Teoría del Caos [exo/mafia]

Equilibrio Inestable

TEORÍA DEL CAOS

CAPÍTULO DIECISIETE - EQUILIBRIO INESTABLE

Jongin llegó junto a Luhan con prisa al edificio aparentemente abandonado, de fachada decadente y aire triste. Las ruedas del coche aplastando aún más la mala hierba que crecía allí, conforme Luhan estacionaba el coche de manera apresurada, queriendo llegar pronto a los otros miembros del gran grupo para contarles las novedades de lo que había ocurrido en el encuentro con Kyoh — el líder y contrabandista de una ciudad vecina, el único que podría ayudarlos en el suministro de materiales para el rescate de los líderes, que debería suceder en menos de dos semanas.

El moreno abrió la puerta del auto con prisa, su mochila con la tira en el hombro balanceándose mientras caminaba apresurado y entraba por la puerta del edificio, siendo seguido de cerca por el rubio, integrante de M.

Ellos habían salido por la mañana y llegaron al destino a primera hora de la tarde, donde se encontraron a aquel que buscaban esperando en una oficina bonita, pero abarrotada de libros, sentado detrás de una gran mesa, mirándolos con una sonrisa en el rostro.

El líder de aquella organización no parecía ser más viejo que ellos mismos y su sonrisa pareció extenderse al ver que Luhan era quien entró en la oficina primero, siendo seguido por Jongin y otros dos hombres que formaban parte de la custodia del lugar.

Jongin se sintió incómodo durante todo ese tiempo, pero mantuvo una expresión neutra, con una discreta sonrisa siempre presente mientras escuchaba a Luhan hablar o al hombre llamado Kyoh refutar las propuestas.

El conquistador de K sabía hacer bien su trabajo y su labia había hecho todo en el momento que lo necesitaron para encantar a aquel hombre desconocido para él. Las mujeres eran mucho más vulnerables, pero cualquier persona podría ser conquistada, si las palabras y las acciones eran bien colocadas en los momentos correctos. Luhan también había hecho bien su trabajo, las palabras parecían fluir de sus labios como si fueran deleite para los oídos de los presentes.

Con la promesa de que en dos días ellos podrían venir con cuántos autos quisieran y tomar todo lo que necesitaran, siempre que trajeran una cantidad exorbitante de dinero con ellos, el valor acordado previamente y que no parecía afectar a Luhan tanto como había afectado a Jongin — el acuerdo estaba cerrado.

El hombre no quería sólo dinero, pero al contrario de lo que Jongin había pensado — porque, queriendo o no, Luhan había dejado sobreentendido que ellos pagarían los favores recibidos con sexo — Kyoh no los quería a ellos. Por supuesto, el líder de aquella organización desconocida para Jongin había dicho que sería un placer tener a Luhan bajo sus sábanas nuevamente, pero que no podía, teniendo en vista que él estaba a punto de casarse con la hija del líder de la organización antes considerada rival, para unir a las dos familias.

Kyoh le pidió, sólo, lealtad.

"No pasara mucho tiempo hasta que tengamos que unirnos de una manera u otra para no perecer," Jongin recordaba bien esas palabras, ese muchacho era joven, pero hablaba como un hombre con experiencia, dejando al moreno curioso sobre su vida. "Ustedes han tenido que unirse y están pidiendo mi ayuda. Llegará el momento en el que no podamos quedarnos más en silencio y necesitaremos actuar, poner fin a algunas vidas que son lo suficientemente significantes para privar nuestras noches de un buen sueño."

Jongin no cuestionó lo que decía el otro, porque era bastante obvio que se trataba de algunas personalidades claves dentro del gobierno, tal vez incluso hasta el presidente. Un golpe de estado no sería suficiente para tomar el poder, — poder que aparentemente todas las organizaciones del crimen querían tener.