La soledad se siente, aún estando acompañada.

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La pintura se fue, junto con su muñeca de trapo,

un espejo apareció y los libros se transformaron.

Ya no estaba El Principito, ti tampoco el Ruiseñor y la rosa.

Olvidó los clásicos, comprando revistas famosas.

Dejó su cabello largo y las gafas abandonó,

pues con el pasar de los inviernos algo en ella cambió.

El timbre sonaba; sus amigas llegaban.

Y a través del espejo practicaba sus sonrisas.

Se vestía muy lindo, pero infeliz se veía.

Y poco a poco el dolor
en mi pecho crecía.

Ein Monster in meinem Wandschrank.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora