9. Vale ¿y ahora quién soy?

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En el cuerpo de Akira, Akane sentía que empezaba a faltarle el aire.

—No lo hará, no puede hacerlo, no me va a hacer esto ¿verdad que no?

—Akane, por favor —susurró Jisei—, estás empezando a híper ventilarte, tranquilízate, todos nos miran. Ven, vamos a alejarnos un poco.

Kamui miraba como Jisei se llevaba a Akira hacia un lugar oscuro y solitario, la verdad es que el chico no tenía buena cara.

—¿Por qué? ¿Es que le gusta Hisoka? ¿O es que quiere que Hisoka me odie? ¿Es eso, verdad? ¿Tanta manía me tiene?

—¿Tan espantoso puede ser? Quiero decir, él es un chico analítico que le gusta entender las cosas, lo mismo solo quiere saber que se siente al besar a un chico. Es algo perturbador pero...

—¡Es mi cuerpo! ¿No lo comprendes? ¡No puede ir haciendo lo que le dé la gana con mi cuerpo!

A Jisei le daba un poco de pena pero aquello iba bien, si seguía así, seguro que podría efectuarse el cambio, o eso o entraba en estado de pánico, cabía esa posibilidad.

Mientras esto sucedía, Akira se había sentado al lado de Hisoka.

—Perdóname, Akane —musitó en voz baja.

—¿Pasa algo?

—Hisoka, yo... —A ver como lo hacía porque ahora era una chica y lo que tenía al lado un chico, no parecía que a Hisoka le debiese tratar como a un chica, quizás era el momento de imitar lo que había visto hacer a Yuri tantas veces—. ¿Te parezco atractiva? —Pasó la yema de su dedo por el cartílago de la oreja del chico, este hizo un leve movimiento de cabeza.

—¿Por qué me preguntas eso?

—Porque tú me pareces muy atractivo, hoy te encuentro muy interesante —Recordaba lo que a Yuri le gustaba susurrar en el oído cuando quería conseguir algo, así que se acercó—. ¿Yo no te gusto?

Hisoka parecía querer balbucear algo. Akira, ignorando lo desagradable que le era aquello mordisqueó levemente el lóbulo de su amigo.

—Akane, no... no... no hagas eso.

"Pobre Hisoka, si supiera quien soy me mataba, fijo"

—Hisoka — giró suavemente su rostro hacia él.

—¿Qué carajos te pasa?

—Hazme un favor.

Hisoka sentía que sus labios se acercaban peligrosamente, confuso y sorprendido se echó hacia atrás todo lo que pudo, no, eso no podía estar pasando. Akira fue a sentarse sobre sus rodillas... que no, que eso no estaba pasando.

Akira metió sus dedos entro su pelo y empezó a acercarse haciendo que Hisoka sintiese el aliento rozándole. Estaba claro que se había golpeado, se había golpeado muy fuerte en la cabeza y aquello era una alucinación.

Por unos instantes dejó llevar por esa sensación pero de improviso separó el cuerpo de la chica de él casi tirándolo contra el suelo.

—¿Akane, que te pasa? ¡Y no me digas que nada! ¡Esto no es propio de ti!

Akira bajó la vista y se sentó de nuevo a su lado, vaya, Hisoka era más duro de lo que pensaba, sinceramente, él creía que si Akane se le insinuaba se lanzaría, pero no. Esto no parecía ir bien, daba igual, a él no le gustaba, de eso estaba seguro, si seguía así quizás su alma se fuera de allí.

—¿Qué pasa? —habló con una fingida pena—. ¿Te doy asco o algo así?

—Claro que no, no es eso.

Si yo soy ese ¿quién es aquel?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora