MARVEL one shots

Steve Rogers.

History Maker - Dean Fujioka. 

Año 1942.

—¿Estás escuchándome, Rogers? —El rubio sacudió la cabeza y volteó su vista donde estaba su amigo Bucky—. ¿Qué veías?

—Nada, nada —respondió mientras tartamudeaba, lo que hizo que el castaño riera.

—¿Natalie Gray? —preguntó mientras soltaba una carcajada y palmeaba el hombro de Steve—.   Buena suerte, amigo.

—¿La conoces?

—Claro, es la compañera de Peggy —respondió mientras una idea aparecía en su mente lo que le hizo sonreír—. ¡Natalie! —gritó alzando un brazo para llamar a la rubia.

—¿¡Qué haces!? —le reclamó en un susurro mientras veían a la chica caminar sonriente hacia ellos.

—Hola, James —saludó con un abrazo—. Y tú debes ser Steve, ¿cierto? —Él asintió sin decir palabra alguna. Aquel gesto de su amigo hizo que Bucky pasara un brazo por el hombro de Steve.

—Él es algo tímido con chicas lindas, discúlpalo. —Ambos sonrieron al ver que el rubio se sonrojaba y manoteaba a Bucky para que lo soltara.— Creo que ustedes dos deberían hablar. Suerte, compañero —susurró lo último.

—Te odio —respondió mientras veía al castaño irse—. Yo... Creo que... que debería irme.

—Steve —lo llamó e hizo que él girara pues se disponía a irse rápidamente—. ¿Tienes algo que hacer en la noche?

—¿Yo?

—No, el otro Steve —dijo Natalie mientras reía—. Claro que tú. Creí que te gustaría ir al auto-cine en la noche, no lo sé.

—¿Cómo una cita? —inquirió nervioso.

—Como una cita —afirmó.

Más tarde ese día.

—No puedo ir, Bucky —exclamó Steve mientras caminaba de un lado a otro en su habitación.

—Eres un idiota —le dijo él lo que hizo que el rubio se detuviera para mirarlo—, y te diré porque. Tienes una cita con una de las chicas más hermosas del mudo y tú estás aquí diciendo que no irás. Juro que si no fuera un buen amigo, iría a esa cita en tu lugar.

—Ni te atrevas —gruñó Steve mientras se ponía el saco del traje.

Una vez que Steve estaba listo, ambos salieron de la casa. Uno se dirigía a su cita y el otro a un bar, probablemente.

—Hey, Steve —lo llamó James. Cuando él lo miró, le lanzó las llaves de su auto—. No puedes ir a un auto-cine sin un auto.

—Sabes que no se manejar, Buck.

—Algún día debías aprender —dijo mientras reía.

El rubio miró nerviosamente las llaves y después pasó su vista al auto de Buck. Había dos opciones, ir y enfrentarse a manejar un auto (cosa que nunca había hecho) o no intentarlo, lo que conllevaría a no ir a la cita con Natalie. La segunda opción quedó completamente descartada en cuanto la imagen de la chica surgió en su mente. Después de un respiro hondo, se dirigió al auto rojo de su amigo. Subió y, bastante asustado, encendió el vehículo.

Steve se insultaba a sí mismo mentalmente puesto que al ver su reloj se dio cuenta que llegaba aproximadamente 20 min tarde. Al llegar a la dirección que ella le había dado, vio a cierta chica sentada en la acera con un vestido rosa, tenía las piernas flexionadas y su rostro en sus rodillas.