Sentí como alguien me zarandeaba y lentamente abrí los ojos, siendo cegada por tanta claridad.
-Noah, ¿qué hora es?
-Las 7, deberías despertar a tu nuevo amiguito antes de que vengan las demás a ducharse, no querrás ser el tema del día en el desayuno.
Entró en la zona de las duchas, dejándome confusa. Intenté levantarme pero un brazo me lo impedía. Al girarme vi como el señorito Ñiguez dormía plácidamente abrazado a mi.
Por un momento había olvidado la que me lió anoche.
-Fuera de mi colchón, ¡ahora!
Emitió un ruido. Supongo que era su forma de quejarse.
-Saúl, viene el Cholo.
Rápidamente abrió los ojos. Ayer, hablando con Simeone, me comentó que la única forma de conseguir que los chicos hagan algo, es amenazándolos con decírselo a él, ya que sus castigos siempre son muy duros.
-¿Qué hora es?
-Las 7, vete, las demás chicas vendrán en nada.
Refunfuñando se levantó y se fue sin decir adiós.
Decidí ducharme ya porque dormir sería imposible. Busqué ropa y un par de toallas y me fui hasta la zona de donde provenía la voz de Noah, que estaba cantando a todo pulmón una canción de Ed Sheeran.
Me metí en la ducha contigua y no tardé mucho en estar lista. Cuando salí, lo primero que me encontré fue a mi amiga con una cara un tanto pícara.
-¿Vas a contarme qué tal tu noche o voy a tener que imaginármelo?
-No pasó nada.
Fui a colocar mi colchón de una manera que no incomodara a nadie, ya que estaba en medio del vestuario. Espero que a las demás no les moleste, ya que pienso seguir durmiendo ahí. Obviamente sin Saúl.
Noah y yo fuimos directas al restaurante, aunque era temprano y no había casi nadie, ya que hasta las 9 no era el 'desayuno oficial'.
Igualmente nos tomamos un café mientras esperábamos a que pasara el tiempo. Yo cada vez tenía más sueño, necesitaba distraerme o terminaría durmiéndome encima de la mesa.
-¡Te voy a matar!
Con 'distraerme' no quería decir 'traedme a Ñiguez a incordiarme un poco'.
-¡Mira mi pelo!
Levanté la vista para verlo y estaba completamente rojo, sí que funcionó lo de echarle tinte al champú.
-¿Por qué me echas la culpa de todo lo que te pasa?
-¡Sé que fuiste tú!
-No tienes pruebas.
Sonreí inocentemente y poco a poco el restaurante se empezó a llenar de gente.
Cuando ya estábamos desayunando de verdad, Saúl no dejaba de molestarme. Era peor que un niño pequeño cuando no recibe la atención que quiere.
Noah mientras tanto, hablaba entretenidamente con su querido amor platónico, Antoine.
Así que para que Saúl entendiera que no quería hablar con él, entablé conversación con la persona que tenía a mi derecha.
Resultó que era la niña, que en realidad no era tan niña. Tenía 16 años y no le gustaba el fútbol. Pero decía que había unos cuantos jugadores que le atraían. En concreto Ñiguez.
Ella no tardó en hablar con su familia, por lo que no me quedó otra que dejar de ignorar a Saúl. Era eso o aburrirme ya que Noah seguía hablando con el francés. ¿Cómo habla con él sin fangirlear? Si es decir su nombre y ya está gritando como si le hubiese tocado la lotería.
-¿Me vas a decir cómo me quito esto? -señaló su pelo la persona que tenía a mi izquierda-
-Dura solo un par de lavados, deja de actuar como si fuera el fin del mundo.
-Es el fin del mundo. Me queda mal.
-El rojo no te queda mal, un respeto a tus colores.
-En la ropa me queda jodidamente bien, pero en el pelo no.
-Me encanta tu modestia, sigue así.
Rodó los ojos pero no me dejó en paz.
-Me voy a vengar.
-Suerte con eso.
-¿No me crees capaz?
-Capaz te creo, pero de ahí a que te salga con éxito hay un paso.
-Esto es la guerra, pequeña Alissa.
-Llámame pequeña otra vez y te castro.
Ni 24 horas llevaba aquí y ya estoy en una ¿guerra?
Definitivamente yo no nací para hacer amigos.
Un par de horas después nos encontrábamos todos haciendo algo aburrido. Yo me esperaba que esta semana fuera más interesante, pero es todo deporte.
Igual estás en un estadio de fútbol, ¿qué pretendes? ¿ver películas?
Tocaba ponernos por parejas y al buscar a mi amiga con la mirada vi que ya hablaba animadamente con Antoine. Genial, encima estoy sola.
-Hola, ¿nos ponemos juntos?
Asentí sonriente mirando a Koke. Al menos con él me llevaba bien, ¿no?
Vi como Saúl me miraba con una sonrisa maliciosa. No sé por qué, pero creo que hoy voy a comer bastante césped.
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Un último adiós - Saúl Ñiguez
FanfictionNo queda mucho para la demolición del que ha sido nuestro hogar desde 1966 y para darle una despedida digna, han organizado una especie de campamento en el estadio. Toda la plantilla del Atleti y unos cuántos afortunados podrán pasar una semana dent...