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– Yo quiero helado de vainilla – dije sonriendo.

Adrian frunció el ceño y sonrió.

– Odio el helado de vainilla – a lo que yo le sonreí.

– Te jodes – nos sentamos en el pasto del pequeño parque.

– ¿Y por que vinimos? – murmuré, luego de terminar mi delicioso helado de vainilla.

Amo, todo lo que sea de vainilla.
Es como la Nutella, para Anna. Yo amo la vainilla.

– Porque no quería tocar el violín – dijo encogiéndose de hombros.

– Ibas a ir solo con... tu amigo pelirrojo – el sonrió, mostrando sus dientes blancos.

– Alex – lo mire confundida.

–¿Qué? – se levantó, del asiento.

– Ese es el nombre, del pelirrojo, se llama Alex.
Y no quería caminar a su lado, escuchando los maravillosos, meses de noviazgo de ambos – y la idea llego a mi cabeza.

¿Es que en serio soy idiota que no puede notar las miradas románticas?

– ¡Celos! – dije en voz alta, Adrián me miraba con una pizca de terror.

– ¿De qué hablas? – murmuró, confundido.

Era demasiado, obvio.
Su drástico cambio cuando estaba con la pareja, a cuando estaba solo con su amigo.

Yo tendría la misma actitud si Anna estuviera con Demian.

– Estas enamorado de Elena – su mirada se volvió fría al instante.

Mi nombre es AfroditaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora