Capitulo 3.

3 0 0
                                    

Desconsolada,  Sola. No podía comprender por que eran tan crueles conmigo,  por que debía sufrir tanto ¿por que?.  Necesitaba un consuelo, alguien que escuchara mis problemas, necesitaba un amigo, necesitaba una familia... Necesitaba a mi mamá. Pero ella parecía no estar.
Mamá, por que te alejaste así de mi?  Por que me abandonaste cuando mas te necesitaba solo para ahogar tu dolor en el alcohol?.
Mi vida era un desastre,  estaba sola.
Pase toda una semana sin ir a clases,  me quedaba en cama,  no comía y tampoco dormía bien,  solo contemplaba como mi mamá era presa de las drogas,  la violencia se apodero de ella.  Ya no era mi mamá.
Que se siente ser una niña?  Una adolescente?.
Papá donde estás?  Me prometiste quedarte siempre a mi lado y que estarías para cuando yo te necesitara,  te necesito papá.
Aturdida,  muerta de miedo.  Ya no sabía que hacer.

Me encerré en mi habitación mientras escuchaba a mi madre reír como loca;  me pare frente al espejo para observar como mis lágrimas caían y mis ojos se tornaban un poco rojos de tanto llanto.
*Tu sola de dañas, Monserrat* susurraba a mi reflejo.
*por que?  Por que?.*
Comencé a golpear el tocador.
Voltee para ir a mi cama.

—Eres una buena para nada. — susurraron.
—¿que?

La voz se apago y mi mente proceso esa voz durante unos minutos.
Mi madre entro a mi cuarto con una botella de alcohol,  casi no podía sostenerse.
Su mirada se poso en mi,  yo me moví hasta el respaldar de mi cama,  tenía miedo de lo que mi madre pudiera hacerme.
Estuvo apunto de decir una palabra,  pero cerro su boca ya que tuvo que sostenerse de la pared antes de caerse.
Pero pudo al siguiente intento.

—Tu estas... Rara. — me señalo. — por que no has ido a clases?
— No quiero,  todos se burlan de mi.
—Pues como no. — rió. — eres una buena para nada...  Tratalos bien. — alargó la palabra.

Yo no pude contener mi furia, estaba harta de que hasta la mujer a la que llamo "madre" estuviese tratandome mal.

—Y tu eres una maldita alcoholica. — le grite
—Callate,  cállate.
—¡¡TE ODIO,  TE ODIO!!!.

mi madre enfureció y tiro la botella,  se rompió y el alcohol se expandió por toda la habitación.
Mi madre se acerco a mi tomándome de los brazos,  su mirada estaba tocando la seriedad.

—Mamá ? Mamá sueltame.
—A mi me respetas EH!! 

Ella comenzó a golpear mi brazo.

—Mamá no!! — comencé a gritar del dolor.

Por último con sus largas uñas rasguño mi rostro dejando que la sangre se derramara en grandes cantidades.
Ella se retiro tirando la puerta,  mientras yo lloraba a mares,  con una almohada intente detener la sangre,  pues no tenía nada más  a mano.
Ese fue el daño mínimo que mi madre había causado en mi,  y no podía imaginarme que tan grave llegaría a ser el otro.

Espejito, Espejito. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora