Capítulo 7: Noche de insomio.

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Ese mismo día por la noche Dominik había decidido quedarse en casa de Oliver. Había estado pensando en lo ocurrido con Cecilia aquel día durante el entrenamiento de Oliver. A pesar de que él quiso hablar con la chica, Dominik era ignorado olímpicamente.

Oliver le había dicho que no se preocupaba por ello solo por ese día por que al parecer el propio Oliver se había encargado de hablar con ella y pedirle que no dijera nada de lo que había visto, aún.

Dominik estuvo un poco mas tranquilo con eso, sin embargo aun estaba ansioso, no podía dejar de pensar en la mirada que Cecilia le había lanzado a él, como si lo odiara profundamente.

El sabía que las cosas y las personas cambiaban con la edad, un ejemplo claro era la muerte de su abuela con 85 años que sufría diabetes y murió de un infarto nocturno. Su madre le había dicho que no sufrió y el se obligó a creerlo.

Pero en ese tiempo tenía doce era un niño, y aunque no quisiera su subconsciente le obligaba a creer todo lo que su madre decía. Sin embargo ahora tenía quince y sabía cuando alguien mentía, sabía leer las expresiones, él no era imbécil y podía darse cuenta de que Cecilia gustaba de Oliver y que por esa razón le odiaba.

***

Toco el timbre de la casa de Oliver siendo revivido por el mismo dueño de sus sentimientos, quien le miro con ojos soñadores. En secreto el castaño deseo con toda su alma que esa mirada siempre fuese suya.

- ¡Hola Dominik! pasa -hablo animado tomando la delgada mano de Dominik con cariño. Apretó sin ser brusco sus entrelazados dedos y lo guío hasta su habitación en silencio.

Dominik estaba nervioso, sentía que le temblaban las piernas y que su estomago se apretaba cosquilleando,  quizas no fuera tiempo para decirlo pero ahora que estaba a punto de hacer la cosa más importante en su vida, decidió olvidarse de todo. Olvidar y recrear recuerdos hermosos.

Ambos se sentaron al lado del otro suspirando en compañía de inestables codquilleos. Oliver acarició distraído la mano de Dominik mientras el menor adoptaba un color carmín en sus suaves mejillas y gran parte de sus orejas.

- Oliver, tengo miedo - susurro cerca de los labios dulces del mayor, no es que fuera mentira, pero mas que miedo era incertidumbre de lo que iba a suceder con ellos después, en que las cosas fueran mal.

- lo sé amor, yo también tengo miedo -Oliver tomó entre sus manos el rostro de Dominik, paso los pulgares por sus mejillas y labios, pensando en lo suave que solían estar siempre que le besaba- escucha cariño, yo se que esto es nuevo para ambos, se que es difícil y que no podemos saber que va a suceder pero quiero que sepas que me prepare para esto, busque lo necesario para este día y confío en que todo saldrá bien. Ademas no está en mi querer hacerte daño, por eso mismo fijamos un fecha para esto por eso lo pensamos y analizamos todo lo que podía pasar. Adaptamos las cosas para sentirnos comodos. Y quiero que sepas que jamás haría algo como esto con otra persona que no fueses tu. Dominik, yo te amo, y lo hecho por mucho tiempo así que, si no estas listo puedo entenderlo y esperar el tiempo que quieras. -finalizó besando la frente del pequeño de ojos cristalinos que intentaba con todo su ser controlar los golpes de su atolondrado corazón que no podía ser mas recatado.

- quiero hacerlo, Oliver quiero hacerlo contigo. Yo también te amo así que, solo se cuidadoso ¿si? -susurro ruborizado,  moviendo sus manos nervioso y totalmente avergonzado al ser consciente de las palabras que se habían resbalado por sus labios sin el poder evitarlo.

Oliver miro ilusionado los ojos brillantes de aquwl ser lleno de ternura y humildad que egoístamente se adueñaba de su corazón todos los días sin siquiera ser consciente de ello. Beso sus mejillas acariciando sus cuello delgado, sonrió acercando sus labios hasta los de Dominik que sin saber que hacer solo se dejo llevar por las delicadas caricias que el mayor de regalaba manteniendo la mirada en aquellos ojos tan profundos que le parecían misteriosamente cálidos.

Roses InocentesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora