La Trampa.

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La luna permanecía en cielo estrellado, y con su tenue luz iluminaba todas las copas de los árboles que se encontraban en ese bosque cercano al complejo.

Finalmente había llegado el día del entrenamiento final; el resto de los entrenamientos habían pasado rápidamente para Taemin, y sin ningún problema; después de lo sucedido con Minho, y gracias a su ayuda, había mejorado considerablemente en sus ataques cuerpo a cuerpo, pero había intentado evitar contacto con él; aun así cada vez que lo veía a la distancia un extraño sentimiento recorría cada parte de su cuerpo y terminaba por sentir su corazón latiendo rápidamente.

Cada vez estaba más seguro que lo que sentía por el comandante no era solo respeto, sino algo más, algo a lo que temía darle nombre, pues a pesar de sus intentos por hacerle quedar mal o lograr que se rindiera, siempre le había apoyado en los momentos que más necesitaba, e incluso podía interpretar sus actos como un manera de hacerlo más fuerte, pues si desde el principio hubiese querido echarlo, lo habría hecho desde que se conocieron.

Taemin se encontraba escondido entre la maleza con su arma a cuestas, mientras esperaba la señal para poder avanzar; el último entrenamiento tenía como fin el probarlos en una simulación del campo de batalla, por esa razón habían dividido a todos los soldados en dos escuadrones, pero se encontraban tanto los nuevos como los veteranos, e incluso los oficiales formaban parte del entrenamiento, Minho y Onew coordinaban su escuadrón, mientras que Hongbin y su primer oficial coordinaban a los otros.

-Avancen- ordenó Onew mientras que tomaban diferentes posiciones para comprobar que no hubiera enemigos.

El ejercicio consistía en llevar un documento al punto de encuentro atravesando el bosque y para eso tenían un tiempo límite, básicamente hasta el amanecer; tenían permitido utilizar su equipo, pero no armas de fuego, así que todo se reduciría a combate cuerpo a cuerpo; por su parte el otro equipo tenía que evitar que sus contrincantes llegaran al punto de encuentro, y de ser posible tendrían que obtener el documento, para ello tendrían que emboscar e inmovilizar al otro escuadrón.

Hongbin tenía una gran ventaja sobre Minho, sus soldados eran más experimentados y ya habían acudido a misiones; Minho tenía más que nada reclutas por lo que se supondría un mayor esfuerzo el coordinarlos.

La oscuridad resultaba perfecta para ocultarse y así poder avanzar sin ser encontrados, pero de igual manera supondría un problema en caso de ser emboscados, por lo cual Minho y Onew se mantenían al acecho; habían trazado una ruta un poco complicada, pero que los llevaría al punto de encuentro por zonas que relativamente estarían seguras; hasta ese momento no habían sido atacados y no parecía haber rastro del enemigo, por lo que aseguraban que se mantendrían enfocados en los alrededores del punto de encuentro.

Faltaban algunas horas para el amanecer, y aun les faltaban algunos kilómetros por recorrer, Minho y Onew iban hasta adelante para dirigir a todos, pero constantemente Minho volvía la mirada hacía atrás en busca de Taemin.

-Después de esto comenzaran las misiones, lo sabes ¿no Minho??- habló Onew con toda la sinceridad que tenía.
-Sabes lo que puede ocurrir si él va al campo, en todo momento correrá peligro su vida y no podrás hacer nada-

-¿Por qué me lo dices?, mi trabajo no es ver por su seguridad- contestó Minho aunque obviamente pensaba todo lo contrario; ese chico se mantenía el 99% del tiempo dentro de sus pensamientos, y aunque odiara admitirlo, una gran parte de él lo deseaba, quería probar esos labios y recorrer esa piel marfileña, quería protegerlo de cualquier peligro en la Tierra, pero la realidad lo golpeaba cada vez que tenía esos pensamientos; se encontraban en la Guerra, el lugar al que todos temen, un lugar lleno de sufrimiento del que nadie sale ileso, pero ¿Qué podía hacer por Taemin en esa situación?, el chico estaba decidido y era terriblemente obstinado, ademas de que parecía tener otra razón oculta para encontrarse ahí; no una razón violenta, pues ese chico a pesar de su valentina y coraje poseía un alma clara, blanca, sin malicia o deseo de hacerle daño a alguien, pero al parecer había algo o alguien que lo hacía mantenerse firme en su decisión de convertirse en solado y acudir al campo de batalla.

No Hagamos La Guerra [2min] [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora