capítulo catorce: final

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—no seas el causante de las llamas, bonito.

eso era lo último que hoseok le había dicho antes de forzajearlo contra el piso.

yoongi nunca quería hacer eso.
él nunca quería.
siempre gritaba, siempre pedía.
pero sin embargo nunca se detenía.

se vistió a lentos pasos como solía hacerlo. tenía sed, tenía hambre, se encontraba débil físicamente.

miró a la persona que descansaba frente suyo con repudio.
había sido un cambio tan bipolar, tan repentino.
yoongi lo amaba, sin embargo ahora lo odiaba.

no quería verle, no quería saber nada más de él. el pelinegro sólo deseaba que hoseok y su bonita sonrisa amarilla se vayan al demonio.

sin embargo nunca podría dejarlo, hoseok era como un depredador de zancadas color magenta. siempre le perseguía, siempre le ataba, nunca dejaba que se fuera de su lado.

siempre prometía arrugar llanamente lo que sea que intente separarlos, siempre lo hacía.

no quería estar atado a hoseok, lo odiaba, en serio lo hacía. repudiaba cada agrío beso que le daba, cada salado abrazo que sentía, cada negra caricia que le otorgaba, cada naranja mentira que le decía.

sus ojos pararon en la navaja que estaba en el suelo, esa que hoseok siempre portaba.

por un momento pensó en lo peor, en llegar a matarlo mientras su mente le presentaba diferentes escenas de finales esperados.

¿pero para qué intentarlo? yoongi a penas tenía fuerza como para caminar por sí solo.

miró hacía el exterior, y sus ojos se posaron en la leña y en la nafta que se encontraba bajo otro árbol, la misma que solían usar en las friolentas noches para calentarse un poco.

estonces tuvo una idea.

°•°•°

yoongi depositó un casto beso en los labios de hoseok, este ni si quiera se removió, sólo se cubrió aún más con las cobijas que tenía.

sus ojos pasearon por aquella obra de arte, por la ropa de hoseok húmeda, las paredes y suelo bañadas en nafta.

el olor comenzó a hacerse presente, olía a cera y a jabón derretido, así que yoongi tomó el mechero de hoseok con rapidez antes de encenderlo y lanzarlo hacia la lejía que se encontraba a un costado. rápidamente saltó de ahí, no le importó el dolor que sentiría su cuerpo cuando estrelle sobre el suelo.
tampoco le estorbaba el olor a madera quemada ni el humo extenderse sobre el cielo, y ahora tampoco le estorbaban los gritos de hoseok desde dentro de la casa.

se paró del suelo luego de unos minutos, observando su creación, observando su preciosa obra de arte.

—nuestra casa está en llamas —canturreó con una sonrisa en sus labios.

no había sido idiota, había cubrido las ventajas y también supo echar lejía principalmente en la puerta. sabía que hoseok si quiera se animaría a buscar escapatoria, sabía que se moriría de miedo antes de que las llamas ataquen su cuerpo.

yoongi se sentía bien.

yoongi se sentía vivo.

le había costado la lejía de su padre y el mechero de su amado.

sin embargo valía la pena.

ya no se sentía mas atado.

se sentía liberado.

incluso se cuestionó porque no haberlo hecho a penas la violencia había comenzado.

había sido un idiota, sin embargo había valido la pena.

lo último que pudo sentir fue el sonido de los bomberos y su cuerpo cayendo contra el piso nuevamente.

al final si era el causante de las llamas.

APOTROPAICO ━ YOONSEOKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora