¿Por qué?

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Cientos de gritos rondaban alrededor del lugar, voces sufribles agonizando, llantos desbordados, el ruido de los seres vivos estampándose contra el suelo tras ser disparados, sin justificar si eran niños, mujeres, hombres o ancianos.
El color carmesí pintaba la nieve que aún residía fuera de la casa de invierno de la familia Nikiforov en San Petersburgo. Los gritos de personas inocentes quienes no tenían intención alguna de atacar resurgían entre las sombras de los sueños del Zar.

Entonces el llanto de un bebé resonó entre tantos gritos de dolor, un llanto diferente que llamaba al Zar, un llanto que se anteponía ante tanto dolor.
El Zar despertó, agitado y sudado por la pesadilla que le consumía. Miro a su alrededor, en la habitación su pequeña hija lloraba. Se levantó de la cama, camino hasta la cuna y cuando la tomo en brazos la niña dejo de llorar, volviendo a cerrar sus pequeños ojos azules

-Mi pequeña ¿Te he asustado? Todo está bien, gracias por despertarme, no tienes de que preocuparte, no dejare que nada te suceda, siempre te estaré protegiendo. A ti, a tus hermanas y a tu madre, no dejare que nada les suceda. -Susurraba el Zar

Nicolás II llevaba más de tres meses despertando de madrugada, llevaba más de tres meses rogando por una noche de descanso debido sin la visita de aquellas pesadillas que lo acorralaban entre gritos de dolor y ríos de sangre de inocentes.

En Enero, eventos desafortunados ocurrieron sin que él lo presintiera pero aun así llevándose todo el remordimiento del acto. Gente inocente había muerto, tras una huelga pacifica que acabo en matanza a las afueras del Palacio de Invierno.
Aquel día el Zar y su familia se encontraban a las afueras de San Petersburgo, aquel día se dio la orden de atacar a gente que pacíficamente se reunía para protestar por sus derechos, el término de una guerra y una mejor calidad de vida de la que estaban viviendo. Aquel día el Zar no se enteró hasta muy tarde, cuando la orden ya estaba dada. Sin embargo la gente no lo vio de esa manera, reaccionando contra el Zar, armando un revuelo y dando lugar a lo que se conoce como la revolución Rusa, lo que preocupaba al hombre eran las consecuencias que podrían acarrear al país. Además de todo aquello, aun lo seguían las bajas de la guerra, Rusia acababa de pasar por otra racha de derrota en aquel febrero, sumando más inconformidad en la gente, sumando más muertes bajo su negligencia, la guerra debía parar pronto pero no sabía aun cuando sería aquello.

-Nicolás, ¿Está todo bien? –La voz de su mujer lo saco de sus pensamientos, asintió brevemente mientras regresaba a la pequeña Viktoria a su cuna

-Te hemos despertado, perdónanos, esa no era nuestra intención.

-Debes dejar de preocuparte tanto, eso no te traerá nada bueno.

-No sucede nada, todo está controlado – El Zar señalo su cabeza al momento que entraba de nueva cuenta a la cama

Parte de ello era una mentira por que el Zar carga con una mancha en la mente que se agranda con cada acto que realiza, por cada decisión que toma. Remordimientos que cargaría por todo lo que queda de su vida. 

 

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El Último Nikiforov (Viktuuri -YoI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora