Sweet Dream (Destiel)

2

Castiel se preparó mejor. Le dio de comer al perro. Se puso un poco de perfume. Mentiría si dijera que ese perfume no lo hacía recordar a Dean. Recuerda el día que lo compró. Lo acompañó a la tienda luego de una linda tarde.

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-Ey, paremos aquí, quiero comprarme un perfume - le dijo Dean a Castiel, con una hermosa y enorme sonrisa plasmada en su rostro.

-¿Para qué lo quieres? No necesitas perfumes - le dijo Castiel, con el seño fruncido.

-Lo quiero para tener un lindo aroma cuando hagamos cositas sucias - Dean lo miró con cara pervertida.

-Pero no lo necesitas - Castiel se le iba acercando - eres hermoso y no me importa que tengas olor a perfume o no, lo que importa es que hagas lo que te pido - ahora Castiel miraba a Dean con una sonrisa picara mientras pasaba sus brazos alrededor del cuello de Dean, y luego lo besó en los labios.

-Que asco - una señora homofobica que pasaba por su lado los vio besarse.

-Asco me da su cara anciana cadáver-  le dijo Dean con una sonrisa de las suyas.

-Dean - lo retó Castiel.

-Lo siento Cas, se que no te gusta que insulte al prójimo, pero la vieja se lo buscó. Ahora compremos un perfume.

Luego de unos minutos.

-Hace media hora estamos aquí y no te decides por uno Dean.

-Quiero escojer el adecuado para ti - la vendedora los miró con una sonrisa, ella no era homofobica - me llevo este entonces.

Esa noche Dean estrenó su nuevo perfume. Castiel no quería decírselo para no darle la razón pero ese perfume lo hacía mucho mas sexy de lo que ya era.

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Que lindo día había sido ese, pensaba Castiel en su mente. Salió de la casa, y empezó a caminar las interminables cuadras hacia la universidad. Ya empezaba a encontrar estudiantes cuando vio el viejo Impala a las afueras de la universidad. Se asomó para ver dentro y vio a Sam.

-Hey Sam ¿Que haces aquí? - Sam se volteo para verlo.

-Hola Castiel - le dijo Sam, con un tono alegre que al mismo tiempo parecía aliviado.

-¿Por qué ese tono? - Castiel estaba preocupado.

-Nada es que... Bien te voy a decir la verdad - Sam salió del auto para poder tener más cerca a Castiel y no tener que gritarle - he venido aquí todos los días, aunque tu no te hayas dado cuenta - Castiel si se había dado cuenta. Pero simplemente decidió callarse, con Sam cerca se sentía protegido y sabía que podía contar con él - vengo para verificar que estes bien. He venido todos los días desde lo de Dean. Castiel, sé cuanto lo amabas, por eso quiero que la depresión no te lleve a hacer cosas tontas.

-Gracias Sam, sé que puedo contar contigo para lo que sea, eres el mejor - abrazó a Sam y éste le devolvió el abrazo - la verdad me está costando mucho seguir adelante sin él. Noto su ausencia en cada parte de mi casa, en cada segundo de mi vida, pero... Mejor paremos esto porque no quiero empezar a llorar.

-Está bien, sabes dónde buscarme si me necesitas.

-Claro, adiós Sam.

-Adiós... Y... Dile a tu hermano que lo espero esta noche en mi casa.

-Claro, adiós.

Castiel entró en la universidad. Veía cada centímetro del pasillo y no entendía por qué. Caminaba para su salón cuando por fin apareció su mejor amiga, su salvadora, su hermana, la pelirroja Charlie.

-¿Qué hay azulado? - le decía así por sus ojos.

-Hola Charlie.

-¿Cómo estás? - y ahí va. Otra vez. Ya lo tiene harto sobre que le pregunte esto todos los días. Recuerda cuando Dean hacía eso, siempre se enojaba y lo dejaba sin sexo durante 2 semanas, o no le compraba pie.

-Estoy bien Charlie, deja de preguntar eso cada vez que me ves entrar.

-Lo siento pero como tu amiga necesito saber si estás bien... Entonces, ¿lo estás?

-¿Qué? - no entendió sobre qué hablaba.

-Si estás bien.

-Si, ya sabes, lo de siempre.

Sonó el timbre y entramos a nuestro salón. Castiel como siempre se sentó  en su lugar, obviamente con Charlie. Todos entraron en el salón. Pero había algo diferente. Trataba de pensarlo pero no sabía decirlo. Ya lo dedujo. Hay un chico nuevo en el salón...