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Frio. Pero una sensación calida al mismo tiempo. Al principio Jad no supo de que se trataba pero fue finalmente la voz que escuchaba en el interior de su cabeza la que le dió la respuesta a la pregunta que no había formulado. «Es tu sangre, idiota, esta caliente» Escucho al tiempo que se percataba de lo que estaba haciendo. Sostenia un cuchillo de cocina sobre su pecho y estaba tallando sobre su propia piel la estrella de David. «Acaba.» Le ordenó la voz con fiereza y el chico de ojos azules le hizo caso, sabía que no hacerlo le traería consecuencias...

Apartó la mirada y vio su reflejo en el cristal de lo que identificó como el comedor de una casa que no conocia, su reflejo le devolvía una mirada vacía y llena de auto-desprecio. Tenía la cara llena de sangre ajena, seguramente de la chica que yacía a sus pies agonizando y suplicando que acabara de una vez con su sufrimiento. No se preguntaba cómo había llegado a este punto, llevaba 18 años autocompadeciendose y sintiendose culpable, ahora eso se había acabado, sabía que debia hacer, el demonio de su cabeza exigia 9 sacrificios para salvar su alma y después sería totalmente libre para vivir como quisiera. «Baja de las nubes, genio, y prende la casa de una vez» Se quejó la voz y Jad sonrió con frialdad.

-Ya lo sé, cierra el pico, se lo que tengo que hacer. -Se quejó el chico, con cierto tono de burla antes de encender el cadaver de la chica y salir de la casa. «Solo te quedan 6» Le informo la voz y Jad con las manos en los bolsillos se encogió de hombros.

-Solo 6?

Jad Story {Pausado}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora