capítulo seis: final

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—escuché a mi padre aceptar que quieran volver a internarme en un psiquiátrico si me rehuso a que aumenten la dosis de las drogas que debo consumir —contó yoongi agitado.

—tranquilo, tranquilo —calmó hoseok—. respira...

—¡pero no quiero volver a ese espantoso lugar! ¡es completamente azul, celeste! ¡allí sólo me siento como un negro amargo! ¡hoseok, ayúdame, te lo imploro!

—mi amor, tranquilo, ¿sí? —tomó los hombros del mayor, apretándolos para así calmar un poco—. ¿confías en mí?

—s-sí...

—¿recuerdas nuestra casita? —el mayor asintió—. ¿recuerdas lo que hicieron con ella cuándo nosotros estábamos dentro?

yoongi parecía perdido dentro de sí mismo, entonces reaccionó, su gesto fue de sorprendido—. ¿en serio dices que... hagamos eso?

—yoonnie, tu padre se está volviendo un problema sin remedio. por su culpa tu mundo es azúl, él destruyó tu espíritu índigo y lo reemplazó por un turquesa perdido. arrebató tu rosa con su rojo anaranjado fucsia. es su culpa.

—p-pero... no sé...

el castaño tomó la cabeza de yoongi entre sus manos, acunándola—. él es un salmón naranja sin remedio, hay que eliminarlo, hazme caso.

las mejillas del pelinegro estaban rojas, y de sus ojos comenzaron a brotar lágrimas.

—y-yo...

—yoongi, nuestra casa está en llamas —advirtió.

el pelinegro tragó saliva—. e-está bien, hagámoslo.

—¿traes un encendedor? —el mayor asintió—. está bien, haremos esto...

•••

la casa se encontraba completamente cerrada, nadie podía entrar, nadie podía salir.
hoseok había cortado con una tenaza el cable que conectaba el teléfono. también se había encargado de dejar la casa sin luz.
ambos menores miraban desde afuera.

estaba atardeciendo.
al final no era tan malo vivir apartado, no era tan celeste estar en casi en el medio de un bosque.

—¿tiraste el combustible en los lugares que te dije? —inquirió hoseok.

—sí, y lo demás está abajo de la casa.

—¿tu padre está adentro?

el pelinegro asintió.

hoseok sacó el mechero de su bolsillo trasero, extendiéndoselo a yoongi—. hazlo.

la cara del pelinegro demostró confusión—. ¿q-qué?

—simplemente enciende el encendedor y tíralo allí —señaló.

el mayor tomó el encendedor con duda, lo examinó un poco e intento prenderlo. era nuevo, funcionaba muy bien.

un dedo se deslizó por la ruedita, consiguiendo que la llama quede avivada.

—ahora lanzalo hacia la lejía —indicó hoseok.

el pelinegro cerró sus ojos, y lo arrojó hacia donde le indicó.
rápidamente el fuego comenzó a propagarse, hasta llegar a la casa.
no tardaron muchos minutos en los cuales la casa blanquecina comenzó a incendiarse.
hoseok tomó la mano de yoongi, admirando la creación que ambos habían realizado.
el pelinegro estaba llorando.

algo explotó dentro de la casa, haciendo que las llames se aviven aún más.
luego comenzó a sonar los bomberos y policías.
hoseok jaló a yoongi, y ambos comenzaron a correr por el bosque.

corrieron y corrieron, hasta llegar a creer que estaban completamente perdidos.
pero toda la perspectiva cambió cuando el pelinegro vio esa casita del árbol.

—nuestra casa, yoongi —indicó el menor.

había una escalera de madera deteriorada, pero no tanto como para no poder subir.
ambos chicos subieron a esa casita.

las paredes estaban húmedas y algunas incluso tenían musgos, la madera estaba quemada y el techo tenía agujeros.
el piso no era muy rígido.
todo ahí era muy viejo.

la vista de yoongi paró en una esquina. una frase estaba allí con un símbolo a su lado.
“nuestra casa está en llamas” era la letra de hoseok.

—e-este lugar... —musitó yoongi, mientras su mano cubría delicadamente su boca.

—bienvenido al lugar en donde se desarrollaron tus traumas, yoonnie —sonrió el castaño—. nuestra casa está en llamas.

APÓCRIFO ━ YOONSEOKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora