1. ¿Qué demonios me has hecho?

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Lo primero que sintió Jisei al abrir los ojos era que algo no iba bien. No hacía falta ser muy hábil para darse cuenta, estaba en el suelo, eso era seguro porque veía las patas de los asientos y además tenía que tener algo grande y muy pesado encima de ella, o eso sentía.

Cerró los ojos y se llevó las manos a la frente, al menos ahora se encontraba bien, solo molesta por ese peso, parecía que el aturdimiento había pasado pero ¿qué era lo que tocaba? No recordaba que sus cejas fuesen tan abundantes. Abrió los ojos y levantó su mano mirándosela.

Se sobresaltó y trató de incorporarse pero el peso que sentía encima se lo impedía, miró y entonces fue cuando vio lo que tenía encima, era un cuerpo, el cuerpo de alguien que parecía desmayado...

"No puede ser... no puede ser..." pensaba atropelladamente.

Volvió a mirarse la mano... no, aquella no era su mano, aquel no era su cuerpo, se tocó la cara y el pelo... aquel no era su pelo ¿Dónde estaba su melena?

—¿Soy... Genki? —dijo asustada y se asustó aún más al oírse ¡Esa era la voz de Genki!

...

Unas horas antes...

En el instituto de Kizuna tenían la costumbre todos los años de pasar unos días de verano en un campamento. Llevaban allí a los alumnos por grupos para realizar actividades distintas en un ambiente distinto, podía ser en la montaña o en el mar y este año habían escogido un campamento cerca de la playa.

Otras de las razones que alegaban los profesores para dichas actividades era que los alumnos aprendían a convivir juntos. No eran unas vacaciones, ni que se les ocurriera pensarlo, tenían todo el día cubierto con un montón de actividades, la mayoría deportivas, que debían realizar obligatoriamente, talleres y actividades lúdicas colectivas también de obligado cumplimiento

La clase de Jisei no iba a ser una excepción. Pero esta clase no era una clase normal, siempre, por una razón o por otra, los componentes de esta clase y sus amigos estaban metidos en absurdas situaciones, claro que, lo que iba a suceder en ese campamento ganaría de sobra a cualquier otra.

Y con los alumnos en el autobús que les llevaba hasta el campamento de verano empieza esta historia. Así comenzó el campamento de verano más extraño que algunos de ellos habían vivido en su vida y quizás no vuelvan a vivir.

Sentada en uno de los asientos del medio estaba Jisei, la chica extraña que asegura poder "ver las auras" de las personas y captar sus sentimientos y sus estados de ánimos, la chica que tiene "sueños premonitorios" en los que ve el futuro y que, sorprendentemente, suele acertar, la chica que hace perfumes y pociones con resultados de lo más curiosos, en resumen, la bruja de la clase.

Había encontrado en una de esas librerías que ella solía frecuentar un interesante libro sobre parapsicología. A Jisei le encantaban todos esos temas místicos y excéntricos. Lo curioso de Jisei es que lo probaba todo pero a su manera, es decir, hacía sus propios experimentos, cambiaba variables según su propio capricho dejándose llevar por su instinto. Al final el resultado, si es que lo había, no se parecía en nada al objetivo inicial, algunas veces no obtenía ningún resultado y en otras ocasiones algo sorprendente.

Jisei estaba entretenida leyendo aquel curioso libro sin hacer mucho caso al revuelo que había en el autobús, concretamente estaba muy interesada en unos capítulos que trataban sobre como transmigrar tu alma a otro cuerpo.

—¿Es interesante? —Sumire, la chica que podía casi considerarse "la más feliz del mundo" la miraba curiosa desde el asiento de al lado.

—¿Ya te has despertado?

Si yo soy ese ¿quién es aquel?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora