Capítulo 10

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•JESÚS OVIEDO•

Regreso a mi lujoso apartamento y entro en mi cocina americana tras dejar mi chaqueta de cuero en el sofá. Observo a Lucy tomando café junto a mi hermano y me impacta verla sonreír tanto.

-¿Qué ocurre? -pregunto curioso

-La he invitado a un café porque quería darte una noticia en persona -dice mi hermano sonriendo

Me acerco a ella y beso su mejilla muy cerca de sus labios.

-¿Qué es eso tan importante que tienes que contarme?

-Voy a publicar mi primer libro -dice ella ilusionada

-Me alegro muchísimo nena -digo sonriendo

La abrazo con fuerza besando su frente y sonríe tímidamente.

-No sabía que tu hermano era el dueño de la editorial -dice riendo

-Nuestra abuela, que en paz descanse, fundó esa editorial y siempre quiso que prosperase, a mi hermano le dejó la editorial y mi abuelo, que aún sigue bajo sus facultades mentales, me traspasó la boutique al fallecer su amada esposa

-Hablas con una ternura cuando te refieres a ellos -dice ella mostrando su dulzura

Acaricio su mejilla dulce pero delicadamente, mi hermano se marcha disimulando y nos deja totalmente a solas.

-Eres tan dulce pero a la vez, tan frágil -digo observando sus ojos

Con mi dedo índice, realizo el contorno de sus labios muy lentamente consiguiendo que estremezca con el tacto.

Su mirada choca con la mía y sigo acariciando sus labios mientras no dejo ni un sólo segundo de observarla.

-Es inevitable no perderme en el fuego de tu mirada

-¿Qué ocultas tras esa mirada desafiante Oviedo? Algo me dice que ocultas ciertos secretos que aún desconozco

-Aún no es el momento de sincerarme bonita, espera un poco más -digo sonriendo levemente

•LUCY WILDE•

La máquina comienza a emitir un ruido bastante desesperante, observo cómo su rostro se vuelve pálido y cómo su mamo deja de apretar la mía.

El miedo y la desesperación se apoderan de mí, la ansiedad comienza a recorrer mi cuerpo tras llamar al médico mientras observo cómo la pierdo.

-¡No te la lleves a ella también! -grito ahogada en llanto

Me despierto sudando totalmente asustada y con el rostro empapado de las lágrimas que fluyen de mis ojos tan peculiares.

Tapo mi rostro con mis manos temblando de la desesperación mientras sollozo en silencio sin nadie que pueda consolarme en estos momentos.

Decido llamar a Jesús sin importarme la hora, ya que es la única persona que me está apoyando desde que estoy aquí porque, ¿quién me iba a decir que un desconocido convertiría mi vida en un claro arco iris?

-Habla Jesús Oviedo -dice bostezando

-Jesús -digo con un hilo de voz

-Nena, ¿qué te pasa? -pregunta sobresaltado

-Necesito que vengas -susurro prácticamente llorando

-Dame 10 minutos -dice preocupado

Colgamos a la vez y suspiro tapando mi rostro. Minutos después escucho el rugido del motor de su moto y voy corriendo a abrirle. Tras hacerlo, le abrazo con fuerza escondiéndome en su pecho.

-Respira pequeña, todo está bien -susurra tranquilizándome

Entramos y me siento en el sofá abrazándole.

-Siento haberte despertado pero no tenía a nadie más a quien recurrir -digo suspirando

-No te preocupes -dice acariciando mi mejilla- ¿tuviste una pesadilla? -pregunta alzando mi barbilla

-Soñé que perdía lo más preciado que me queda, mi madre -suspiro mordiendo mi labio

Heridas de placer. [Jesús Oviedo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora