Fue una sorpresa, no me esperaba que él hiciese eso. Jala mi mano para lograr que yo me acercara a él para acabar en un beso. Un beso, el mas dulce que alguien podría darme, mis ojos están muy abiertos por la sorpresa mientras que los de él están cerrados. Nos separamos, fue un simple rose de labios pero sería inolvidable. Sintiendo como mi cara arde de la vergüenza, ¿y ahora qué se supone debería hacer?

—Me importas demasiado, por eso debo protegerte.

—Idiota—digo apoyándome en su pecho ocultando mi rostro sintiendo como mis ojos se cierran contra mi voluntad.

Es un alivio saber que este sentimiento es mutuo.

Lo Único Que Me Importa (Sormik) [Concluida]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora