3. Y ahora somos tres

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A la mañana siguiente Jisei madrugó todo lo que pudo. Sabía que Genki solía levantarse muy temprano para hacer deporte, hacía estiramientos, corría y esas cosas, además, quería ser la primera en ir al servicio y vestirse porque aunque intentaba comportarse de una manera normal eso no era tan fácil, su cuerpo era el de un chico, como el de los demás, pero no estaba acostumbrada a desnudarse delante de cuatro tíos.

Pero no iba a hacer deporte a esa hora, ni hablar, saldría y esperaría a que se despertase la gente normal.

Nada más salir se encontró con su cuerpo haciendo flexiones.

—¿Qué haces con mi cuerpo?

—Es la costumbre, lo necesito, además así libero mi adrenalina.

—Me saldrán agujetas y a lo mejor las tienes que soportar tú.

—Espero que no, seguro que hoy solucionamos el problema, solo hay que tener fe, porque esto se va a solucionar ¿verdad?

—Seguro, para todo hay una solución, solo hay que buscarla.

—¡Ese es el espíritu! Y lo intentaremos las veces que sea necesario, aunque fallemos no nos rendiremos, nos levantaremos como un ave fénix de sus cenizas y lo volveremos a intentar ¡Juro que lo conseguiremos!

Genki puso una postura de lo más trágica. Jisei sentía vergüenza de verse a sí misma de esa forma.

—Vamos, Jisei, tú también ¡Júralo! Mira el amanecer, éste es el amanecer de un gran día ¡el día de nuestro triunfo!

—Eso espero.

Cuando todos se hubieron levantado y desayunado, los monitores les separaron por grupos. Había planificadas varias actividades y las iban a realizar por turnos.

—Los que voy a nombrar ahora —hablaba un de sus profesores—, vendréis conmigo a la actividad de boxeo: Akane, Kamui, Xu-Xu, Genki, Hizashi, Kyojin, Ryuko, Kohaku, Himeko y Kenshi.

—Manda narices —Se quejaba Akira—. A Kamui siempre le toca con Akane.

—Chico, que mala suerte tienes —bromeó Kyojin—. Bueno, que te sea leve, controla tus celos, aunque si quieres le doy un buen puñetazo por ti.

—Y el resto —continuaba una profesora—, vendréis conmigo a baloncesto ¿O.K.?

Cada grupo se fue al lugar establecido para la actividad.

No se podía decir cuál de esas actividades resultaba más sorprendente.

—Desde luego, Genki, hoy no estás en forma —decía Akane mirándolo en el suelo después del primer gancho que le propinaba.

—Ya te lo he dicho —respondía quejándose Jisei—. Hoy no es mi día y tú eres muy bruta.

—Venga, vamos ¿Dónde está tu fuego interior? ¿Qué ha sido de tu espíritu de lucha?

—Si yo te contara... es que yo no pego a las chicas.

Akane la enganchó del cuello de la camiseta tirando hacía arriba.

—¡Arriba y lucha como un hombre!

—Eso quisiera yo —susurraba Jisei.

—¡Venga, cúbrete!

Y volvió a tumbarla de otro gancho.

—¡Genki, por dios! ¡Qué no estás a lo que estás!

Kamui entrenaba con Kenshi, pero parecía más interesado en vigilar al monitor que se había acercado donde estaban Genki y Akane y ponía mucho interés, según su punto de vista, en enseñar a Akane que posición poner para cubrirse.

Si yo soy ese ¿quién es aquel?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora