Capitulo 2.
Sera hijo de puta.
Samuel se acerca a un banco cercano al mio y se deja caer, claramente frustrado.
Hago lo mismo en el de al lado.
-Así que, la chica de la tienda.
-Yo también odio tener que sentarme conmigo- lo fulmino con la mirada.
Nos quedamos en silencio y de fondo se oye a Femoll repartiendo lugares.
-Y tenias que festejar, ¿eh?- se pasa las manos por el pelo castaño.
Dejo escapar una risita sarcástica sin dejar de mirar al frente.
-¿No es eso lo que se hace cuando alguien esta muy feliz? ¿Festejar?
Me mira directamente a los ojos. Si las miradas matasen...
-Bueno, esos fueron todos loas estudiantes por hoy. Ahora, comencemos con la clase- el profesor Femoll comenzó a explicar lo maravillosa que era álgebra.
Me acomodo en el banco de manera que casi quedo acostada sobre el.
-Siéntate bien- me susurra Samuel.
Giro la cabeza de modo que quedo a centímetros de su cara. No se por que, pero me pone un poco nerviosa estar así con el. Trago con fuerza.
-No me molestes si no quieres que te haga la vida imposible.
Su mirada se ablanda y termina apartándose.
Algo me dice que Zack va a ganar en esta apuesta.
–
El timbre suena y yo ya tenia mis cosas preparadas cinco minutos antes. Me encamino hacia la salida desesperada por encontrarme con mis hermanos. Lo único que mas necesito ahora era escuchar alguna de sus idioteces para sentirme mejor.
Y... alguien me toca el hombro.
Samuel.
-¿Y ahora que?
- No se si has escuchado, veo que no, pero Femoll ha dicho que debemos hacer un trabajo juntos.
Lo miro horrorizada. De ninguna manera. Lo que menos deseo en el mundo es tener que pasar horas hablando con el. Estar a su lado era soportable. Si tengo que hablarle le terminare cortando sus...
-¿De que va?- le pregunto suspirando y acariciándome las sienes.
-Dijo que es algo así como un proyecto de "conoce a tu compañero de banco y que te jodan"
No se por que, pero lo que acaba de decir me da risa. Me muerdo el interior de mis mejillas y trato de mantenerme seria. «Te llamo zorra»
-Supongo que debemos juntarnos, desde ya te digo que en mi casa sera imposible.
Levanta una ceja.
-¿No sera que solo quieres ir a la mía para saber donde vivo y luego asesinarme mientras duermo?
Le hago un gesto con la mano en plan: "piérdete", y me alejo por el pasillo en dirección al comedor.
Al rato esta a mi lado. Mierda, que pesado.
-En mi casa a las siete, ¿bien?
-Lamento decepcionarte, no amigo mio, pero por desgracia esto no es una película de Hollywood en donde las chicas saben a donde vives.
Resopla y saca su cuaderno de la mochila. Acto seguido, rompe una hoja tras garabatear algo en ella y me la entrega. La guardo sin siquiera mirarla.