De inmediato a mi me mente vuelve el recuerdo de mi madre agonizando, pero no dejo que se apodere de mi mente.
Me dirijo hacia el garage y de un solo movimiento quito la lona azul que cubría la motocicleta de mi padre la cual no usa desde mucho tiempo atrás, la saco, la enciendo y me dirijo a la casa de Kristell, durante todo el camino hago un diálogo de lo que le diré a Kristell de como tratarla, incluso de como ayudarla...
Después de veinte minutos llego a su casa. Me bajo de la motocicleta, camino hacia la puerta principal... Antes de tocar la puerta o el timbre se habré la puerta y Kristell se lanza a mí y me abraza.
—¡Javier! - grita mi nombre.
—Tranquila... Lo siento, sé que duele... - digo mientras levanto su rostro y limpio las lágrimas.
—Pasa. No hay nadie... Todos están dando vueltas...
Entro y me dirige hacia su habitación. Se sienta en su cama y la acompaño.
—Javier... Estoy tan mal... En el momento en que pasaron el segundo avance de la noticia ya habían entregado los cuerpos de Nathalia y Kathe a mi Tía... La acompañe a recibir los cuerpos y también a llevarlos al lugar del funeral... Y tenían letras en sus piernas escritas con marcador permanente las cuales no se pudieron borrar con agua ni jabón... O eso dijeron los de la funeraria y cuando las vi era cierto... Se borraron pero no del todo...
—¿Y que decían las letras?
—Nada, solo habían letras sin sentido una S, K, C. Pero eso no es nada... Incluso luego de verlas vestidas con trajes de gala intenté de alguna manera esconder esas heridas en el cuello y en el pecho aunque no pude... - las lágrimas empiezan a brotar con más fuerza de sus ojos. La abrazo.
El tiempo pasa... El sol está apunto de esconderse... Y mientras tanto... Yo intento tranquilizar a Kristell, hablándole cerca del oído mientras la abrazo.
—Debo de prepararme... - dice mientras se levanta y me da un beso en la mejilla.
Sale de la habitación y se dirige al baño.
—Puedes esperar en la sala si deseas.
No tarda demasiado aproximadamente una hora después aparece con un vestido liviano de color negro y unos zapatos negros bajos... Su cabello moreno suelto.
—Lista... Javier... ¿Me podrías llevar a la florería?
—Claro, Vamos. - digo mientras me dirijo hacia la salida y Kristell me sigue.
Me subo en la moto, pero Kristell me mira sorprendida...
—¿Una moto? Es la moto de tu padre...
—Así es, sube.- Kristell sube nerviosa- abrázame. tranquila, iré despacio.
Durante todo el camino Kristell no se soltó, me abrazo lo cual fue reconfortante. Me parqueo cerca de la florería y bajamos, le tomo la mano y entramos en aquel lugar el cual está casi vacío por excepción de dos ancianos más que están viendo las rosas rosadas.
— Hola chicos, ¿que les podemos ofrecer? - pregunta una voz desde nuestras espaldas la cual se me hace conocida.
Damos media vuelta y nos encontramos con el señor Calder el dueño de la floristería.
—Que sorpresa volverlos a ver, la última vez que los vi fue cuando, vinieron a buscar flores para su amigo. - dice riendo y refiriéndose a Ryan...
—Sí, lo sé, aún lo recordamos... Y sabe por que queríamos flores para él, las flores eran para su funeral. - explico en tono molesto. Kristell me interrumpe a tiempo, antes de que le diga alguna buena grosería la cual se merece.
—Ahora soy yo la que vengo a buscar flores... - explica Kristell, y haciéndome gestos para que me tranquilice.
—Oh, bien... ¿Y para que ocasión buscas? - pregunta el señor Calder mientras camina por los arreglos florales extravagantes y coloridos.- Tengo lo que quieras, rosas, gardenias, tulipanes...
—Es para un funeral y quiero girasoles.- interrumpe Kristell con tono firme
Si ese viejo cuarentón llega hacer algún mal comentario o tan siquiera llega hacer alguna pequeña risa, juro que lo golpeare hasta que su cráneo quede hecho polvo.
—Oh, girasoles. Esa flor es tan barata... Déjame ver si tengo por aquí... - dice mientras busca entre las tantas flores que hay.
—Kristell ya es tarde, ya es de noche. - digo a Kristell intentando hacer entender al señor Calder que se de prisa.
Después de tanta espera, salimos de aquel lugar tomados de la mano, llevando yo los girasoles que Kristell pidió...
—A ellas les encantaban los girasoles... Por eso los llevo... - explica Kristell mientras caminamos hacía la moto.
—Lo sé, ellas me lo dijeron... - digo mientras me subo a la moto y la enciendo, realmente conocí a Natalia y a Kathe, trate con ellas las podría considerar como amigas pero no tanto como consideraba a Ryan. - ¿Y ahora a donde vamos?
— Al funeral...
—¿Podríamos hacer una última parada? - pregunto.
—¿en dónde? ¿en tu casa?
—Sí- respondo, mientras el viento empieza a golpear mi rostro y Kristell me abraza la cintura con fuerza.
Después de haber llegado a casa, recibo una llamada de mi padre preguntándome si Kristell está conmigo, ya que su madre le ha llamado y no contesta; Y que él ya está en el funeral y que nos espera pronto; ya para todo esto ya son las ocho y media de la noche. Corro a ducharme nuevamente mientras Kristell me espera, me coloco un traje negro...
Nos dirigimos al funeral. Al entrar muchas personas ven con tristeza a Kristell tal vez sepan lo apegadas que eran ellas tres... Nos sentamos en los primeros asientos, cerca de los ataúdes. Kristell se recuesta en mi pecho y empieza a llorar en silencio la abrazo y le susurró al oído:
—Es triste, lo sé, pero estoy aquí por si esto se pone peor.. Solo esperemos que no suceda, te amo...
Ella solo asiente con un gesto e intenta sonreír. Tal vez hay personas que son como letras hechas con marcador permanente, son difíciles de quitar de nuestra mente y corazón pero no imposibles... Pero duele tanto hacer algo así...
Por lo cual se convierte en una tarea muy difícil. Mientras tanto recuerdo todas las charlas y salidas que tuvimos Kristell y yo con ellas dos... Nathalia y Kathe dos hermanas... Que eran inseparables... la tristeza y la melancolía empiezan aflorar en mi... Pero... ¿Como sucedió todo esto?
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Un millón de estrellas y un deseo
Mystery / ThrillerTienes que encontrar el calor en el frío, el verano en el invierno y solo así conseguirás al asesino... Con errores de ortografía... Es parte de la historia...