Capítulo 15

1.1K 61 3
                                    

•LUCY WILDE•

Tapo mi rostro suspirando y escucho la puerta abrirse rápidamente. Alzo la mirada y veo al doctor acercándose a mí.

-¿Qué sucede doctor? -digo levantándome seguida de Jesús

-Hemos conseguido estabilizarla, está reaccionando al tratamiento mejor de lo que esperábamos

-¿Puedo verla? -pregunto impaciente
Suspira y accede haciéndome sonreír.

-5 minutos señorita Wilde -recalca

-Gracias -digo emocionada

Entro a verla tras ponerme la ropa reglamentaria, típico traje verde cantoso de enfermero con una mascarilla azul claro. Agarro su mano despacio y me transmite el frío rápidamente haciéndome estremecer.

-Ahora te toca a ti luchar mi vida -susurro acariciando su mejilla

Su pálida mano reacciona lo más mínimo moviendo el dedo índice y sonrío.

-Saldrás de esta, te lo prometo -digo segura

Una mano recorre mi cintura sutilmente y sonrío al ver a Jesús apoyar su cabeza en mi hombro mientras observo a mi madre que aún no ha abierto sus hermosos ojos verdes.

-Quién me iba a decir que esa estela verde de tus ojos es heredada -dice besando mi mejilla

-Gracias por venir Jesús -digo nerviosa

-He venido por ti pequeña, primero que nada porque quiero apoyarte en estos momentos tan duros para ti, y segundo, no quiero ver ni una sola lágrima más descender por tus mejillas

Sonrío levemente observando a mi madre rodeada de cables y con el rostro algo pálido.

-¿Crees que podría llevármela a Nueva York? -pregunto finalmente- no quiero dejarla aquí sola

-No está sola, está bajo el cuidado de los médicos y de tu tía -dice serio

(...)

Me dirijo a la recepción del hospital con esperanzas de poder llevarla conmigo y me niegan la propuesta por el peligro que supone viajar en avión.

-¿No hay nada que pueda hacer? -le pregunto a la enfermera

-¿No hay nada que pueda hacer? -le pregunto a la enfermera

-Me temo que no señorita

Suspiro y giro sobre mis converse dirigiéndome hacia Jesús.

-Tranquila chiquita, ya buscaremos la manera -dice tranquilizándome

-Menos mal que te tengo aquí -digo suspirando

-Te quiero -dice él sonriendo muy cerca de mis labios

-Y yo a ti -susurro nerviosa

Roza mis labios lentamente consiguiendo que mi piel se erice, y su mano derecha acaricia mi mejilla despacio.

-Vamos a casa, necesitas descansar -susurra

-Voy a avisar a mi tía -digo poniéndome en pie

Tras avisarla y dejar a mi madre bajo su cargo, regreso con Jesús a mi acogedora casa de dos plantas.

-Ve a darte una ducha mientras preparo algo de comer -dice acariciando mi cintura

Asiento y busco ropa cómoda para ponerme de la poca que dejé antes de mudarme. Entro en la ducha y el agua recorre cada poro de mi piel; cuando termino me pongo un short gris y un top negro. Bajo a la cocina y sonrío al ver a Jesús preparando lasaña y pequeñas porciones de pizza.

-Quién me iba a decir que tendría un cocinero en casa -digo abrazándole por la espalda

-Bueno, hago lo que puedo -dice mirándome- soy un aprendiz modesto -dice riendo

Me contagia con su risa y mancha mi nariz de harina pícaramente.

-¡Oviedo! -grito- que me acabo de duchar -digo seria

-Pues te vuelves a bañar, lista -dice riendo

-Capullo -digo riendo pero tajante

-Te encanta -dice burlón

-Me encanta que seas tan optimista -digo acercándome a sus labios

-Joder, ¿por qué me provocas? -dice excitado

-Para ver cómo reaccionas teniéndome tan cerca -susurro

Muerdo su labio inferior sutilmente y finalmente uno nuestros labios en un feroz beso que incrementa su intensidad conforme realizamos movimientos lentos.

-Dios, no me hagas esto -susurra mordiendo su labio

-Se te quema la lasaña -digo cortante

Hace un gesto de total sorpresa y comienzo a reír al observar su expresión facial. Sirve la lasaña seguida de las porciones de pizza y comemos entre risas y sonrisas mutuas.

-Me gustaría preguntarte algo -dice totalmente serio

-¿El qué? -pregunto curiosa pero a la vez, nerviosa

Se marcha unos segundos y regresa con algo escondido en la espalda y se arrodilla ante mí haciendo que tape mi rostro.

-Mi hermoso ángel, ¿quieres formar parte de mi vida? ¿Sin tapujos, obstáculos ni mentiras? -pregunta extendiendo un ramo de rosas rojas con un pequeño oso de peluche entre cada una

-Dios Jesús -digo boquiabierta

-¿Qué me dices? -dice pícaro

Uno nuestros labios tímida pero ferozmente y muerdo su labio para finalizar el beso de forma dulce.

-¿Eso responde a tu pregunta? -digo tímida

-No mucho, prueba otra vez -dice haciendo pucheros

Vuelvo a unir nuestros labios y susurro un 'te quiero más que a nada' sobre sus suaves y carnosos labios.

-Gracias por regalarle a mi corazón una felicidad plena -susurra rozando su nariz con la mía

-¿Una felicidad plena? -frunzo el ceño curiosa

-Sí, porque ya tengo la pieza que faltaba para completar el puzzle que anteriormente estaba roto en pedazos -susurra dulcemente

Heridas de placer. [Jesús Oviedo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora