Onírico

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Lo único que se escuchaba en la sala eran los pitidos del  electrocardiógrafo marcando los signos vitales de alguien. Nada más abrir los ojos, la joven notó el ardor de una vista desenfocada buscando adaptarse a la luz natural que entraba por una cristalera en forma de cruz tras un despacho. Sentía a una persona a su lado, más las jaquecas de impedían girar la cabeza para verlo.

-Oh, señorita Miles, está despierta. No haga movimientos bruscos o se hará daño.

-¿C-como que Miles? –No entendía nada, su apellido no era ese ¿Qué estaba pasando?

-Colabore, le explicaremos todo a su debido tiempo. Ahora solo cálmese.

Si por ella fuera, ya se habría levantado de esa máquina del demonio, ruidosa e incomoda a más no poder. De pronto y sin explicación alguna, el dolor desapareció instantáneamente, no desaprovechó ni dos segundos para girar y mirar a la presencia cercana; era César, aquello la dejó aún más confusa. Pero eso no fue todo, solo bastó un pestañeo para que esa persona cambiase completamente de aspecto tornando a una ya conocida, pero solo la había visto en sueños; Desmond Miles.

-Nada es verdad.

-¿Qué?

-Cuando me trajeron aquí tenía miedo de que pasaría si trataba de defenderme, ahora tengo miedo de que pasará si no lo hago.

-¡No entiendo lo que dices!

-Todo está permitido.

Tras eso, todo el techo de la sala comenzó a desprenderse y después le siguió el suelo el cual se partió por la mitad precipitándose en la brecha todo el interior del lugar, incluida Shanon. La muchacha gritó a pleno pulmón mientras caía, al menos hasta que notó que estaba nuevamente tumbada sobre algo.

-Shanon.

Esa voz, le era familiar, femenina. Abrió los ojos vagamente, tenía delante a la madre de Adelaila.

-Tranquila, estás a salvo. –Y era la verdad, se encontraba en la habitación de invitados de la casa de su amiga, había sido un mal sueño.

-Parece que tus pesadillas son agitadas. ¿De que trataban?

Shanon negó con la cabeza, no le apetecía hablar de ellas ahora, y menos con una persona con la que no tenía suficiente confianza.

-Sé que tienes muchas, tu subconsciente está gritándote algo que no quieres ver.

-Eso es una tontería que no me deja dormir, ya se irá.

-No creo que las tonterías le quiten el sueño a alguien. Bueno, cuando quieras baja a la cocina y come algo; has estado muchas horas dormida.

-¿Cuanto? -La mujer revisó el reloj.

-Unas ocho horas. Te esperamos abajo.

Nada mas salió, Shanon hizo una mueca, no le agradaba en demasía la madre de su amiga. César solía expresarle más "cariño" que aquella mujer, hablar con la susodicha era como hablarle a un cubo de hielo, indiferente y poco agradable, casi como si tratase con una hija bastarda indeseada y no como la mejor amiga de su hija. Se tomó unos momentos para volver a ubicarse del todo y tras ello se dirigió al baño para asearse un poco. Ya estando algo mas cómoda y tranquila, decidió bajar a atender su hambriento estomago. El suelo estaba tan limpio que ni le importó andar descalza por el lugar, es más, le vino hasta bien pues los adultos tenían un tema de conversación realmente extraño.

-Deberíamos considerar el ponerle escoltas ocultos o algo. Su ADN es una bomba de relojería y oro en bruto para los Vástagos de Juno, si se la llevan... -César dejó el vaso de café sobre la mesa.

Assassin's Creed ResurfaceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora