Dos días.

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Mi pequeña vino hace dos horas, despierta y muerta a la vez.

Llegó con los ojos rojos, hinchados y muertos también.

Mi niña se echó en su cama y sacó algo de su bolsillo.

Tomó un poco de agua y movió su brazo; con un suspiro.

Mi niña quedó tranquila.

Quedó quieta y ya sin brillo.

Mi niña quedó dormida.

Cerró los ojos y suspiró.

Ese día salí de mi armario,
me acerqué a su fino rostro.

Ese día observé sus ojeras,
miré sus pecas y pálido tono.

Me paré derecho y la luz murió.

Me recosté a su lado y el tiempo siguió.

Miré el armario una vez más.

Abracé a mi niña.

Y cerré los ojos.

Ein Monster in meinem Wandschrank.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora